El pasado año, Sole Giménez (París, 1963) cumplió cuatro décadas en el mundo de la música. Lo hizo con la edición de ¡Celebración!, un disco-libro de 20 temas que han marcado su trayectoria tanto con Presuntos Implicados como su carrera en solitario, cuando decidió, pese al éxito del grupo, lanzarse al vacío.
40 años que también festeja con una gira en la que ha podido compartir con su público su delicada e inconfundible voz y sus temas de siempre (“esas canciones que son como ‘viejas amigas’", dice). “Llevaba mucho tiempo sin cantar algunos temas de Presuntos y volver a hacerlo era también algo muy simbólico”.
Con el tiempo, y con suerte, se aprende a ver solo lo bueno de la vida, vas descartando
La gira finaliza el próximo 23 de noviembre en Bilbao. Será el momento, entonces, de emprender una nueva reinvención. No la última de una “amante de la buena música y de la vida” (como se define en su perfil de Instagram) que, con sus canciones, con su vida, tan solo ha buscado trasladar sinceridad.
¿Cómo se aprende a “ver todo lo bello que es vivir”, como cantas en ‘Celebremos’, uno de los temas que incluye este último disco?
Es una canción compuesta precisamente por y para este aniversario. Con el tiempo, y con suerte, se aprende a ver solo lo bueno de la vida, vas descartando.
¿Y cómo consigues hacer ese filtro para quedarte solo con lo bonito?
A lo mejor no estando tan pendiente de las noticias. Y haciendo también un esfuerzo de tirar para adelante y decir: bueno, hay una parte no tan buena de la vida, pero igual otras merecen mucho la pena.
La edad te va preparando para muchas cosas, aunque no para otras. Y no es que pierdas sensibilidad, sino que pierdes quizás ingenuidad
En ese concierto cantas Mi pequeño tesoro con tu hija, Alba Engel, también cantante, a quien precisamente está dedicada esta canción. Es una de esas interpretaciones que te emocionan. ¿Crees que nos volvemos más sensibles con el paso de los años?
Depende de la persona y su evolución. Hay gente que se vuelve más dura, que se va haciendo una capa y se va aislando un poco, perdiendo la empatía. Sin embargo, a otros les pasa lo contrario, lo cual me parece precioso y creo que es la meta que tenemos que seguir. Es decir, evolucionar en positivo, tolerancia, comprensión, empatía, sensibilidad.
¿Y en tu caso, te has vuelto más sensible?
No me he vuelto más sensible, pero tampoco me he vuelto más cínica. Llega un momento en el que, si uno es demasiado sensible, el dolor te mata. Y tienes que tener cuidado. Siempre he sido muy sensible, y se sufre mucho ante tanta barbarie que nos rodea. Aunque quienes somos más sensibles vivimos las cosas de manera muy especial. La edad te va preparando para muchas cosas, aunque no para otras. Y no es que pierdas sensibilidad, sino que pierdes quizás ingenuidad.
Celebro abrir los ojos, levantarme y poder decir que mis seres queridos se encuentran bien
¿Qué sigue celebrando Sole Giménez cada día?
Celebro abrir los ojos, levantarme y poder decir que mis seres queridos se encuentran bien y no tienen que pelear con grandes dilemas. De lo demás, ya me ocupo yo.
Recuerdo una frase que mencionas en el documental: “La música me ayudó a enfrentarte a mis miedos”. Te referías a cuando, de joven, tenías sobrepeso. Pero me pregunto: ¿la música te sigue ayudando?
La música es un refugio donde sacar tus miedos, dudas o alegrías. Aunque también es una preocupación en sí misma, sobre todo en una profesión tan vertiginosa y poco segura como esta. Cuando tengo que preparar un disco, me pregunto: qué hago. Y también en cada concierto me pregunto si vendrá público.
Muchas de las canciones que interpretas en esta gira han resistido el paso del tiempo. Y en esta época en la que muchos temas duran minutos en las listas... ¿Qué tienen tus canciones?
Son canciones que han creado vínculos con generaciones de personas que han vivido algo parecido. Es una conexión con la canción, pero también con todo lo que la rodeaba cuando la escuchaste: qué te pasaba, qué pasaba a tu alrededor… Y eso, que además nos pasa a todos, es infranqueable, no hay quien lo rompa.
Algunos amigos se han ido yendo y otros se han quedado (...). En la vida vamos reciclando nuestro entorno, vas evolucionando
¿Ahora resultaría más complicado escribir alguna de esas canciones que se convirtieron en himnos para una generación?
