Loading...

Almagro, el corral de las libertades

Teatro clásico

El próximo martes arranca el Festival de Teatro Clásico de Almagro, en un histórico corral de comedias que desde su origen fue un oasis social

En el corral de comedias de Almagro representa cada año destacadas obras del Siglo de Oro español.

Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro

“En el tablado convivían reyes y mendigos, hombres y mujeres, amos y criados, y allí podían permitirse decir ideas, criticar injusticias y promover cambios de una forma que era imposible en la calle”. Mientras las fronteras sociales y de género pesan como una losa en la hermética sociedad del siglo XVII, en el “territorio de los sueños” de los corrales de comedias es posible “imaginar otro mundo”.

Así lo asegura Ignacio García, director del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, para quien estos lugares son los espacios únicos de convivencia cívica, igualdad entre sexos y, por decirlo de alguna manera, de “mayor democracia” en el siglo XVII, junto a Las meninas . En el cuadro de Velázquez, añade el director, podemos sumergirnos en “un oasis social”, donde el genio del sevillano consigue unir en un lienzo “lo que no se puede unir”. Los criados, los bufones, los enanos Maribárbola o Nicolasito de Pertusano, un perro, la infanta Margarita o los propios reyes en un espejo.

Lo mismo ocurre en los concurridos corrales de comedias, alma del teatro del XVII, donde se puede inventar una “convivencia armónica” y compartir un mismo espacio sin “una jerarquía opresora”. Dentro de lo que la época era capaz de tolerar, puesto que la concurrencia estaba colocada según su rango social.

Vista general del corral de comedias de Almagro.

Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro

El festival comienza el 14 de julio su 43.º edición, “que ha sido tan difícil y ha pendido de un hilo en algún momento”, confiesa García. Los visitantes vivirán una cita muy emotiva “por el reencuentro entre espectadores y actores y la reivindicación de lo que significa el teatro como ritual comunitario”. Y, por si fuera poco, abandonarán la localidad manchega llevando de mil gustos de amor el alma llena, como reza el precioso verso que sirve de lema a esta edición, escrito por María de Zayas.

Un as en la manga

Almagro es un ejemplo único del tipo de espacio teatral emblemático que son los corrales de comedias surgidos en el Siglo de Oro como escenario de las representaciones populares de aquella época. Hubo muchos, repartidos por las principales ciudades de España, y también se exportaron a América, principalmente a México y Perú. En Madrid destacaron los del Príncipe, la Pacheca o el de la Cruz.

También alcanzaron gran fama el de Alcalá de Henares –considerado el más antiguo de Europa–, los del Coliseo y la Montería en Sevilla, el de la Olivera de Valencia, el Mesón de la Fruta en Toledo o el del Carbón en Granada. “Parte de la magia de Almagro es que el corral se encuentra en un perfecto estado de conservación y tal como era cuando se construyó en 1628 por una paradoja histórica”, relata Ignacio García. Y es que la vieja villa manchega llevaba un as en la manga.

En 1950, cuando se acometieron las obras de reforma en lo que se conocía desde el siglo XIX como la Posada de las Comedias, en uno de sus rincones, sepultada por el tiempo y por kilos de paja, se encontró una antigua baraja española de naipes. Podía haber sido un mazo de cartas como cualquier otro, pero había un detalle que convertía el hallazgo en único: las cartas estaban pintadas a mano. Investigaciones posteriores fecharon la baraja en 1729.

Las autoridades comenzaron a bucear en la historia del municipio hasta llegar a los escritos que hablaban de la existencia en aquel lugar de un antiguo corral de comedias. El viejo patio de los sueños, las fantasías y las risas esperaba intacto bajo una carcasa de siglos. Bastaba con quitarla. Algunos corrales desaparecieron, otros sufrieron reformas arquitectónicas o fueron arrasados por los incendios. Solo Almagro mantiene su estructura original y abre de par en par la misteriosa puerta del tiempo.

