¿Por qué caen los presidentes de Ibex?

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Los relevos en Telefónica e Indra llegan tras los de Grifols, Bankinter o Cellnex. ¿Podría haber más? La opa del BBVA lo dirá 

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a José María Álvarez-Pallete

Emilia Gutiérrez / Propias

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La semana empresarial comenzó entre movimientos telúricos en una de las grandes corporaciones españolas, Telefónica, con réplicas en otro gran grupo tecnológico del Ibex llamado Indra. Salvo Trump, que no sabe qué es eso de España, todo el mundo se ha enterado. Marc Murtra ha sustituido a José María Álvarez-Pallete al frente de Telefónica, tras dejar el mismo puesto en Indra, que ha sido ocupado a su vez por Ángel Escribano, informan Pilar Blázquez y Gabriel Trindade. En esta crónica, Manel Pérez cuenta detalles muy interesantes de la intrahistoria, con visita incluida de Pallete a la Moncloa y telefonazo del ministro Carlos Cuerpo a Carlos Torres, presidente del BBVA y de paso accionista de Telefónica y de paso aspirante a todo esto a comprar el Sabadell pese a los impedimentos del Gobierno.

En todos los movimientos citados en el anterior párrafo pueden apreciarse distintos grados de intervencionismo político, con el importante matiz de que en Telefónica y en Indra las decisiones no las toma el Gobierno, sino el consejo de administración. El relevo en Telefónica tiene mucho que ver con el 10% recientemente adquirido por la SEPI y también con la participación del 9,9% alcanzada por Criteria. El de Indra es también fruto del entendimiento entre accionistas, sobre todo entre los Escribano, que tienen el 14% del capital, y el holding estatal, que dispone de un 28%. En el caso del Sabadell, lo que hay son una serie de mecanismos legales que permiten al Gobierno, ya sea en la fase de análisis en profundidad de la concentración o en el momento de abordar una fusión, limitar el alcance de una eventual compra.

De todos estos casos, el que ha generado controversia ha sido el relevo en Telefónica, en el que el PP ha denunciado un nuevo intento del Gobierno “colonizar” empresas, instituciones o lo que fuera menester. Desde el otro lado, dicen que "tocaba una renovación" y evocan otros nombramientos decididos desde la Moncloa, especialmente los de Juan Villalonga en 1996 y César Alierta en el 2000. A favor de Pallete ha de decirse que es (era) un directivo de la casa elegido por Alierta. A favor del Gobierno, que su intervencionismo no responde más que al legítimo derecho de un accionista de ejercer sus poderes. Fue la sigilosa llegada de Arabia Saudí la que obligó a reconfigurar un contrapeso accionarial en el que el Estado emerge como pieza clave. Murtra tendrá que acomodar a los nuevos accionistas en el consejo y buscar una fórmula para que el cargo de presidente no quede ahora al albur de los cambios de Gobierno.

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Frente al revuelo político, un matiz que puede sonar a perogrullo. Los relevos al frente de las empresas del Ibex responden a mecánicas muy diferentes a las parlamentarias. Aquí no hay legislaturas ni mociones de censura ni (tampoco) limitaciones de mandato. Recordemos la diferencia entre democracia y capitalismo. Si la democracia es un sistema de poder basado en la voluntad popular en el que cada persona es un voto, el capitalismo es un sistema de poder basado en el principio de propiedad en el que cada acción es un voto. En las grandes cotizadas (Telefónica tiene 1,2 millones de accionistas), el quórum en las juntas es bajo (el 62% del capital en la última de Telefónica) y la mayoría de los inversores solo tiene vocación financiera (dividendos y valor en bolsa), de modo que el control suele ejercerse desde participaciones que, siendo minoritarias, resultan significativas. Son las únicas capaces de aunar intereses y de acceder al consejo de administración, sobre todo cuando, como ocurre casi siempre, no hay por medio inversores activistas que ejerzan oposición ni negocios en peligrosa recesión.

Es por este motivo por el que a la SEPI y Criteria les basta un 10% cada una para tomar decisiones como la conocida el pasado fin de semana. Con porcentajes menores hay accionistas que controlan grandes corporaciones del Ibex. El relevo del presidente de Telefónica ha sido muy criticado, pero también puede justificarse con elementos objetivos, como se verá más abajo. Aquí que cada cual elija su propia aventura.

