“Desde que la playa de Las Catedrales fue considera por Lonely Planet como una de las mejores del mundo, hay que pedir a la Xunta un pase para poder visitarla con al menos 30 días de antelación”. Es lo primero que nos explicaba nuestra guía al cruzar desde Asturias a Ribadeo, el pueblo con el que da comienzo A Mariña Lucense, una comarca situada al norte de la provincia de Lugo que en los últimos años ha visto cómo el número de visitantes nacionales e internacionales se incrementaba de manera significativa.
A pesar de su aislamiento histórico, debido a su particular orografía montañosa y a la falta de infraestructuras en materia de comunicaciones, A Mariña Lucense siempre ha sido el hogar de grandes tesoros gastronómicos como la merluza de pincho de Celeiro, la faba de Lourenzá o el bonito de Burela; lo que explica parte del nuevo interés. Estos ingredientes, junto con su rica tradición culinaria y su imponente belleza paisajística, han atraído la atención de chefs y expertos gastronómicos que ven un enorme potencial en la región para posicionarse como un destino gastronómico de referencia en Galicia.
Rocío López, presidenta de la Mancomunidad de Concellos da Mariña Lucense, explicaba este lunes en las jornadas AMODO, Conversas Arredor da Gastronomía da Mariña, que la comarca está apostando por un nuevo Plan Director de Turismo Gastronómico, que cuenta con una inversión de 130 millones de euros. Este plan busca responder a la creciente demanda del sector, no solo para mejorar las infraestructuras turísticas, sino también para crear una estrategia que consiga posicionar a la región. Las jornadas se celebraron intencionadamente en el auditorio de la antigua fábrica de Sargadelos, ubicada en Cervo, un referente no solo por sus cerámicas, sino también por haberse convertido en símbolo de la cultura gastronómica gallega.
El sitio
Las jornadas se celebraron en el auditorio de la antigua fábrica de Sargadelos, símbolo de la cultura gastronómica gallega
Durante el encuentro se puso sobre la mesa un interesante dato proporcionado por Turespaña: un 24% de los turistas extranjeros que visitaron nuestro país en 2022 realizaron actividades gastronómicas. Esto subraya el interés por las experiencias auténticas y la creciente tendencia hacia la búsqueda de destinos menos conocidos, lo que hace que la Mariña Lucense tenga una oportunidad única para atraer a este tipo de turistas.
David Mora, director del máster de turismo gastronómico del Basque Culinary Center, subrayó a su paso por el escenario de la Antigua Fábrica Sagardelos que es clave que los territorios se enfoquen en crear experiencias auténticas que no solo respondan a las demandas de los turistas, sino que también promuevan la cultura local. Entre las medidas sugeridas destaca la colaboración público-privada, el desarrollo de una marca corporativa que represente la gastronomía local y la creación de experiencias turísticas que no solo fomenten el turismo, sino que también promuevan la sostenibilidad y el respeto por las tradiciones culinarias.
El dato de Turespaña
Un 24% de los turistas extranjeros que visitaron nuestro país en 2022 realizaron actividades gastronómicas
Como explicó la cocinera gallega Lucía Freitas, quien cuenta con una estrella Michelin en su restaurante A Tafona de Santiago de Compostela, el turismo gastronómico no debe centrarse únicamente en la atracción de turistas, sino en preservar la identidad cultural y gastronómica del territorio para beneficio de la comunidad local. “El foco está casi siempre puesto en los grandes chefs, pero también debe de estarlo en los productores locales”, decía la cocinera, quien lidera el proyecto Amas da Terra, promoviendo una cocina de proximidad que tenga en cuenta las tradiciones y la innovación y enfocándose en la inclusión de la mujer en el sector gastronómico. Algo que el pasado lunes la valió ganarse el primer Premio Merlín, concedido por el Colectivo Gastronómico da Mariña Lucense.
Además, en las jornadas participó Pep Palau, fundador del Galicia Fórum Gastronómico, quien recomendó priorizar la identidad territorial y la promoción de la gastronomía local como pilares de una estrategia turística sólida. Según Palau, es esencial recuperar cultivos, razas animales y especies marinas autóctonas, así como fomentar la colaboración con los productores locales para crear un modelo de turismo sostenible en la zona
El foco está casi siempre puesto en los grandes chefs, pero también debe de estarlo en los productores locales
Este enfoque fue apoyado por chefs como María Solivellas, de Ca Na Toneta en Mallorca, quien destacó que la gastronomía debe ser una herramienta para conservar la identidad cultural de los territorios, en lugar de ser un simple motor económico. “El turismo no tiene que ser el fin, sino una parte de un proceso que ayude a generar una economía sostenible para la sociedad”, decía la cocinera, explicando la otra cara de la moneda: cómo el impacto del turismo ha afectado profundamente a las comunidades locales de su isla. “Existe el peligro de morir de éxito. Los mallorquines ya ni podemos ir a la playa en verano", añadía, reivindicando esa parte que nunca se debería pasar de alto a la hora de poder un nuevo destino de moda.