Un helicóptero militar con tres soldados a bordo, en vuelo de entrenamiento sobre el río Potomac, cerca del aeropuerto Reagan de Washington, chocó la noche del miércoles contra un avión comercial de American Airlines con 60 pasajeros y cuatro tripulantes.
La tragedia unió al país en el duelo y la consternación, y las autoridades locales, estatales y federales sumaron fuerzas para rescatar en el agua gélida, a 0 grados Celsius, a los posibles supervivientes de la explosión de fuego que generó la colisión. Los equipos de submarinistas rescataron 27 cuerpos, pero pocas horas después del accidente ya asumían que ninguna de las 67 víctimas había salido con vida del accidente.
Un avión despegando ayer junto a los restos de la aeronave caída
En este clima de estupor, con la investigación todavía en marcha, el presidente Donald Trump echó por los aires la unidad y el talante que suelen caracterizar a un jefe de Estado y, después de un protocolario minuto de silencio por los fallecidos, pasó al ataque.
Dijo que tiene “opiniones muy firmes” sobre lo que ocurrió y atribuyó las culpas a las administraciones de Barack Obama y Joe Biden y, específicamente, a sus políticas de diversidad, equidad e inclusión.
Mueren 67 personas al chocar un helicóptero militar con un avión en el centro de la capital
“Debemos mantener los estándares más altos para quienes trabajan en nuestro sistema de aviación. Cambié los estándares de Obama, que eran mediocres, y los elevé a extraordinarios. Solo los de mayor aptitud, intelecto y psicológicamente superiores podían optar a ser controladores aéreos. Cuando asumí el cargo en el 2016, hice ese cambio porque siempre creí que este era un trabajo que requería inteligencia superior. Lo logramos, pero cuando dejé el cargo y Biden lo asumió, los redujo a un nivel más bajo que nunca. Yo prioricé la seguridad. Obama, Biden y los demócratas priorizaron la política”, dijo desde la sala de prensa de la Casa Blanca ante el asombro de los periodistas.
No hay ninguna evidencia de que los soldados en el interior del helicóptero Black Hawk ni los controladores aéreos a los que Trump responsabiliza del accidente fueran contratados mediante criterios de diversidad e inclusión del Pentágono o el Departamento de Transporte. Sin embargo, Trump no dudó al asegurar que Obama y Biden contrataron en cargos de importancia a personas con discapacidades, que “incluyen parálisis parcial, parálisis total, epilepsia, discapacidad intelectual severa, discapacidad psiquiátrica y enanismo, todas las cuales pueden optar al puesto de controlador aéreo”.
El accidente ocurrió a las 20.48 hora local (2.48 en la España peninsular) cuando el avión comercial de American Airlines estaba reduciendo su altura para entrar en la pista de aterrizaje. Tenía delante un helicóptero Black Hawk del Pentágono, que estaba realizando maniobras de entrenamiento. Cuando los tres soldados en el interior del helicóptero fueron avisados por la torre de control, ya era demasiado tarde. Las imágenes de la webcam del edificio cercano Kennedy Center muestran, en la oscuridad de la noche, una explosión de fuego que iluminó el cielo seguida de un humo blanco y la posterior caída de ambos aparatos al rio Potomac.
Trump acusa a Biden y Obama de contratar para cargos de importancia a personas con discapacidades
Entre las 67 víctimas, que ya se dan por muertas (las autoridades han pasado de una operación de rescate a una de recuperación de cuerpos), había miembros y familiares del Club de Patinaje de Boston, así como dos patinadores artísticos rusos, Evgenia Shishkova y Vadim Naumov, una pareja que ganó un campeonato mundial en 1994 y que residía en EE.UU.
Las autoridades civiles y militares están investigando las causas del accidente, comenzando por las grabaciones del control de tráfico aéreo durante el suceso. En ellas, un controlador avisa al helicóptero para que pase por detrás del avión y, unos 20 segundos después, se oye un grito seguido de la explosión, y el aviso por parte de otro avión a la torre de control: “Torre, ¿lo vieron? El helicóptero y el avión se han estrellado en el río. He visto una bola de fuego y luego desapareció”.
En su rueda de prensa, Trump hizo referencia a estas “aterradoras” grabaciones y culpó al piloto del helicóptero. El avión de American Airlines “iba en la trayectoria establecida, la misma que han seguido otros aviones que han aterrizado antes”, dijo. “Hubo un problema con el piloto del helicóptero. Era una noche visualmente clara. Hacía frío, pero estaba despejado tan claro como podía estar”, añadió. “El helicóptero tenía la capacidad de detenerse muy rápido, de subir o bajar, de girar. Y el giro que hizo no fue el correcto, obviamente, e hizo lo contrario de lo que se le indicó”.
Trump, en la rueda de prensa por el accidente de aviación en Washington
El nuevo secretario de Transporte, Sean Duffy, que asumió el cargo un día antes de la colisión, respaldó en la misma rueda de prensa las palabras de Trump. “Todo era normal en el momento previo al accidente”, dijo, y pasó a atacar las políticas de inclusión, alegando que “solo podemos aceptar a los mejores” para puestos que afecten a la seguridad de los pasajeros. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, encargado del Pentágono, cuyo helicóptero militar se estrelló, también se hizo eco: “La era de la DEI ha terminado en el Departamento de Defensa. Necesitamos a los mejores”.
En su politización de la tragedia, con el país entumecido por el duelo, ninguno de ellos hizo autocrítica ni se refirió a los despidos realizados por Trump en el segundo día de su mandato, el martes pasado: echó a los jefes de la Administración de Seguridad del Transporte y de la Guardia Costera antes de que finalizaran sus mandatos y eliminó a todos los miembros de un grupo asesor clave en materia de seguridad de la aviación. Eso no implica, sin embargo, que sea la causa del accidente, que todavía están tratando de determinar las investigaciones en marcha.
La tragedia aérea, ocurrida en uno de los espacios aéreos más transitados del mundo, obligó a paralizar las operaciones del aeropuerto Reagan, que ayer ya recuperaba progresivamente su actividad. Pero las implicaciones políticas, y el reparto de las culpas, continuarán en los próximos días.
No es la primera vez que Trump interpreta una tragedia bajo su marco ideológico: ya lo hizo tras los ataques que consternaron al país durante la noche de Año Nuevo, cuando culpó a la inmigración, a pesar de que los atacantes de Nueva Orleans y Las Vegas habían nacido en EE.UU.