En la montaña aprendes que eres muy pequeño: una piedrecilla que baja o una tormenta te pueden eliminar del mapa
Kilian Jornet
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Biel Ràfols (37) es un gran fondista y este domingo se disputa la Marató de Barcelona, pero nuestro personaje no estará allí, quiero decir en la salida de Passeig de Gràcia, pues al fin y al cabo ese no es su fondo: Biel Ràfols es un fondista de montaña, de trail running, y lo que él hace bien, realmente muy bien, es interpretar mapas y captar imágenes.
¿Interpretar mapas?
En el 2010 se convertía en el campeón de España de carreras de orientación.
¿Captar imágenes?
Lleva más de diez años surcando bosques y laderas, monte arriba y abajo, filmando a los iconos del ultra trail, a Kilian Jornet, Pau Capell, Núria Picas u Oihana Kortazar.
–¿Cuánto pesa la cámara con la que corre y filma? –le pregunto.
–Alrededor de 2,5 kilos.
–¿Y cómo filma?
–Suelo ponerme por delante de algún corredor, o a su lado, y le enfoco sobre la marcha. A veces corro y sostengo la cámara del revés, filmando al corredor que viene detrás de mí, como si me estuviera persiguiendo.
–¿Y cómo ve usted lo que filma?
–No lo veo. Lo intuyo. A veces, si estoy filmando un directo, los compañeros de producción me avisan por el pinganillo: ‘¡Eh, que no estás enfocando al corredor!’. En general, le he ido cogiendo el tranquillo a base del ensayo-error.
(Ahí está: el arte del ensayo-error, como tantas cosas en la vida...).
–¿Y no teme usted caerse? ¿Nunca se ha dado un trompazo?
–Supongo que, de un modo inconsciente, me entrené para ello cuando disputaba carreras de orientación. He corrido muchos kilómetros con un mapa en la mano, analizándolo de reojo mientras avanzo por un bosque, o cuesta abajo. Correr filmando es parecido...
(En fin, lector, mejor no intente imitarle: ¿no tenemos suficiente, los mortales, con respirar mientras avanzamos bosque adentro?).
He corrido muchos kilómetros con un mapa en la mano, analizándolo. Correr filmando es parecido...”
(...)
–¿Cuánto rato puede usted pasarse corriendo por delante de un profesional del ultra trail, grabándole?
–Seis, siete minutos... A veces, más. Depende de lo que necesite filmarle. He corrido muchos kilómetros junto a Kilian Jornet. Nos conocimos en el duatlón de la Vall de Núria, hace ya muchos años, y hemos coincidido en decenas de carreras de Salomon, firma en la que trabajo (está en Sports Marketing de Trail Salomon España), como la Zegama-Aizkorri, la Sierre-Zinal o la Salomon Ultra Pirineu.
–Y cuando corren juntos, ¿hablan?
–A veces, Kilian me preguntaba cosas. Me preguntaba por mi familia, aunque tampoco podíamos extendernos. Él estaba compitiendo y en esos momentos no le gusta hablar. Otras veces, cuando buscaba el récord de una prueba, me pedía que me apartara porque necesitaba ver bien el recorrido. Y yo obedecía, claro. Aunque siempre procuro mantenerme a un lado, filmarle desde un lado, no desde delante. Es importante que el corredor confíe en ti: no puede perder tiempo porque le estés filmando.

Biel Ràfols, días atrás y cámara en mano, frente a las oficinas de Salomon, su empresa en El Prat de Llobregat
–Y si el corredor se cae o pierde un botellín por el camino, ¿puede usted ayudarle?
–A ver, no puede ser que ayudes a uno y no a otro. Quiero decir: no puedes hacerle de liebre a un corredor, por ejemplo. Y tampoco puedes ofrecerle demasiada información. Quiero decir: el año pasado, en la Zegama-Aizkorri, Kilian le llevaba ocho minutos de margen al segundo, pero el cansancio y la irrealidad que genera el esfuerzo le impedían pensar con claridad. Creía que sus perseguidores se le estaban echando encima, y me iba preguntando por la ventaja que les llevaba.
–Y usted ¿le respondía?
–Yo debía ser imparcial: al fin y al cabo, esa información se la debe ir dando la gente de confianza, la de su equipo, que sigue la carrera en vivo y online.
–¿Y cómo descubrió usted este mundo?
–¡Me viene de familia! Mi abuela, Pilar Lladó (87), estuvo subiendo picos hasta el 2017. Mi padre, mi madre y mi hermana, lo mismo. Y sospecho que mis hijos, Tura (7) y Arau (5), también lo harán. No hace mucho, nos juntamos cuatro generaciones para disputar una carrera de asfalto. ¡Ahí iban mi abuela y mi hija!