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Beber una taza de té puede ser una experiencia filosófica

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Alain de Botton explora el sentido espiritual de esta ceremonia japonesa

La ceremonia del té, una de las actividades culturales más emblemáticas de Japón, está rodeada de mística filosófica. Pero... ¿Por qué algo, aparentemente ordinario, inspira tanta reverencia en el país nipón?

Al escritor y filósofo popular, Alain de Botton, le han fascinado tanto este tipo de preguntas que incluso se ha lanzado a analizar el por qué beber una taza de té puede ser una experiencia filosófica.

Pero para comprender su teoría, primero hay que entender la vida de Sen-no-Rikyu, el zen budista que promovió esta bebida para una vida sabia y calmada, fundador también de la estética japonesa wabi sabi.

Una ceremonia de té

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Sen-no-Rikyu, el maestro del té

Sen-no-Rikyu nació en 1592 en Sakai, una prefectura de Osaka, la segunda ciudad más grande de Japón con una población de 19 millones de habitantes. Su padre, un almacenista que trabajaba en el comercio del pescado, quería que su hijo siguiera el negocio familiar, pero Rikyu dió la espalda a la vida comercial y se fue en busca de la sabiduría y el auto-entendimiento.

Se fascinó con el Budismo Zen, se convirtió en aprendiz de maestros y se acostumbró a pasear por el campo con pocas posesiones.

Fundada por religiosos viajeros, esta práctica religiosa mantiene que el sentido espiritual no se sitúa ni en pensamientos complejos ni en grandes acciones, sino en la realización de acciones sencillas con consideración y sensibilidad. Rikyu eligió concentrarse en beber tazas de té.

Un monje budista Zen en Japón

E+

Una infusión catártica

El té había estado en Japón desde el siglo IX y se consideraba calmante, espiritual y saludable. El logro de Rikyu fue convertir la ceremonia del té en un ritual más riguroso y filosófico.

Este zen budista argumentó que una casa de té debía tener sólo dos metros cuadrados, estar recluida en jardines apartados y provista de una puerta muy pequeña, con la finalidad de que todos los que entraran, hasta los poderosos, se inclinarían y se sintieran iguales a los otros.

Una ceremonia exitosa – de aproximadamente cuatro horas de duración y 15 pasos – debía suscitar las emociones de tranquilidad, pureza y respeto, los frutos de compartir con otros un espacio confinado, liberado de las ansiedades del mundo.

Un jardín japonés con una casita perfecta para realizar una ceremonia de té

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El “wabi - sabi” o el sentido de la no permanencia

Rikyu inventó una palabra para expresar lo que quería lograr con este ritual : wabi-sabi, compuesta por wabi (satisfacción con simplicidad y austeridad) y sabi (agradecer la imperfección).

Frecuentemente se describe como un concepto que se refiere a la capacidad de ver la belleza en la imperfección, o bien, una comprensión del mundo basada en la fugacidad y la no permanencia.

La filosofía del wabi sabi no sólo se expresa en la ceremonia del té, sino en la poesía, el arte visual e incluso en la mentalidad japonesa, según Leonard Koren (no Leonard Cohen), autor del libro Wabi-sabi: para artistas, diseñadores, poetas y filósofos (Renart).

Es fácil perderse en una ocupada vida moderna

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La ceremonia: Una pausa de este mundo

Así Sen-no-Rikyu atrajo al escritor Alain de Botton, autor de Ansiedad por el estatus (Taurus), quien suele gustar de analizar los mitos principales de la civilización occidental, sobre todo la meritocracia y el individualismo, las actitudes hacia el fracaso y éxito, y los efectos de esas ideas sobre nuestra capacidad de contentarnos.

Botton afirma que el extremo lógico de tales concepciones es que todos somos responsables de nuestros propios destinos (no importa la suerte o la lotería del nacimiento), incluido el fracaso, lo que genera mucha ansiedad.

La ceremonia del té, sin embargo, ofrece una pausa de este mundo, un momento para la humildad, la naturaleza y la reflexión serena, un momento en que se puede recordar que todo es transitorio. Es decir, beber té puede significar mucho más que beber té.

La ceremonia de te japonesa

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Otro argumente recurrente de Botton es que los rituales de hoy no cumplen nuestras necesidades espirituales más profundas. “Una de las cosas que diferencia principalmente a las sociedades modernas de las antiguas es el ritual,” afirma en su canal de Youtube, School of life.

Define el ritual como la invitación de la sociedad a reunirse con los otros, muchas veces ante un evento de naturaleza simbólica o psicológica, para facilitar una transición a una etapa nueva en el desarrollo personal, para reconectar con una idea importante, o para recordar la paz interior. Lo que distingue a las sociedades modernas, es que estos rituales se han remplazado con la consagración de la vida privada y la vida laboral.

Para Botton, la lección principal de Sen no Rikyu “no es tanto que deberíamos participar en ceremonias del té cada día, sino hacer más tangibles algunos aspectos espirituales de nuestras vidas cotidianas”.

Es decir que el objeto de esta filosofía, no es solamente el crear ideas, sino el pensar en los mecanismos por los que esas ideas se puedan colar de forma visceral en nuestras mentes.