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Sentido común para que el mundo siga girando

Opinión

No podemos olvidar que son las gotas las que llenan los océanos

Muchos somos los que hemos apelado al sentido común. Sentido común para guiar la reacción ante lo que una lectura precipitada podría entender como el último bandazo de la ciencia alimentaria. En este caso, esclarecer si la carne roja ha pasado de ser fruto prohibido al aparador de la barra libre.

Sentido común porque la ciencia estudia el mundo, pero cuando analiza la vida de las personas a lo largo del tiempo, con infinidad de condicionantes y variables que afectan al bienestar de tantos individuos diferentes, la enorme complejidad dificulta cualquier conclusión clara y categórica. Además, la ciencia está para explicar (una explicación que por definición siempre será provisional) pero para actuar está la conciencia y el sentido común que, contra lo que podríamos creer, el diccionario no define como el más compartido sino como la capacidad de entender o juzgar de forma razonable.

“La ciencia está para explicar pero para actuar está la conciencia y el sentido común”

Y sí, tal vez sea cierto que el sentido común es el menos común de los sentidos porque no parece guiar nuestro día a día por lo que al consumo se refiere. Debemos tener la capacidad de entender muy oxidada pues, mientras nos escandalizamos por las noticias sobre las repercusiones que tienen para nuestra salud algunos alimentos –pongámosle hoy las noticias sobre los microplásticos– o los problemas que generan en el planeta por su sobreexplotación –llámemosle Amazonia–, mientras nos quejamos por la irresponsabilidad de esos poderosos preocupados únicamente por serlo aún más y hasta quizás nos manifestemos algún viernes por el futuro, en general continuamos sin responsabilizarnos lo suficiente y actuar en consecuencia de forma continuada.

No podemos dejar de vivir, de acuerdo. Tampoco plantearnos renunciar absolutamente a todo de manera voluntaria (¿dónde está el límite?) mientras comprobamos que nuestras esforzadas y sufridas contribuciones significan tan sólo pequeñas gotas aisladas de agua limpia en un mar contaminado. Pero mucho menos olvidar que son las gotas y no otra cosa las que llenan los océanos.

“Seguimos sin responsabilizarnos lo suficiente y actuar en consecuencia de forma continuada”

En la editorial del Science, el investigador de la Universidad de California, Los Angeles Peter Kalmus, reflexiona precisamente sobre la responsabilidad de los científicos, aquellos que sustentan los argumentos de los activistas de la sostenibilidad como Greta Thumberg, de no solo contribuir con el aporte de conocimiento.

Defiende que el compromiso debe ser efectivo y él mismo se pone como ejemplo que ha empezado por reducir aquellos viajes en avión prescindibles mientras la tecnología no permita que sean menos contaminantes.

En realidad, todos sabemos que muchas reuniones se pueden hacer vía telemática, o telefónica, y en bastantes de estos casos no solamente se ahorra huella de carbono, también se gana tiempo y calidad de vida.¿A que sí?

“No podemos olvidar que son las gotas y no otra cosas las que llenan los océanos”

Sin necesidad de volvernos anacoretas, perder la familia, los amigos o el trabajo, todos y cada uno podemos hacer cosas. Un servidor, que militando contra el despoblamiento rural vive en un pequeño municipio que cometió el inmenso error hace décadas de dejarse quitar el tren, necesita el coche a diario para trabajar. No tengo alternativa, pero intento compartirlo siempre que puedo.

En cuanto a la comida, sí, como todos ustedes en casa hemos reducido el consumo de carne, priorizando la bien criada, los vegetales de temporada y el producto fresco, de proximidad y sin envases superfluos.

Y a la hora de cocinar, como todos ustedes, miro siempre en la nevera qué es lo que más conviene gastar para evitar que se eche a perder y minimizar el despilfarro. No es difícil, es divertido, resulta sabroso y representa, cada día, un granito de arena. Una gota de agua más.