No es el Renacimiento el período artístico más prolífico del arte catalán, pero aquel movimiento italiano y que también tuvo sus expresiones más al norte de Europa influyó globalmente, también en Catalunya, donde hasta ahora no existía un equipamiento cultural monográfico para explicar esta corriente. El domingo 15 de diciembre, Molins de Rei estrenará un nuevo museo que profundiza exclusivamente en esta etapa de la historia del arte. Lo hará en el palacio de los Requesens, ubicado en el centro de la localidad del Baix Llobregat, a tiro de piedra de Barcelona, que pese a ser Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) llevaba décadas en decadencia y se ha rehabilitado para ubicar el nuevo museo.
Allí un centenar de obras cedidas mayoritariamente a largo plazo por otros museos y algunas provenientes del municipal se reúnen en una historia que se explica en tres ejes: la familia Requesens, las principales características del arte del Renacimiento y la vida cotidiana en el siglo XVI. Cada planta del espacio se centra en uno de ellos.
El museo también es un equipamiento educativo, con programa para infantil, secundaria y bachillerato para explicar esta parte de la historia. El escolar será uno de sus principales públicos. Además, con la Universitat de Barcelona se ha impulsado una cátedra de estudios del Renacimiento.
“El Renacimiento es una de las épocas más apasionantes de la historia del arte, merece tener un museo. Tradicionalmente ha sido menospreciado en Catalunya”, dijo este lunes el director del Museu del Renaixement, Damià Martínez. Añadió que las exposiciones serán “semipermanentes” con la idea de hacer temporales de pequeño formato.
La colaboración de varias instituciones, entre ellas el MNAC, permite crear un equipamiento nacional a tiro de piedra de Barcelona
El museo cuenta con obras del Dhub, del museo de Lleida, del Frederic Marès, del Tèxtil de Terrassa, del MUHBA, del Prado y de la Universitat de Barcelona. Pero el principal prestamista es el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), con una cuarentena de elementos que tenía guardados en su depósito y que ahora brillarán en Molins de Rei. “Somos un museo nacional, no puede ser que la colección esté centrada solo en Barcelona. Tenemos que contribuir a las iniciativas que surgen de los municipios”, reivindicó su director, Pepe Serra.
Una de las principales obras expuestas es un inmenso tapiz del taller de Willem Dermoyen en Bruselas, que fue comprado a mitades del siglo XVI para decorar el Palau de la Generalitat. Se titula el Triunfo del tiempo sobre la fama e ilustra uno de los poemas de Francesco Petrarca. Sus más de cuatro metros de altura y ocho de amplitud se entraron por una ventana del palacio en una grúa. Era imposible hacerlo de otra manera.
¿Y por qué en Molins de Rei? La familia Requesens fue una de las más leales a la Corona de Aragón. Allí tenían una de sus residencias, que es el palacio que ahora ocupa el museo. Era frecuentado por los reyes porque la sierra de Collserola era un lugar de caza. Huyendo de Barcelona por la peste, en este palacio se proclamó a Carlos V como emperador del sacro imperio romano germánico. Y a partir de aquel hecho histórico se ha enarbolado todo un discurso y ha crecido un proyecto que, liderado por el Ayuntamiento con la complicidad de varias administraciones, ha permitido rehabilitar el palacio.
“Es un equipamiento de país ubicado en Molins de Rei, que así completa su recuperación del casco histórico”, relató el alcalde, Xavi Paz. En el palacio también se ubicará la oficina turística del municipio, ubicado entre Collserola y el río Llobregat.
Cooperación para salvar patrimonio histórico
Alzado en el siglo XV y considerado BCIN, el palacio de los Requesens vivió su época esplendorosa como una de las residencias de esta influyente familia. Pero su pasado más reciente no es glorioso. Fue propiedad de Fecsa y después pasó lustros decadentes, víctima del paso del tiempo. En la década de los 90 del siglo pasado fue adquirido por el Ayuntamiento y años después se recuperó una de sus salas, conocida como la Gòtica. Su gran rehabilitación se produce para albergar el museo del Renacimiento y ha tenido una inversión de 4,26 millones de euros. Para costearla, el Consistorio consiguió 1,42 millones del Gobierno, 966.584 euros de fondos Feder de la Unión Europea a través de la Generalitat, 200.000 euros directamente de la Generalitat y 200.000 más de la Diputació de Barcelona. Así pues, se trata de un ejemplo de colaboración entre administraciones para salvar patrimonio histórico.