Betsy Túrnez, actriz de 'El 47': “Cuando estamos un domingo, todos en la cama, Miki, Peter, Sam y yo, la sensación es de que está toda la familia reunida, son mi hogar”

Familias famosas

La actriz, una de las protagonistas de 'El 47', película premiada con cinco Goyas, recuerda la vez que, trabajando un personaje en casa, Sam se dio tal susto que incluso le bufó: “Puse la voz del personaje y salió corriendo porque pensó que era otra persona”.

Betsy reflexiona sobre la vida con Peter y Sam: “Vivir con ellos te hace desarrollar los sentidos, llevarlos más allá, porque tienes que comprenderlos y comunicarte de una forma determinada”

La actriz Betsy Túrnez comparte su vida con Peter y Sam, sus dos gatos

La actriz Betsy Túrnez comparte su vida con Peter y Sam, sus dos gatos

Fabian Morassut

Si hay algo que pocas personas saben de Betsy Túrnez es que, detrás de esa increíble actriz, hay dos “actores” secundarios que desempeñan un papel principal en su vida.

Ellos son Peter y Sam, dos felinos encantadores, muy, muy tiernos, que comparten una conexión profunda y llena de amor con una de las protagonistas de la premiada película en la reciente edición de los Goya, El 47.

Tanto Peter, un espectacular pretty short hair, como Sam, un siamés capaz de hipnotizar a cualquiera con su mirada, son en gran parte los responsables directos de la felicidad de la actriz. Betsy ha participado en series como Cites, Venga Juan, Mano de hierro, La Mesías, Kubala, Moreno y Manchón o La peluquería.

De ella, podríamos pasar horas hablando, pero no va a ser así. Hoy son Peter y Sam quienes, con su mirada profunda y su ronroneo constante, nos darán su perspectiva sobre lo que es la vida con una actriz de éxito y cómo su presencia transforma el día a día en su hogar.

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El equipo de la película ´El 47´ a la finalización de la 39 edición de los Premios Goya de la Academia de Cine que se ha celebrado en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Granada

Miguel Angel Molina / EFE

En un mundo de personajes famosos, envueltos en glamour, deslumbrados por focos y en medio de una vida llena de largas jornadas delante de una cámara, estos dos pequeñajos nos recuerdan que la verdadera estrella a veces no es la que brilla en la pantalla, sino la que se acurruca a tu lado, en silencio y con ternura, todos los días.

Peter, Sam, Betsy, bienvenidos…

Muchas gracias, Edu.

Betsy, si tuvieras que definir a Peter y a Sam con tres palabras, ¿cuáles serían?

Peter sería un monje budista, muy tranquilo pero un poco chantajista emocional, y Sam es ansioso, cariñoso y muy inteligente.

Son de razas distintas y tienen un carácter muy marcado, ¿cómo influye su personalidad en tu vida diaria?

Haciendo mucha compañía. A veces pienso que, si no estuvieran, sentiría una soledad enorme en la casa. Juego mucho con ellos, pero de forma diferente con cada uno. Sam es un portero increíble, pero increíble, y estoy segura de que, si pudiera, lo ficharía el mejor equipo de fútbol; entonces, claro, esto a mí me da mucha vidilla. O sea, en un momento en que a lo mejor estaría tirada en el sofá mirando el móvil, por decir algo, pues estoy jugando con ellos. También, si estás pasando un mal día, los sientes a tu lado; de hecho, Peter siempre me lame las lágrimas. Luego, también, se forman rituales. Es como cuando tú tienes pareja, que inevitablemente se crean unos hábitos, y lo más duro es cuando pierdes a ese alguien con quien los habías creado porque conforma tu vida. Yo, todas las mañanas, pongo el despertador 20 minutos antes para pasar ese tiempo con ellos. Con Peter, cuando me hago el desayuno, él sube a la mesa, espera su chuche, yo se la doy a pedacitos y luego baja. Sam es distinto, se espera abajo y, cuando ya he acabado de desayunar, sabe que se la doy a él. Son rituales.

Vivir con ellos te hace desarrollar los sentidos, llevarlos más allá, porque tienes que comprenderlos y comunicarte de una forma determinada

La actriz Betsy Túrnez comparte su vida con Peter y Sam, sus dos gatos
Betsy Túrnezactriz

Tengo entendido que, de la camada, a Peter no lo escogiste por su belleza. Te fijaste en algo que, para ti, incluso en tu vida personal, es mucho más importante…

Sí, en que era el más simpático y el más curioso. Yo también lo soy desde muy pequeñita. Recuerdo que, mientras todos jugaban, él se acercó a mí curioseando y pensé: “Este es Peter”.

