¿Te sientes perdido? Claves para enfocarse en uno mismo y prescindir de influencias ajenas
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Cuando uno no está a gusto con su vida debería cambiar de rumbo para ser fiel a su propósito
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Pongamos una edad: cuarenta años. Tras darlo todo en muchos ámbitos de la vida, te das cuenta de que estás viviendo en clara disonancia con aquello que realmente te gustaría hacer. Hace tiempo que activaste el piloto automático haciendo lo que se esperaba de ti, en lugar de vivir acorde con tus anhelos. Y ahora sientes un vacío inmenso y ganas de reconducir la situación.
¿Qué ocurrió? A lo mejor te convencieron tus familiares y acataste sin cuestionarlo demasiado, o te dejaste llevar por una tradición familiar arraigada. Sea lo que fuere, es hora de buscar otro rumbo. Reinventarse no quiere decir convertirse en alguien diferente de lo que uno es, sino poner al descubierto nuestro verdadero ser. Palabra del doctor Mario Alonso Puig.
"Es en este nuevo espacio de posibilidades donde aflora la creatividad, la sabiduría y la energía que transforman del todo nuestra experiencia, aportando una serenidad, una ilusión y una confianza mayor en nuestras vidas", indica este experto en uno de sus libros.
Antes de iniciar la nueva andadura, es vital descubrir el propio talento. "A la gente que tiene un sueño, le digo que conecte con aquello que se le da bien. Todos tenemos un talento, aunque cueste hallarlo. Es algo universal. Cuando conectas con él, el siguiente paso es descubrir cómo ponerlo al servicio de los otros", expone Manel Fernández, profesor colaborador de los estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y coach de directivos.
Todos tenemos talento, aunque cueste hallarlo. Es algo universal
Un ejemplo de superación, pese a su juventud, es Nahi Drammeh, de 22 años y origen gambiano, que no quiso conformarse con lo que se consideraba habitual en su cultura: estar casada y dedicarse a las tareas domésticas. Esta politóloga de Banyoles, que creció entre libros y le apasionaba la diplomacia, fue designada embajadora europea y, desde hace unos meses, batalla por hacer accesible la futura vacuna de la Covid-19 en los países en desarrollo.
"En según qué momentos o en según qué grupos o culturas, se piensa, se espera o imagina que las mujeres están bien aprendiendo a llevar una familia, entre otras cosas. Muchas veces porque es lo que han hecho sus madres y, por tanto, no saben enseñar o dar ejemplo de otras responsabilidades; o se cree que los hombres sólo deben pensar en ganar dinero para mantener una familia porque sus padres es lo que han hecho", señala la antropóloga social y profesora de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), Diana Marre.
Una persona no sólo se nutre de las tradiciones de su familia, sino de todas las de la sociedad
Según esta experta, las tradiciones familiares se componen de costumbres o hábitos. "Unas y otros se van incorporando a lo largo de la vida aunque no siempre la persona sea consciente de ello. Como decía Serrat, en un conocido tema suyo, se transmiten 'con la leche temprana y la primera canción", dice Marre. "Sin embargo, una persona no sólo se nutre de las tradiciones de su familia sino también de todas las de la sociedad, incluidas las que entran por la escuela o los medios de comunicación", agrega.
Costumbres y hábitosLas diferencias
1Alimentación o limpieza: En nuestra cultura, se suele comer primero lo salado y después lo dulce. En otras, no existe el desayuno o la merienda como una comida diferente a la comida o la cena. En la cultura mediterránea usualmente no se pone alfombra alrededor de la taza al lavabo mientras que en otras es muy común.
2Relaciones sociales: Se aprende pronto a decir buenos días o adiós cuando nos cruzamos con alguien conocido o a dejar pasar a las personas mayores cuando entramos a un ascensor. "Una forma de renovar la relación o construirla", agrega la antropóloga social y profesora de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), Diana Marre.
3Tradiciones comunes entre familias: Usualmente las tradiciones son comunes, compartidas por la mayor parte de quienes forman parte de uno mismo grupo cultural. Aunque en algunos casos haya quienes dan más importancia a unas costumbres y hábitos que otras. También hay tradiciones que se modifican: hoy día no nos vestimos de largo para ir al teatro o no usamos guantes de seda para según qué eventos.
Aunque cambiar de rumbo es posible, con frecuencia no es una tarea fácil. "Cambiar cuesta, incluso duele. Pero la vida, como la evolución, fluye, avanza, se expande, cambia continuamente. El dolor, la frustración, la crisis son el detonante de la transformación personal y colectiva", señala Joan Marias, coach para el cambio y la liberación personal y financiera.
Objetivo: cambiar
Sea por una necesidad de cambio o por un sentimiento de frustración, es hora de usar la imaginación y las emociones para crear una nueva realidad más inspiradora para ti. Revisar talentos, ser consciente de la propia responsabilidad y trabajar para conseguir nuevos objetivos son algunas de las pequeñas metas que pueden llevarte a esta nueva vida que esperas.
