Lo que nunca deberías llevar a la playa en un día duro de calor
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Y algunas ideas que no pueden faltar en tu nevera
Estos son los cinco alimentos que te hacen sudar
Caminar por la sombra, evitar las horas de sol más intenso, beber agua… Cada verano se repite la historia y los chistes sobre los evidentes consejos que el informativo de turno repite para evitar golpes de calor cuando el termómetro pasa sin problemas de los 30 ºC. La frontera entre consejos y simple sentido común se diluye en esta época del año en la que, más que nunca, las obviedades son las reinas. ¿Qué me llevo a la playa? Un cocido con sus tres vuelcos, por supuesto.
Aunque vista la infraestructura que algunos trasladan a la playa sería más que posible no ya llevarse, sino cocinar algo así con los pies en la arena, no parece que sea lo que más apetezca cuando aprieta el calor.
La frontera entre consejos y simple sentido común se diluye en esta época del año en la que, más que nunca, las obviedades son las reinas
Y es que la temperatura es el gran condicionante cuando toca pensar en la bolsa de la playa. De entrada porque afecta al apetito -a la mayoría le apetece menos comer-, y también porque la necesidad de hidratación es prioritaria. Pero es que además hay que evitar que los microorganismos conviertan nuestro picnic en un festival.
Evitar riesgos
“Las salidas a la playa son un caldo de cultivo ideal para el crecimiento de los microorganismos porque se suman varias condiciones: las altas temperaturas; la dificultad para mantener buenas prácticas de manipulación higiénicas entre arena y toallas mojadas; y la elección incorrecta de alimentos de riesgo”, explica Beatriz Robles, experta en seguridad alimentaria y dietista-nutricionista.
La clave está en mantener la temperatura
La clave está en mantener la temperatura, así que aunque de un poco de pereza sumar un bulto más, si la idea es comer en la playa una nevera portátil será de gran ayuda para conservar en condiciones los alimentos.
Otro consejo importante: comidas sencillas y que requieran poca manipulación a la hora de comer para evitar que se contaminen. O que acabemos mordiendo arena, claro. Total, que descartado lo del cocido con sus vuelcos.
Fruta y sopas frías
Repasadas las nociones básicas de seguridad alimentaria playera, toca elegir menú. Y aquí tampoco hay sorpresas. Sopas frías (gazpacho, salmorejo, vichyssoise…) son un buen recurso para llevar, aunque siempre refrigeradas, recuerda Robles.
Si la idea es comprarlas ya listos, en este caso mejor versiones pasteurizadas que aguantan mejor las oscilaciones de temperatura. La fruta, por supuesto, tampoco puede faltar en nuestro menú veraniego contra el calor. Eso sí, si se trata de fruta ya cortada, también tienen que conservarse refrigerada.
“Las ensaladas verdes son una buena opción y pueden ser un plato único”
¿Más ideas? “Las ensaladas verdes son una buena opción y pueden ser un plato único si les añadimos ingredientes como frutos secos, quesos (los curados se conservan mejor), semillas, tofu, atún…”, recomienda la dietista.
Los sándwiches también son muy socorridos. Una combinación con pan integral, tomate, sardinas o aguacate -por poner un ejemplo- puede cumplir perfectamente con lo que muchas veces parece una misión imposible: comer sano y rico en la playa.
Comidas que es mejor evitar
Según un reciente estudio de Deliveroo más del 50% de las personas prefieren llevarse su propia comida casera a la playa. En vacaciones triunfan los bocadillos, aunque seguidos muy de cerca por la tortilla de patata.
Un clásico, pero una mala idea. Al menos para quienes sean de tortillas poco cuajadas. Y lo mismo pasa - señala Robles - con platos que tradicionalmente se vinculan con el verano y que acaban convirtiéndose en fuente de problemas, como la mahonesa casera que algunos insisten en usar para la ensaladilla rusa. Si en casa hay que andar con mucho cuidado, llevarla a la playa es jugar con fuego.
Si en casa hay que andar con mucho cuidado, llevarla a la playa es jugar con fuego
Además del huevo, también son un riesgo los que lleven carne o pescado crudos, como los carpaccios, tartares o sushi. Lo mismo con una hamburguesa poco hecha, el marisco o las salsas. La playa (o el campo) en pleno verano no son su mejor hábitat.
Y un último consejo antes de cerrar la bolsa de la playa. ¿Ensalada de arroz o de pasta? Nutricionalmente, mejor si son integrales pero, en cualquier caso, siempre en la nevera y refrigeradas porque, aunque aparentemente inofensivas, también nos pueden dar un susto.