Al principio, decía que la mirada de Sam es hipnótica, pero tiene una peculiaridad que te llamó la atención desde que lo viste por primera vez y que, de hecho, fue el motivo por el que lo adoptaste…

Sí, porque es bizco. Más que bizco, estrábico. Es que te voy a decir una cosa: hay algo en las personas estrábicas, como Christopher Lambert o Madeleine Stowe, que me atrae mucho. Los encuentro súper atractivos.

No todos los gatos llevan bien el viajar, sea en coche, en avión o en autobús. Peter y Sam, ¿han cogido contigo el 47?

No, no han cogido ni un taxi. Bueno, un taxi sí, para ir al veterinario, pero no me los llevo de viaje y mira que me tienta mucho la idea. Cuando me voy de vacaciones, en verano, el máximo que me voy son tres semanas, porque tengo a alguien que me hace de canguro, pero siempre pienso en llevarlos conmigo. Lo que pasa es que, así como los perros son más del dueño, los gatos son más de la casa. Si me fuera unos meses, sí que me los llevaría, pero, por poco tiempo, no los voy a marear.

A todo esto, ¿por qué Peter y Sam?

A Peter lo llamé así por la película Los amigos de Peter, que además me encanta. En su momento, la vi como dos o tres veces y pensé: “Yo soy una persona muy sociable y quiero que mi gato sea amigo de mis amigos”, por eso le puse ese nombre. A Sam le puse ese nombre como homenaje a José Luis Sampedro, un hombre al que yo adoraba.

Betsy, ¿cuál ha sido la última vez que te han sorprendido sin tú esperarlo?

Esta pregunta no es fácil… A veces, verlos dormir totalmente encajados como dos piezas de un puzle, con Peter pasando la pata por encima de Sam, abrazándolo. Cuando llegué a casa y lo vi, no me lo podía creer, era una imagen preciosa. Además, ellos no llegaron a la vez a casa, por lo que, como los gatos son territoriales, se podría haber planteado un problema inicialmente, aunque nunca fue así. Cuando adoptamos a Sam, nos dieron unas pautas que facilitaron mucho su entrada en casa. A medida que va pasando el tiempo, los veo más como hermanitos, lo que me regala imágenes preciosas.

Peter es uno de los compañeros felinos de la actriz Betsy Túrnez

Peter es uno de los compañeros felinos de la actriz Betsy Túrnez

Betsy Túrnez

Peter es un gato muy zen y Sam es lo opuesto, ¿él es quien te pone las pilas?

Sí, un poco sí. Es el que más me reclama jugar, pero también el que me pone más nerviosa y puede sacarme de quicio. Sam tiene un maullido muy agudo, de siamés, que se te mete aquí. Sobre todo lo hace cuando él decide que ya es hora de que dejes de dormir y te levantes. Si ese día quieres dormir un poco más, lo quieres matar. (Risas…)

Siendo tan distintos, ¿de qué forma se complementan? ¿Saltan chispas alguna vez?

Bueno, es Sam, sobre todo, quien le toca las narices a Peter, aunque alguna vez ha sido al revés y he pensado: “¡Ah! Mira, Peter también es un poco cabrón", ¿sabes? Pero, sobre todo, es Sam quien demanda mucha atención, ya sea a nosotros o a Peter. Aunque jamás en la vida se han hecho daño, y a veces le toca mucho los huevos, siempre acaban jugando por toda la casa.

Betsy, siendo actriz, ¿alguna vez has tenido que grabar algo en casa y ellos, en plena escena, han dicho “¡Corten!”?

¡Esto es típico! La mayoría de veces he tenido que repetir y entonces he cerrado la puerta, pero claro, cierro la puerta y, ¿qué pasa? Que se ponen a maullar. ¡Oh, no! ¡Es peor todavía! Alguna vez lo he podido integrar; a veces, cuando interpreto, aprovecho el entorno, incluso puede sumar.

Los horarios de rodaje son, en ocasiones, muy exigentes. ¿Cómo te organizas para tener tu momento con ellos?