Lo cierto es que en los últimos tiempos se han producido bastantes cambios en las presidencias de las grandes cotizadas, cuyo ritmo de rotación no suele ser ni mucho menos trepidante. Es como para formularse la pregunta. ¿Por qué caen los presidentes del Ibex? Puede servir para entender un poco mejor lo ocurrido en Telefónica e Indra.

Los últimos cambios parecen producirse por tres motivos. Son los giros accionariales, una pobre gestión o la sucesión natural, ya sea por jubilación o relevo generacional. Sin embargo, en todos ellos palpita la respuesta a la pregunta que plantea esta newsletter, que es bien sencilla: los presidentes de Ibex caen porque lo decide el consejo de administración. Veamos los casos recientes:

CaixaBank, giro accionarial. José Ignacio Goirogolzarri fue sustituido a finales del año pasado por Tomás Muniesa como presidente del banco, como informó Eduardo Magallón. La marcha del respetado banquero fue el colofón al periodo transitorio tras la absorción de Bankia por la entidad catalana hace más de tres años. Sin apenas poderes ejecutivos, que es lo que le gusta al BCE, Goirigolzarri es un ejemplo de salida motivada por cambios en la propiedad, ya que las fusiones no suelen ocurrir en pie de igualdad. Y mucho menos esta.

Grifols, un problema de gestión. En febrero del 2023, Steven Mayer cedió la presidencia a Thomas Glanzmann, que el pasado otoño, cedió sus funciones al consejero delegado. Mayer llevaba en el cargo desde el 2022, cuando sustituyó a Víctor Grifols. También en el 2024, la familia Grifols abandonó sus responsabilidades ejecutivas en la compañía, fruto de la crisis reputacional ocasionada por Gotham City. Fue en ese momento cuando Nacho Abia asumió el cargo de consejero delegado. Desde que se publicase el infausto informe, hace alfo más de un año, se han sucedido las ventas de filiales, refinanciaciones y un intento frustrado de opa por medio.

Indra, giro accionarial y golpe del destino. Murtra se va a Telefónica y Ángel Escribano lo sustituye al frente de Indra. Con el relevo, los Escribano hacen valer una participación del 14% alcanzada de forma progresiva en apenas tres años y capitalizan de paso su marchamo de perseverancia y seriedad en un sector tan exigente como el militar. Los retos de la empresa pasan por la eventual venta de Minsait y la no tan apetecible compra de Hispasat, de lo que informa Fernando H. Valls.

Sabadell (¿o BBVA?), giro accionarial. Si prospera la opa del BBVA, se da por descontado otro cambio de presidencia en el Ibex, consistente en la salida de Josep Oliu como presidente del Sabadell. ¿Podría ocurrir lo propio con Torres en caso de que fracase la operación? En las ruedas de prensa del banco ha sido una de las preguntas más repetidas por los periodistas. El presidente del BBVA ha insistido en dar a la opa la importancia justa: es desde su punto de vista una propuesta muy atractiva a los accionistas del banco catalán con el objeto de generar valor y crear un grupo más grande, con escala suficiente para afrontar los grandes retos tecnológicos. Ni más ni menos.

El presidente del BBVA, Carlos Torres Vila (d), y el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu (i), durante la ceremonia de toma de posesión del nuevo gobernador del Banco de España, en el Banco de España, a 24 de septiembre de 2024, en Madrid (España).

El presidente del BBVA, Carlos Torres Vila (d), y el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu 

Europa Press

Mientras la CNMC va concluyendo su análisis de la operación y la prima de la opa se estrecha hasta resultar por momentos negativa, el Sabadell ha tomado una decisión tan inesperada como sorprendente: el traslado de la sede a Catalunya, del que informa Eduardo Magallón. El banco regresa siete años después a su lugar de origen, donde la opa ha despertado más rechazo. La noticia ha sido recibida con entusiasmo por la Generalitat --la vuelta de las empresas es uno de los empeños de Illa-- y el mundo empresarial catalán, informan Noemi Navas y Jaume Masdeu. Con este golpe de efecto, Oliu concentra todas las fuerzas para intentar decantar a su favor la batalla con el BBVA en un frente nada desdeñable, el político. Se trata, como dice aquí Manel Pérez, de “reforzar las murallas defensivas en el ambiente social más propicio para el banco”. Una maniobra inteligente y, a la vez, una forma de encender la alerta roja.