El Siglo de Oro... femenino

“El corral es la libertad de obra y pensamiento, y un ejemplo de cómo el arte y los artistas pueden anticipar transformaciones sociales que tardarán a veces décadas e incluso siglos en llegar a las calles”, sostiene García. A pesar de la ignorancia y el desprecio histórico acumulado durante años, asegura, también hubo un Siglo de Oro femenino. Mientras en la Inglaterra isabelina se prohibía a las mujeres actuar y participar de la vida artística, “en España y en México, no sin dificultad, las mujeres conseguían hacerse un hueco y competir en buena lid con los autores, actores y empresarios”. Almagro, según el director de su festival, es hoy en día “el lugar del mundo en el que más y mejor se puede disfrutar de este maravilloso patrimonio, escrito por igual por hombres y mujeres en los siglos XVI y XVII”.

Palcos del corral de comedias de Almagro en la actualidad.

Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro

La exposición “Tan sabia como valerosa”, abierta hasta septiembre en la sede del Instituto Cervantes de Madrid y también en versión digital, recupera el nombre y las obras de autoras de los siglos XVI y XVII que, pese a su incuestionable calidad, apenas se mencionan en los manuales de literatura, eclipsadas por los Lope de Vega, Quevedo, Góngora o Cervantes.

Escribieron con muchas dificultades sobre temas que aún laten en nuestros días, como la misoginia, la violencia contra la mujer, el matrimonio, la sexualidad o la libertad femenina, en definitiva. Como señala la profesora Nieves Baranda, eran mujeres “comprometidas, luchadoras e incluso transgresoras que desean equipararse a los hombres”.

Algunas consiguieron el más difícil todavía: publicar sus obras, ofrecerlas al público, representarlas en escenarios (como los corrales de comedias) y lograr el reconocimiento de sus lectores.

Escribir desde el convento

Puede parecer extraño en nuestros días, pero para muchas mujeres los conventos fueron un espacio de oportunidades y libertad creativa. Frente a las restricciones de la moral patriarcal de la calle, entre sus muros, la escritura y la lectura se fomentaban. Es cierto que había que pasar también por filtros y censuras, pero, aun con dificultades, la creación artística se abría paso en forma de poesía, historia, drama, género epistolar e incluso libros de viajes.

Retrato de sor Juana Inés de la Cruz.

Dominio público

Los ejemplos más conocidos de monjas escritoras son Teresa de Jesús y, en la época que nos ocupa, sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695). Una auténtica “superdotada”, diríamos hoy, que vivió en el México del siglo XVII y cuya sabiduría asombraba. Desde el convento escribió sobre los más variados temas, incluyendo una dura crítica a la misoginia del mundo que le tocó vivir. Uno de sus poemas más famosos es “Hombres necios que acusáis”, en el que aborda la desigualdad y la injusticia sufrida por las mujeres.

Defender la libertad de la mujer

La “sibila de Madrid”, llamaba Lope de Vega a María de Zayas (1590-1661).La escritora que presta el lema a esta edición del festival de Almagro fue una artista admirada y respetada por los grandes autores masculinos de la época, y participó activamente de la vida intelectual de la ciudad.

Su obra es una ardiente defensa de la libertad de la mujer y una denuncia de la violencia ejercida contra ella. Muchas de sus reivindicaciones son una realidad dolorosa en nuestros días. Desde que, en el siglo XIX, la escritora Emilia Pardo Bazán rescatara su figura, incluyéndola en su Biblioteca de la Mujer, el interés por su vida y obra no ha dejado de crecer.

Retrato de María de Zayas, admirada por autores como Lope de Vega.

Dominio público

El caso de la dramaturga Ana Caro de Mallén (1590-1646)resulta especialmente interesante, pues hablamos de una de las pocas autoras que vive de su oficio de escritora. Alcanzó éxito y fama, aunque poco sabemos hoy de su biografía, sepultada como tantas otras por la corriente literaria oficial. Sus personajes femeninos se enfrentan a las ataduras sociales, pulverizando las barreras de género. Se visten de hombre para viajar, alcanzar sus metas o vengar personalmente los agravios sufridos.

Son las voces más conocidas entre las diecisiete autoras representadas este año (sobre el escenario, en recitales o como objeto de trabajo en talleres) en el legendario corral de Almagro, esa “reserva natural del Siglo de Oro”, en palabras de Ignacio García.