Hasta aquí hemos llegado

FUTUROS IMPERFECTOS

Hasta aquí hemos llegado
Consejero editorial

Wells, en La guerra de los mundos, hace que una nave marciana caiga sobre un campo en las afueras de Londres. Las autoridades envían una delegación con bandera blanca, encabezada por un astrónomo para intentar entenderse con ellos. Pero cuando están a poca distancia son fulminados con un rayo catódico. Los diputados de Junts que aterrizaron en Madrid son vistos por PSOE y PP como extraterrestres que no saben cómo van a reaccionar ante cualquier movimiento político. Es más, cuando parece que han cogido confianza, les pueden fulminar con sus iniciativas o sus votaciones.

Junts es hoy lo que es y no queda claro que sea lo que a muchos les gustaría. Pero tiene un líder que marca el paso en la distancia y al que nadie se atreve a discutirle nada, por la épica de la que se ha investido más que por la lógica de su discurso. Sin embargo, en esta particular guerra de los mundos Carles Puigdemont se mueve con habilidad, lo que no significa que no acabe en desastre. ¿Desastre para quién? Igual podría ser para todos como en la novela de Wells, hasta que lo inesperado salva al mundo. No queda claro que lo inesperado rescate a la política española, que tiene un árbitro que se inventa las reglas y hace sonar el silbato a su antojo.

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Siu Wu / Efe

Hoy, vamos a ver cómo responden en Marte, perdón, en Waterloo, a la negativa del Gobierno de Pedro Sánchez a admitir la cuestión de confianza en el Congreso. Las cuestiones de confianza son una iniciativa que corresponde solo al Ejecutivo, no al Parlamento. Pero en el juego de estrategia de Puigdemont con ello quiere demostrar que es él quien tiene las llaves de la legislatura y que puede volverlos locos a todos con sus propuestas de algo riesgo.

El Gobierno considera que Junts pretendía humillarlo con su moción de confianza

Y mientras, Junts tontea con el PP, que sueña con una moción de censura que anticipe elecciones y le devuelva al poder sin necesitar los escaños de Junts, a quienes volverían a enviar a Marte, al tiempo que condenaría a Puigdemont a acabar sus días como pensionista en Bélgica.

El presidente de Junts ha querido humillar a Sánchez y este no se lo ha permitido, a riesgo de que la particular guerra de Puigdemont no tenga el final tranquilizador de la obra de Wells.

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