Cellnex, entre la gestión y el accionariado. Con Tobías Martínez al frente, el grupo de torres de telecomunicaciones protagonizó un fulgurante crecimiento en Europa. Agotadas las operaciones, el inversor activista Chris Hohn, el mismo que forzó cambios en Aena, se convirtió en primer accionista y promovió cambios en una empresa necesitada de nuevos rumbos. Tras ascender a Anne Bouverot a presidenta en el 2023, hace apenas tres meses, en octubre, Óscar Fanjul, ex consejero delegado de Repsol entre otras cosas, fue elegido para ocupar el cargo, informa Blanca Gispert.

Bankinter, relevo natural. Lo que viene a ser un cambio tranquilo. Pedro Guerrero se despidió de la presidencia del banco el año pasado, tras 17 años en el cargo. Le sustituyó Dolores Dancausa, la combativa consejera delegada, cuya defensa de los intereses de la banca la han convertido en los últimos años en uno de los portavoces más eficaces del sector.

Inditex, como Mecalux (esta no es del Ibex), cambio generacional. Estos días hemos conocido un cambio general en una empresa que, sin formar parte del Ibex, sí acumula una trayectoria de éxito. José Luis Carrillo, el fundador de Mecalux, dedicada a todo lo que tiene que ver con tecnología y estanterías en almacenes logísticos, ha cedido la presidencia de la empresa tras sesenta años a su hijo Javier Carrillo, como adelantó Gabriel Trindade. En abril, Marta Ortega cumplirá tres años como presidenta de Inditex, la mayor empresa de España.

¿Y por qué ha caído Pallete? La suya no ha sido una gestión fácil. De hecho, gestionar Telefónica no debe de ser nada fácil. Su gran misión en el cargo era la de rebajar una gigantesca deuda de cerca de 50.000 millones de euros, lo que ya de por sí obligaba a desinversiones y escasas alharacas. Habría resuelto parte del problema si, al poco de llegar al cargo, la Comisión Europea le hubiese permitido vender el negocio británico de O2 --de nada sirvieron las posteriores resoluciones judiciales--. Desprenderse de activos rebaja la deuda, pero también el ebitda (beneficio bruto de explotación), y el apalancamiento de una empresa se mide precisamente en la relación entre deuda y ebitda. He ahí uno de los dramas de Pallete, que vivió además con frustración el bajo valor en bolsa de una compañía demasiado ocupada en su propio saneamiento. Al final de su mandato, la deuda se ha recortado a unos 30.000 millones, si bien el valor en bolsa es cerca de un 60% inferior. El plan estratégico y las promesas de dividendos no llegaron a generar el entusiasmo suficiente.

El golpe definitivo fue el desembarco saudí. A hurtadillas, burlando el radar de la propia empresa, Saudi Telecom se hizo entre febrero y septiembre del 2023 con un 9,9% del capital entre acciones directas y derivados para su posterior adquisición en caso de que el Gobierno aprobase el movimiento. Se trata de una inversión financiera con compromiso de respeto a la gestión, dijo el grupo árabe. ¿Pero gestión de quién? Pallete viajó a Arabia en busca de aclaraciones, si bien no logró pilotar una respuesta eficaz. Más aun, en los meses de silencio en los que Riyad buscaba el visto bueno del Gobierno llegó a reconocer que no tenía información acerca de lo que se preparaba en su propia empresa. Mientras, para equilibrar la defensa de una empresa estratégica sin espantar a los inversiones internacionales, el Gobierno fue configurando a lo largo del año pasado con la SEPI y junto a Criteria un núcleo accionarial en el que Pallete no fue capaz de hacer valer sus servicios.

Su marcha le pilló por sorpresa el viernes, tras la celebración de un rutinario comité ejecutivo. Le permitirá, eso sí, acceder a una millonaria indemnización antes de que este año hubiese finalizado su mandato como consejero, cuya renovación habría requerido el visto bueno de la junta. Concluye así una etapa en Telefónica y se abre otra. "Ilusionados y seguros" fueron las expresiones utilizadas estos días por Pedro Sánchez para saludar el cambio. De Pallete quizá acabemos echando de menos algunas ideas que en su momento no llegaron a prosperar. Entre ellas, la de crear una Constitución digital. Un código de normas para movernos en la selva algorítmica. Una propuesta que resuena con plena actualidad ahora que los tecnoligarcas engullen a marchas forzadas nuevas porciones de poder económico y político.

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