Este mediodía la presidenta de las Corts Valencianes, Llanos Massó (de Vox), recibirá los Presupuestos de la Generalitat Valenciana para 2025. Empezará así un trámite parlamentario que prevé que las cuentas se aprueben antes de que acabe el mes de mayo. Unos números muy condicionados por Vox, partido que ha puesto toda una serie de exigencias en forma de recortes a entidades y políticas públicas que, hasta ahora, en mayor o menor medida, implementaba el gobierno valenciano.
Los ultras quieren reducir las subvenciones al fomento del valenciano, recortar de forma significativa el presupuesto de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), suprimir todas las partidas destinadas a la memoria histórica o eliminar por completo las subvenciones a entidades propalestinas poniendo fin al convenio de 600.000 euros con la Unrwa (Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Próximo).
La Generalitat Valenciana tenía un convenio de 600.00 euros con la Unrwa y dio casi 4 millones a la AVL
A la concreción de todo ello están muy atentos en la Diputación de Valencia, donde la izquierda no gobierna, pero sí tiene mayoría en la corporación. Tras conocerse el principio de acuerdo para los presupuestos entre Mazón y Vox, Ens Uneix -el partido independiente que gobierno con el PP la institución provincial- ya anunció su intención de hacer “frente desde la Diputación de Valéncia a los recortes ultra que van contra las mujeres, el valenciano, la memoria democrática, la lucha contra el cambio climático y las personas migrantes”. Su portavoz y única diputada provincial, Natàlia Enguix, explicó que su formación impulsará las modificaciones presupuestarias que haga falta para contrarrestar con los presupuestos de la Diputación, “los recortes de carácter fascista que los ultras quieren introducir a las cuentas de la Generalitat”.
Pero, ¿cómo se traducirá eso? Fuentes de Ens Uneix, que tiene la llave de la mayoría en la Diputación de Valencia, explican a La Vanguardia que, una vez conozcan el detalle del “estropicio”, actuarán. Así, desde las áreas que ellos gestionan -Igualdad, Memoria Democrática y Cooperación Internacional- pueden implementar ayudas directas a entidades como la Unrwa, que Vox quiere dejar sin subvenciones de la administración autonómica. También incrementar el presupuesto a memoria democrática, del que Ens Uneix ha hecho bandera esta legislatura. Asimismo, explican las mismas fuentes, aunque fomento del valenciano es una área que lleva directamente Presidencia, se pueden promover desde otros departamentos ayudas nominativas a la AVL. Hay que recordar que los 3,89 millones de euros que el año pasado otorgó la Generalitat Valenciana -entonces con Vox en el gobierno- podrían ahora reducirse drásticamente, según exige ahora la derecha extrema.
El presidente de la Diputación, Vicent Mompó, ya señaló sin citar directamente el acuerdo de su jefe de filas, Carlos Mazón, con Vox, que desde la institución provincial se protegerá e impulsará el valenciano. Mompó parece sentirse cómodo en ese papel de verso suelto; de hecho, fue de los pocos dirigentes del PP que se posicionó a favor del valenciano en la polémica consulta sobre la lengua base en la enseñanza pública puesta en marcha por la Conselleria de Educación que reclamaba a todos los centros neutralidad.
Con todo, será complicado que Mompó pueda desafiar abiertamente a su partido con partidas directas a la AVL o a la Unrwa. Por ello, será clave en todo este contexto que los partidos progresistas que tienen la mayoría en la Diputación de Valencia (PSPV, Compromís y Ens Uneix) puedan alcanzar acuerdos en el pleno de la institución para sacar adelante este tipo de medidas compensatorias.
Mompó se ha mostrado en favor del valenciano, pero difícilmente se enfrentará a Mazón por la AVL
Unos acuerdos a tres bandas que pueden tensionar la buena relación que hasta ahora han mantenido Ens Uneix y el PP en la Diputación. También es cierto que de cara al próximo ciclo electoral que ya asoma, no está tan claro que al partido que preside el exdirigente socialista Jorge Rodríguez le convenga mucho mostrarse como un socio fiel de un PP cada vez más cercano a Vox a nivel autonómico.