Pocos premios le quedan por recibir a Josep Roca, que este lunes fue nombrado mejor sumiller del mundo durante la presentación del nuevo ránking de The World's 50 Best Restaurants, un galardón especial que la organización ha impulsado este año y que en su primera edición, como no podía ser de otra manera, ha reconocido la trayectoria profesional del mediano de los hermanos del Celler de Can Roca.
Dice el camarero de vinos de este restaurante, como él mismo se define, que le ha sorprendido la cantidad de gente que ha querido celebrar este reconocimiento con él, ya que desde el lunes sus redes sociales han echado humo con felicitaciones y muestras de cariño procedentes de todas las partes del mundo.
Josep Roca en la imagen con la que 50 Best anunció el nuevo reconomiento
Que haya sido así probablemente tiene mucho que ver con la capacidad de empatizar de este sumiller, para el que la hospitalidad es eso que ya te ha sido dado antes de que tú lo pidas. "Hay que saber escuchar, saber ponerte en el lugar del otro. Vivimos en una pandemia emocional y en los restaurantes la gente quiere ser cuidada antes que comer muy bien", afirma.
Esa voluntad de tratar de ayudar al otro a reconectar con sus emociones -"el mundo tiene que ser para los sensibles", dice-, también le ha forjardo una mirada sobre el mundo del vino muy particular. Más que una mirada, podría decirse que es casi ya una filosofía de vida a la que Roca no quiere renunciar. "El sumiller necesita gestionar el ego, también el suyo", asegura, añadiendo que a él le gusta apoyarse en músicas, imágenes o relatos para trasmitir sus mensajes porque considera que a veces el mundo del vino es demasiado empírico y pragmático.
El mundo tiene que ser para los sensibles
En las primeras páginas del libro que publicó hace ya algunos años junto a la psicóloga Imma Puig, Tras las viñas (Debate), escribe que el vino se mueve entre el árbol de la ciencia y el árbol de la vida, entre lo terrenal y lo espiritual, otra de las cuestiones que le preocupan. "Estamos faltos de educación espiritual. Nos han educado en una religión y no dedicamos tiempo a la consciencia, al ser y al espíritu", señala, añadiendo que aunque haya quienes no quieran verlo "somos consciencia vestida con velos de materia y espiritualidad".
El pasado fin de semana en Londres, antes de que se conociera su nuevo título de mejor sumiller del mundo, Roca volvió a seducir y emocionar durante una cata muy especial que acogió 50 Best Talks en la que quiso mostrar cómo los vinos también pueden transmitir fuego, vida y dolor. A través de cada uno de los que eligió, trató de transmitir algunas de sus inquietudes vitales: la necesidad de un cambio en una sociedad desnutrida de emociones, el ecofeminismo y el regreso a una cultura más matriarcal, o esa lucha que cada vez más activa por ser sostenibles y biodiversos para no acabar atropellados por el cambio climático. "Yo con el vino soy como un periodista, intento contar lo que está pasando. Y desde 2003 hay un cambio de paradigma", dice.
Los Roca en la gala que The World's 50 Best Restaurants celebró en Bilbao en 2018
Sobre el premio que acaba de recibir, cree que es un cierre del círculo con The World's 50 Best Restaurants, ya que el Celler de Can Roca lleva 15 años obteniendo galardones de esta organización: si en 2013 y 2015 coronaron el podio del ránking (ahora forman parte de la clasificación especial 'Best of the Best, a donde pasan los restaurantes que ya han sido número 1), en 2016 su hermano Jordi fue nombrado mejor repostero del mundo y en 2017 el mayor, Joan, mejor cocinero. En 2016 también fueron reconocidos por su labor en hospitalidad.
"A partir de aquí tenemos que seguir aprendiendo, trazando un nuevo camino para el que será el Celler de Can Roca de los próximos 15 años", explica, señalando que en las cocinas del restaurante el liderazgo ya comienza a recaer en Jordi Roca, quien además de llevar la cocina dulce ahora también está involucrado en la creación de los platos salados. Esta semana se ha develado que los Roca se harán cargo de la gestión de la Fortalesa de Sant Julià de Ramis (Girona), que pasará a llamarse Roca Sant Julià, y que comprenderá un hotel, un restaurante, sobre cuya propuesta en breve darán detalles y un centro expositivo.