“Los políticos están de paso, los profesionales hemos venido para quedarnos”. Con esta frase y entre aplausos terminó José Luis Pérez Pont, el que fuera hasta este martes director del Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana, su intervención ante las 400 personas que rechazaban su cese a las puertas del Centro del Carmen, un contenedor cultural que “alejado de la cultura gourmet para especialistas”, comentó Pérez Pont, ha logrado su propósito de incorporar a los otros públicos “en el disfrute del arte y las expresiones culturales de nuestro tiempo”.
Los datos así lo avalan: el Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC) logró atraer a 209.665 visitantes en los primeros seis meses de 2023, cifra que supone un 54,34% más que en el mismo periodo de 2022, y un 450% más que en los seis primeros meses de 2015, antes de su mandato.
El cese de Pérez Pont unido a los despidos anunciados, pero no ejecutados en el Institut Valencià de Cultura (ICV); los recortes en los presupuestos de Cultura y la hoja de ruta del departamento que ahora gestiona Vox han puesto en guardia a creadores y gestores que afrontan con temor la nueva época.
Y es que Vox está dispuesto a modificar (cambiar radicalmente de modelo) y desandar el camino de los últimos años, a cambiar las prioridades y a dar la batalla cultural más allá de la cuestión y persecución del “pancatalanismo”, que enfatizó en los primeros meses de legislatura. El veto a figuras como Vicent Andrés Estellés o Joan Fuster, era previsible; el cese del reconocido Pérez Pont, no tanto.
Nuevas vías de financiación
Cultura apuesta por un diálogo renovado con los galeristas y una apuesta fuerte por el mecenazgo
Un nuevo plan de trabajo que la Conselleria de Cultura dulcifica y señala que se basará en “la libertad, igualdad para que haya un equilibrio entre todas las propuestas culturales, recuperación del patrimonio eclesiástico incluido, fomento de la lectura, fiestas y tradiciones”.
Para los nuevos responsables políticos hay que apostar “por nuevo diálogo con el sector de las artes, por un diálogo renovado con los galeristas y una apuesta fuerte por la activación del mecenazgo para encontrar nuevas formas de financiación para la cultura”.
Protesta
Sin embargo, ceses como el de Pérez Pont y algunas de las prácticas de la Conselleria no parece que vayan por la senda del diálogo. El martes, en el exterior del museo, los congregados contra la destitución del director del Consorcio de Museos pisoteaban una fotografía en blanco y negro del vicepresidente primero y conseller de Cultura, Vicente Barrera.
Mientras, en su intervención pública, el gestor destituido manifestaba “alto y claro”, que durante los años que había desempeñado profesionalmente sus funciones con el gobierno anterior, había trabajado “con libertad, independencia y sin injerencias políticas, algo que en la actualidad comenzaba a no suceder”.
Una velada denuncia que otros gestores culturales han hecho llegar a La Vanguardia. “Se nos han pedido las programaciones de 2024, para asegurarse que no haya contenido pancatalanista”, explica un responsable que prefiere guardar el anonimato para evitar represalias. Muchas miradas apuntan a la secretaria autonómica de Cultura, Paula Añó, que ha hecho de la batalla cultural contra el nacionalismo catalán su leiv motiv. “Viene de otra realidad, aquí no hay contenido catalanista”, esgrimen las fuentes consultadas.
Desde Cultura se explica a este periódico que “a todos los organismos se les ha solicitado mera información” y las instituciones se la han hecho llegar “por cortesía, no porque haya un control”. En esta línea y frente a la posible censura que deslizan algunos programadores, la Conselleria apunta que su función “es revisar que los compromisos adquiridos hayan seguido el procedimiento administrativo legalmente establecido”.
¿Censura?
Los gestores denuncian que les han pedido las programaciones de 2024 para asegurarse que no haya contenido pancatalanista
Precisamente a esto se acogen para justificar el sonado y polémico cese de Pérez Pont. Cultura argumenta que el despido del gerente ha venido dado “por el conocimiento de irregularidades muy graves en el cumplimiento de obligaciones básicas que le competen” y que ello les ha obligado a reaccionar con urgencia. “Por lo tanto, lo prioritario era apartarlo del cargo, ya que mantenerlo equivaldría a avalar conductas incompatibles con la legalidad y con el desarrollo ético de un servicio público”.
Unas acusaciones que Pérez Pont niega. Dado que llevará su caso a los tribunales, prefiere no hacer declaraciones públicas más allá del comunicado que leyó el día de su destitución. En él lamentaba profundamente “tener que vivir este ataque tan injusto a mi honorabilidad y a mi profesionalidad” en un proceso contra su persona que no dudó en calificar de “traición”.