Normalmente, cuando te levantas a las cinco de la mañana, a las siete y media u ocho de la tarde ya estás en casa, por lo que siempre acabas teniendo un rato con ellos. También es verdad que, a diferencia de una persona que tiene un horario de ocho a seis cada día, en nuestro oficio tenemos muchos días libres, lo que me permite tener más margen en ese sentido. A lo mejor tengo unos días en los que estoy muy poco tiempo en casa, pero luego, por contra, hay un montón que sí lo estoy.

Son únicos para mí porque son como mis hijos, los siento así, son mi familia

La actriz Betsy Túrnez comparte su vida con Peter y Sam, sus dos gatos
Betsy Túrnezactriz

Más allá de tópicos, ¿qué te dan y qué les das tú a ellos?

Bueno, yo les doy cobijo, les doy comida y muchísimo cariño. Peter y Sam, por su parte, me dan mucho cariño y una compañía especial, porque no es la misma que la que te puede dar un humano. Luego está eso del código del animal, que es diferente, porque tú estás acostumbrado a relacionarte con las personas hablando y, claro, con un gato no puedes hacerlo, así que te relacionas de otra manera, desde otro lugar. Te hace desarrollar los sentidos, llevarlos más allá, porque tienes que comprenderlos, comunicarte con ellos de una forma determinada y entender que cada gato es diferente. Por tanto, tienes que hacer un esfuerzo por comprender y tratar a cada uno de ellos a su manera particular, desde un código animal, no humano. Entonces, te abre otra dimensión.

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¿Alguna vez, por una trastada o por algo que te haya impresionado, te han dejado sin palabras?

Esto me pasó con otro gato que tuve, el Pepillo. Me dejó sin palabras y, después de hacerlo, empecé a gritar como una loca y lo siguiente, a llorar desesperadamente. En aquel entonces, se hacían fotos de carrete, de aquellas que había que revelar, y yo me había gastado una pasta en una sesión de fotografías de actriz. Me las dieron, eran preciosas y, al día siguiente, al volver a casa, estaban hechas trizas porque mi gato las mordió y las destrozó todas. Lo que yo llegué a llorar… Eso sí, nunca más he dejado una foto a su alcance; fue una lección aprendida para siempre.

Betsy, en relación a ellos, ¿qué te falta y qué les falta a ellos?

Lo tengo claro: a mí me gustaría tener una casa con jardín o con una terraza para que ellos pudieran estar más tiempo fuera. Aquí, en el piso donde vivimos, hay un balcón y tengo una galería, pero no es lo mismo. Yo he tenido gato con terraza y la disfrutan muchísimo; incluso, me encantaría que ese jardín tuviera un árbol para que pudieran subirse. A Peter se le ve muy cómodo como está, porque es zen, pero Sam, que es el ansioso y el demandante, aunque tiene la típica puertecita de la gatera por la que pueden entrar y salir cuando quieran, se viene a la otra punta de la casa y me pide, maullando, que le abra el balcón pequeño. Por eso creo que él sí que necesita más el exterior.

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Betsy Túrnez en el photocall de la película 'El 47' de Marcel Barrena en los Cinemes Aribau. Barcelona

Pau Venteo / Shooting / Colaboradores

Hay una pregunta que suelo hacer: si te dieran 48 horas para poder comunicarte y compartir con ellos al mismo nivel, sin restricciones de interpretación por pertenecer a especies distintas, como iguales, ¿cómo las aprovecharías?

Les preguntaría qué es lo que les falta, lo que echan de menos, qué les gustaría tener o qué les falta de mí… También tendría una charla sobre cómo se sienten entre ellos, cómo viven la vida, cómo la perciben… tendría una larga charla con ellos. Luego, les preguntaría si quieren ir a dar una vuelta y si quieren ver mundo porque, claro, al final, para ellos su mundo es mi casa, nada más que mi casa.

Incluso les diría: “¿Qué? ¿Nos pegamos un buen viaje? ¿Queréis ver el mar?” Sería como intercambiar su mundo con el mío.

Cuando estamos un domingo, todos en la cama, Miki, Peter, Sam y yo, la sensación es de que está toda la familia reunida. Son mi hogar

La actriz Betsy Túrnez comparte su vida con Peter y Sam, sus dos gatos
Betsy Túrnezactriz

Volviendo a tu trabajo, si estás en casa ensayando o preparando un papel, ¿cómo lo llevan? ¿Se asustan dependiendo del texto o reclaman tu atención constantemente?

