Gérard Depardieu, durante decenios el mayor monstruo sagrado del cine francés, capaz de encarnar a todos los grandes personajes de la literatura nacional, afronta hoy y mañana el papel quizás más desagradable y difícil de su carrera ante el tribunal correccional de París. El actor, de 76 años, es juzgado por las presuntas agresiones sexuales a dos mujeres —una ayudante de realización y una decoradora— durante el rodaje de Les volets verts , una película de Jean Becker, en el 2021.
Depardieu se ha presentado a su cita con la justicia alrededor de las 13.30 horas, aunque ha persistido la duda de su comparecencia hasta el último momento. Existía el precedente del pasado octubre. El actual proceso debía de haber tenido lugar entonces, pero el artista alegó, mediante certificado médico, sus múltiples problemas de salud, desde su cuádruple bypass coronario a la diabetes, y la audiencia fue aplazada. Esta vez podría recurrir de nuevo a la estrategia dilatoria.
Desde que estalló a escala mundial el escándalo #YoTambién, ha habido numerosas revelaciones en Francia con personalidades conocidas implicadas, desde directores de cine a presentadores de televisión, pero ninguna de ellas con el impacto mediático y emocional de Depardieu, un auténtico símbolo de la cultura francesa contemporánea. Todo el mundo sabía que era un hombre de excesos de todo tipo, con una niñez y juventud problemáticas, pero comprobar hasta qué extremo pudo haber llegado en su conducta de abuso a las mujeres provocó un shock. Sin embargo, además de la familia, un grupo de incondicionales lo sigue defendiendo a capa y espada. Incluso el presidente Emmanuel Macron, en uno de los momentos álgidos del caso, insistió en su condición de “inmenso actor que enorgullece a Francia”, un elogio por el que fue criticado.
La acusación se remonta al rodaje de 'Les volets verts', una película de Jean Becker, en el 2021
Las dos acusadoras en el actual juicio lo denunciaron por asaltarlas en pleno rodaje, manosearlas y lanzarles propuestas con lenguaje vulgar y obsceno. En uno de los casos, la agredida fue salvada por el propio guardaespaldas de Depardieu. El actor fue obligado a excusarse, aunque lo hizo de modo provocador e insultante.
Depardieu ha sido objeto en los últimos años de una veintena de acusaciones de otras tantas mujeres por hechos parecidos o más graves, incluidas al menos dos por violación. Una de ellas la presentó la actriz francesa Charlotte Arnould y otra la periodista, fotógrafa y actriz española Ruth Baza (por un hecho ocurrido en 1995). El artista siempre ha negado haber agredido o forzado a ninguna mujer.
Las acusaciones sobre abusos sexuales no son el único quebradero de cabeza de Depardieu y sus abogados. El actor fue objeto recientemente de un registro en su domicilio por las sospechas de fraude tributario, al sostener que vivía en Bélgica cuando en realidad pasaba la mayor parte de su tiempo en Francia.
Depardieu ya casi cayó de su pedestal hace unos años cuando, en protesta por la presión fiscal francesa, adquirió la nacionalidad rusa. De hecho, el actor siempre ha sentido debilidad por los regímenes autoritarios, ya fueran la Rusia de Putin, Cuba o Corea del Norte.
Según publicó ayer La Tribune Dimanche, Depardieu se siente bastante abatido por su situación. Una de las personas que le ayudan a resistir es su compañera desde el 2017, la actriz y productora checa Magda Vavrusova, de 40 años. En diciembre del 2023, Vavrusova escribió en la red X: “Me enamoré de un hombre único, humano, insolente, provocador, vulgar, excesivo, extraordinariamente cultivado, talentoso como nadie, pero sobre todo libre...”. Según esta última novia, Depardieu carece de autoestima, intenta solo llamar la atención y a veces descarrila.
El actor y Vavrusova viven entre su casa de París, en el distrito 6, y la finca de viñedos, el château de Tigné, con un castillo del siglo XV, en la región de Anjou. Depardieu se arriesga a ser condenado a cinco años de cárcel y una multa de 75.000 euros.