Críticas
El entorno de Pérez Pont habla de "caza de brujas" y de "despido político"
Desde su entorno, se habla directamente de “caza de brujas” y se recuerda que Pérez Pont ganó un concurso público y su despido no responde a causas objetivas. “Se está intentando dar dimensión de mala gestión o un despido que responde a cuestiones políticas”, explican las mismas fuentes. En esta línea, indican que en las últimas semanas se han pedido las actas del Consejo General y de la Comisión Científico-Artística del CCCC desde 1995.
¿Y, ahora, qué pasará con el Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana?
La Conselleria de Cultura anticipa que se ha decidido desdoblar las funciones que acumulaba Pérez Pont como gerente del CMCV y director de facto del espacio del Convento del Carmen. Así, se va a crear formalmente la plaza de director del CCCC, que solo se ocupará de aspectos culturales/artísticos, y el gerente del CMCV solo se ocupará de funciones administrativas. “Queremos evitar conflictos de intereses y establecer controles, absolutamente necesarios, cuando se está hablando de la gestión de recursos públicos”, argumentan.
El cese de Pérez Pont no será el único. Se han anunciado sin fecha la destitución de los tres directores adjuntos del Instituto Valenciano de Cultura: Francesc Felipe (Audiovisuales y Cinematografía), Marga Landete (Música y Cultura Popular) y Roberto García (Artes Escénicas). Los tres continúan en su cargo en la actualidad, pero conscientes de que viven en una situación de interinidad pese a que también lograron su puesto en un concurso público y sus contratos acababan en 2026 y 2027. Según ha podido saber este periódico, no han recibido ninguna justificación de su futuro despido.
Una preocupante situación de transitoriedad, pues los tres señalados no solo gestionan programación, sino que también el grosor de ayudas a cada uno de los sectores. Además, la coordinación de la Unidad Territorial del ICV en Castellón -que gestiona el Teatre Principal de Castelló, Espai d’art Contemporani de Castelló, el Museu de Belles Arts de Castelló, el Auditori de Castelló y el Auditori i Palau de Congressos de Peñíscola- está vacante desde el mes de julio.
Situación del IVC
Hay tres ceses previstos en el Institut Valencià de Cultura y la coordinación de los espacios culturales de Castellón está vacante desde julio
Una complicada coyuntura para este instituto que el Botànic trató de convertir en la principal herramienta de construcción de una industria cultural potente. De hecho, durante el mandato de las fuerzas de izquierdas su presupuesto pasó de 27,2 millones a los 56,8 millones de este año.
Para el que viene, se ha propuesto (los presupuestos se aprobarán antes de que acabe el año) un recorte de 4,5 millones de euros. No es el único tijeretazo, pues instituciones como el IVAM perderán 1,3 millones y se quedará con 14,7.
Desde la Conselleria se explica que estos presupuestos “han nacido en un contexto de enorme dificultad” y el Consell ha tenido que “hacer malabares para pagar la irresponsabilidad del anterior gobierno”. “Es por esto por lo que no hemos podido destinar el presupuesto que nos habría gustado a algún ente clave de nuestro sector público instrumental como es el IVC o el IVAM”, subrayan.
Eso sí, como anunció el propio conseller de Cultura, la Fundación Toro de Lidia (con sede en Madrid) recibirá 300.000 euros para organizar corridas de toros en la Comunidad Valenciana.
Opinión muy distinta de los recortes y sus consecuencias fue la que dio hace unos días la presidenta de l'Acadèmia Valenciana de l'Audiovisual (AVAV), Teresa Cebrián, que, en la gala de los Premios Berlanga, denunció que “no es el momento de dar pasos atrás”. Cebrián señaló que la bajada presupuestaria del IVC “hace temblar los cimientos de nuestros pilares” y no “augura nada bueno”.
Una gala que la presidenta de la AVAV aprovechó para denunciar la situación crítica de À Punt, ahora que se van a cumplir 10 años del cierre de Canal 9, y pidió que “como sector y como sociedad no se deje caer a mínimos la televisión pública con los efectos devastadores” que ello tendría en el sector audiovisual. Por ello, lanzó un ruego a los diputados de PP y Vox que deben ratificar en Les Corts Valencianes el proyecto de Presupuestos: “En sus manos está evitar la destrucción de miles de puestos de trabajo y hacer prácticamente desaparecer una industria que lleva años de esfuerzos y lucha. Aún estamos a tiempo”.
No parece que las súplicas vayan a alterar una hoja de ruta que parece que avanza sin alterarse por las críticas, convencidos sus artífices de la necesidad de dar la batalla cultural.