Una hernia discal es una afección que afecta los discos intervertebrales, vitales para amortiguar los impactos y permitir el movimiento de la columna.
Cuando el núcleo interno del disco se desplaza o sobresale por culpa de una fisura, ejerce presión sobre los nervios cercanos que deriba en dolor, inflamación y debilidad en las extremidades. Por ello, es crucial evitar ciertos ejercicios que pueden agravar esta lesión y comprometer la recuperación.
Actividades de alto impacto, como correr o saltar, deben evitarse porque generan demasiada presión en la columna. En su lugar, los especialistas recomiendan opciones más seguras, como caminar o nadar.
Tampoco es aconsejable levantar mucho peso, especialmente si implica doblar la espalda o realizar movimientos bruscos, ya que estos aumentan la presión sobre los discos e incluso agravar la lesión.
Ejercicios que impliquen giros rápidos o hiperextensiones también deben quedar fuera de la rutina. Movimientos como torsiones bruscas, posturas de yoga como la cobra, o abdominales tradicionales pueden intensificar el problema.
Del mismo modo, las sentadillas profundas, especialmente con peso, son perjudiciales para la zona lumbar. Como alternativa, se pueden hacer planchas y otros ejercicios controlados que fortalezcan el núcleo sin comprometer la columna.
La plancha, un ejercicio que ayuda a fortalecer la zona
Proteger la espalda requiere un enfoque de sumo cuidado, eligiendo actividades de bajo impacto y adaptando el ejercicio a cada caso. Contar con la palabra de un fisioterapeuta es clave para diseñar una rutina segura que fomente la recuperación y mejore el bienestar general.