Los especialistas recomiendan seguir estas pautas para que se produzcan los cambios deseados:
Tomar consciencia
Retroceder hasta la infancia
Una propuesta es trasladarse unos cuantos años atrás (a veces décadas) y tomar conciencia de los valores que nos fueron inculcados en la infancia. Pero hacerlo desde un punto de vista observador, para así poder tomar distancia. Una forma de no identificarse con ellos.
"Se trata de los patrones de comportamiento y creencias en los que has sido educado. Hallarlos es un camino de autoconocimiento. Si no, puede que llegues a cierto punto de maduración en la vida y te des cuenta de que has hecho una construcción social de tu persona completamente alejada de quien realmente eres", argumenta el comunicador y mentor, Adrià Montesinos.
El ikigai
Propósito de vida
Del "iki", que significa vida y "gai", razón, el periodista barcelonés Francesc Miralles y el ingeniero valenciano Héctor García proponen conocer tu ikigai, es decir, tu razón de ser. Estos dos españoles viajaron al pueblo japonés de Okinawa, el cual reúne la mayor población de centenarios del mundo. Entrevistaron a muchos de ellos. Al preguntarles por qué tenían tantas ganas de vivir, pronunciaban la palabra ikigai: una motivación vital con estas premisas.
- Hacer lo que de verdad amas
- Hacer lo que se te da bien
- Hacer lo que el mundo necesita
- Hacer por lo que otros pagarían
No hay culpables
Sólo tú eres el responsable
Tú eres el responsable de tu vida. Y nadie más: ni familiares ni amigos son los culpables de que no hayas hecho lo que realmente querías. Así lo aseguran los especialistas.
"Hay que asumir la responsabilidad de que no haber hecho lo que realmente querías depende únicamente de ti, no de tus allegados o de la vida misma", asegura Montesinos, quien recalca que, además, "si los progenitores te inculcaron determinados patrones, no fue con mala voluntad, sino un verdadero acto de amor, aunque inconsciente, que de alguna forma te abocó a tener miedos y limitaciones".
Cuestiona las creencias
Desmarcarse sin culpa
Las creencias familiares (o cualquier otra) no son la verdad absoluta. "Las creencias se generan en el ámbito familiar y quedan grabadas a fuego en la mente del niño. Si además son limitantes, condicionan mucho. Pero cuando uno toma consciencia de ellas, de estas limitaciones que se han tenido a lo largo de la vida, es cuando la gente cambia completamente y se empieza a atrever", recalca Fernández.
Y ni caso de la culpa, si es que aparece. "El proceso de desmarcarse de la tradición familiar es doloroso porque se rompen patrones antiguos muy arraigados. Pero la culpa es algo muy pequeño comparado con la vida que no querías. Que no te limite para iniciar el camino de autoexploración", destaca Montesinos.
Conecta con tu talento
Fortalezas y debilidades
El talento es aquello que se te da bien. Lo que es más afín a ti y también a tu personalidad. Los especialistas recomiendan analizar las debilidades y las fortalezas personales. Siempre habrá algo diferente en ti respecto al resto.
"Es el potencial. Lo que te hace vibrar y te gusta. Todos tenemos algo, que nos hace únicos. Cada grano de arena es diferente y todos, en su conjunto, forman la playa", asegura Montesinos.
Trabaja el propósito
Un hábito
El objetivo es mantenerse firme con un propósito que será apoyado por un deseo de cumplirlo. Y tener en cuenta que "el camino de investigación estará formado por ensayo y error. Habrá que experimentar por uno mismo. Unas veces se gana y otras, se aprende", señala Montesinos.
Es decir, un plan definido y expresado en una acción continua. "Pon el foco y atención en tu propósito y fórmate si es necesario. Y a partir de aquí refuerza tu compromiso y construye un hábito de acción que te acerque al cambio", insiste Fernández. "Lo esencial es tener la visión, la idea del camino a seguir, y el valor, la determinación y la persistencia hacia el objetivo", añade Marias.
No temas a los cambios
Sal de la zona de confort
Los cambios no tienen porqué ser malos. "Los cambios no son peligros sino oportunidades. Despierta tu valor. Abandona falsas seguridades y mentiras. Ve hacia lo más profundo de tu ser para reconocer la verdad y al volver verás lo invisible, sentirás la libertad, la paz, la armonía, el amor. Entonces serás tú de verdad", destaca Marías.
"Y es que el miedo te encierra en una zona de confort, con una falsa seguridad. Escucha el corazón y, si lo sientes latir con fuerza, sabrás que estas en el camino. No lo dejes para mañana, el tiempo y las oportunidades pasan. Si no, en el futuro quizás sientas el vacío, pensando en lo que podrías haber hecho. Sé noble y digno contigo mismo. El éxito depende de ti", concluye este especialista.
Para seguir sin resistencias el nuevo camino hacia tu meta, además de estos consejos, los expertos recomiendan cerrar tu mente a toda influencia y desánimo negativos, incluyendo sugerencias negativas de parientes, amigos o conocidos. Con todo ello, podrás poner en práctica tu proyecto de vida sin dilaciones.