No creo. Lo complicado sería que el público supiese que existen. Es el problema que tenemos la inmensa mayoría de los músicos de mi generación: no tenemos una gran proyección pública. No hay detrás una compañía grande que te haga sonar. Antes, con las radiofórmulas, era mucho más fácil. Ahora no hay muchas ventanas donde puedas colarte. Algo malo está pasando en este país cuando en ninguna radio musical suena la música de (Joan Manuel) Serrat o (Jorge) Drexler.
¿Qué música escuchas normalmente ahora?
Tengo debilidad por mis maestros: Serrat, Víctor (Manuel)... Suelo oír la radio, aunque se repite mucho. Me cuesta encontrar gente nueva porque como no soy amiga de los algoritmos…
Uno de esos temas inmortales de los que hablamos es Cómo hemos cambiado, la historia de una amistad que se pierde. ¿En tu vida esto ha ocurrido más de lo deseado?
Mi vida es bastante complicada, logísticamente hablando. Me resulta difícil mantener relación con mucha gente porque siempre estoy viajando. Pero hay de todo. Algunos amigos se han ido yendo y otros se han quedado. A esta edad, en eso somos todos muy parecidos. También creo que en la vida vamos reciclando nuestro entorno. Es bastante lógico. Vas evolucionando. Y también vas seleccionando, según tus intereses de ese momento.
Me arrepiento de no haber confiado más en mí
En el documental aparece muchísima gente que habla muy bien de ti. ¿Cuál es la receta?
También hay gente que podría hablar mal pero no están en el documental. No soy una santa. Siempre he sido transparente, directa y clara. Y no juego a dobleces. No sé mentir ni engañar. No juego ni con las personas ni con las situaciones.
¿Que has ganado con la edad y qué has perdido?
He ganado sabiduría, evidentemente, y paciencia, y he perdido, sobre todo, un cuerpo indoloro.
¿Y de qué te arrepientes, si te arrepientes de algo?
Me arrepiento de no haber confiado más en mí.
¿Hasta el momento has vivido la vida que has querido vivir?
Nunca me planteé nada. Supongo que en algún momento quise tener hijos y los tuve, y quise comprar una casa y lo hice, pero en todo lo demás he dejado que la vida me regale, y… ¡Madre mía, qué suerte tengo!
Si te quedas en el runrún, la vida no merece la pena
¿En qué momentos te das cuenta con más crudeza del paso del tiempo?
No tengo esa sensación del peso del tiempo, aunque sí me doy cuenta cuando veo a mis hijos mayores (Alba y Álvaro). Y también cuando ves las cosas repetirse porque ya las has vivido, pero más bien por esa sabiduría que vas adquiriendo y no tanto por la sensación de hacerte mayor.
Aludiendo a otras de tus canciones: Todas las flores. ¿Cuántas veces te has caído? ¿Cuántas te has perdido? ¿Y, sobre todo, cómo te has podido levantar?
Como todo hijo de vecino, me he caído un montón de veces y no me ha quedado más remedio que decir: “es un día nuevo, vamos para adelante y ya está”. Porque si te quedas en el runrún, la vida no merece la pena. Y como tiene que merecer la pena, hay que hacer un esfuerzo y seguir.
No hay músicos mujeres, ni productoras, ingenieras, técnicas… Y, como la han elegido ellos, la mayoría de la música que escuchamos tiene un tinte machista
Siempre has denunciado el escaso papel que tiene la mujer dentro del mundo de la música.
En la trastienda apenas hay mujeres. No hay músicos mujeres, ni productoras, ingenieras, técnicas… Y, como la han elegido ellos, la mayoría de la música que escuchamos son hechas por hombres o con un tinte un poco… machista. Ocurre algo parecido con la cosificación escandalosa de la mayoría de las mujeres más jóvenes. Es algo que habría que replantearse, porque todas las niñas quieren perrear con poca ropa.
Pero esa escasa representación no solo afecta mundo de la música.
Evidentemente, el patriarcado es algo que ha durado milenios y no se equilibran las cosas en pocos años. Y hay una evidente respuesta reaccionaria en contra de esos movimientos feministas, porque la pérdida de poder es algo que no le gusta a nadie.
Sole, me temo tenemos que dejarlo aquí. Ha sido un auténtico placer.
Un abrazo y… ¡Oye, que estamos hechos unos chavales!