¡Guau! Una vez, me pasó una cosa muy fuerte, muy fuerte, Edu, ¡pero muy heavy! Yo estaba sentada en el sofá, muy concentrada, repasando un texto, sintiendo el personaje y, en mi mente, tenía clara su manera de hablar. Tenía a Sam en mi regazo y, cuando ya tenía el texto memorizado, de repente lo digo en alto con la voz que me salió del personaje y el gato se pegó un susto increíble y salió corriendo porque, para él, era otra persona. ¡Pero bufó y todo!

¿Alguna vez has renunciado a algo, un papel, un viaje o algo de bastante importancia por ellos?

No me ha pasado porque, incluso una vez que Peter cayó de un séptimo piso, que me cogió en Menorca y, en otra situación, tendría que haber vuelto e interrumpido el viaje, pues no fue necesario porque no se hizo nada. Mi amiga Gemma me dijo: “Puedes quedarte tranquila, que yo te lo tengo aquí”. Además, mi exnovio, que hacía poco que nos habíamos separado, también estuvo allí con el tema del veterinario y tal. Sí que me ha condicionado el hecho de no querer abusar de familiares y amigos y reducir el tiempo fuera, pero interrumpir un viaje no me ha pasado.

¿Alguna vez, por su expresión corporal, has incorporado cosas de ellos a un personaje? ¿A cuál?

Todavía no, pero cuando he hecho coaching, sí que me doy cuenta de que me ha venido, por ejemplo, la cara de Sam, con ese estrabismo, como muy de personaje. Hay algo de él que es muy cómico, a nivel de ojos y de cara, y sí que he aprovechado lo que me transmite. Con Peter no me ha pasado.

Si pudieran hablar, ¿qué dirían de ti?

Dirían que soy una cachonda y que les cuido muy bien, porque les compro la mejor comida, o sea, me gasto la pasta. También les pongo muy buena tierra y me aseguro de que siempre la tengan limpia; de hecho, cuando dejo a alguien de canguro, soy un poco pesada con ese tema. Además, los cepillo con mucho cariño y hay todo un ritual en ese sentido. También tienen, aparte de su comida, sus chuches cada día, por lo que yo creo que dirían que soy una cachonda, que soy divertida y que les cuido mucho.

¿En qué son únicos para ti?

Son únicos para mí porque son como mis hijos, los siento así, son mi familia. Cuando estamos, un domingo, todos en la cama, Miki, Peter, Sam y yo, la sensación es de que está toda la familia reunida. Son mi hogar.

¿En qué momento necesitas que todo, y todos, queden a un lado y sólo tienes espacio para ellos?

Por ejemplo, cuando he pasado mucho tiempo fuera, porque he estado rodando o con eventos, necesito volver a casa, tranquila, sin hablar, y estar sola con ellos y con nadie más.

Betsy… Completa la frase… “La vez que me equivoqué con Peter y Sam fue…”

Te diría que la vez que me equivoqué con Sam fue un día que le grité porque había salido la noche anterior y me puso histérica de tanto “miau, miau, miau”, cuando yo lo que quería era dormir. Me arrepentí mucho de esto hasta el punto de cambiar mi forma de hacer con ellos. Con Peter igual me equivoqué llevándolo a casa de una amiga que no tenía balcón, pero sí repisa… yo qué sé.

¿Un secreto vuestro?

Hay un gato que siempre me acompaña cuando hago de vientre y otro que me acompaña cuando me ducho. Uno tiene debilidad, pues será por el olor mío, más personal, y al otro le encantará el vapor del agua o verme en pelotas.

Hablar con Betsy sobre Peter y Sam ha sido algo muy refrescante y revelador. Dicen que las actrices y los actores, en ocasiones, establecen las conexiones más profundas con los personajes a los que interpretan, pero me fascina ver que aquí la conexión más profunda y auténtica es con estos dos pequeñajos.

Peter y Sam no son solo una distracción en medio de su ajetreada vida; son su refugio, unos compañeros leales que le enseñan sobre equilibrio y serenidad. Seguimos hablando sobre los barrios en los que nos criamos y sobre el hecho de que ambos nacimos en el mismo mes y año. ¿Sabéis qué tenemos en común Betsy y yo? Os lo diría, pero… Esa es otra historia.

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