La cebolla es un ingrediente que brinda un sinfín de posibilidades en la cocina. Bien es cierto que no suele ser el componente protagonista –salvo casos como la sopa de cebolla–, pero su presencia sí marca la diferencia en muchas recetas, como sofritos, cremas de verduras y guisos por citar algunos ejemplos. Añade sabor y textura, tanto cruda como cocinada.
Existen varios tipos de cebollas y es frecuente confundirlas o creer que todas sirven para las mismas elaboraciones. Aunque optar por una u otra indistintamente no arruinaría por completo el plato, no está de más saber el tipo de cebolla más adecuada para cada uno.
La nutricionista Andrea Giraldo Horri ha compartido en su perfil de la red social Instagram (@thenutritionalbible, con más de 65 mil seguidores) la guía definitiva para conocer cada tipo de cebolla, sus peculiaridades y las recetas donde emplear cada una de ellas. Toma buena nota, porque estos conocimientos mejorarán considerablemente el resultado de tus elaboraciones.
Cebolla blanca
La cebolla blanca es la más crujiente de todas y tiene un sabor ligeramente más suave. Esto la hace perfecta para salteados, salsas, guisos y caldos. “Su sabor es fuerte, pero no es la más fuerte, entonces también la puedes consumir cruda”, explica la experta, en platos como ensaladas, pico de gallo o guacamole, o bien para aderezar hamburguesas, tacos, perritos calientes, etcétera.
Cebolla amarilla
Esta es la cebolla que podríamos considerar para todos los usos, pues es la más versátil y la mejor para cocinar por su sabor. “Es perfecta para esos platos donde la estrella tiene que ser la cebolla, como por ejemplo una sopa de cebolla o un hígado encebollado”, añade Andrea Giraldo.
Cebolla dulce
Como su propio nombre indica, es un poco más dulce que las otras clases de cebolla. Esto la convierte en idónea para preparaciones como la cebolla caramelizada, cebolla frita y aros de cebolla. Además, puedes utilizarla para neutralizar sabores, como en huevos, tortillas y frittatas.
Cebolla morada
También llamada cebolla roja, es perfecta para consumir cruda. Tiene un sabor más intenso y dulce, aportando un toque vibrante. Puedes consumirla en ensaladas o sándwiches, para hacer encurtidos, pico de gallo, guacamole y otras salsas.
Chalota
Si bien es muy parecida a la cebolla morada, hay matices que las diferencian. Tiene un sabor más sutil que la cebolla morada, con cierto regusto leve a ajo. “Si no te gusta la cebolla, te va a ir mejor con la chalota que con la cebolla morada”, sugiere la nutricionista. Puede elevar tus platos utilizándola en vinagretas, sofritos, para decoración, o en una frittata.
Cebollino
Especialmente utilizada en la cocina asiática, sirve como decoración para terminar platos, como dumplings, pescados, tartar, vinagretas y ensaladas.