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'La Vanguardia' recupera las noticias que más han interesado a los lectores en el año 2023. Este artículo se publicó el día 7 de junio.
“Parece que cuando una pareja duerme en habitaciones separadas es porque está rota. No es así”, asegura Beatriz (40) para explicar por qué ella y su compañero Luis han optado por sacrificar intimidad por comodidad. “En noviembre cumpliremos doce años juntos. Todo va bien, incluso tenemos pensado casarnos, y llevamos casi la mitad de nuestra relación durmiendo separados, añade Beatriz”.
Fueron varios los motivos que llevaron a Beatriz y Luis a probarlo. “En la habitación donde dormíamos se escuchaban ruidos del piso de arriba. Yo ronco un poco y Luis se despierta varias veces por la noche. Además, a mí me gusta leer y a él escuchar música o ver documentales antes de dormir”, explica ella. Y remata: “Nos dimos cuenta de que nos resultaba más cómodo. Nuestro descanso mejoró y la relación no se vio afectada, es más en cierto modo ha mejorado, porque de esta manera no estamos pendientes de molestar al otro, ganamos intimidad y espacio personal”.
La relación no se vio afectada. Es más, en cierto modo ha mejorado, porque no estamos pendientes de molestar al otro, ganamos intimidad y espacio personal
A algunas parejas, compartir la cama no les permite dormir de la mejor manera. En una encuesta hecha por The Sleep Foundation en enero de 2023 las personas que habían iniciado y mantenido un “divorcio del sueño”, el 52,9% de ellas afirmaba que había mejorado su calidad de sueño y que dormían 37 minutos más cada noche. No hay estudios sobre cuántas parejas optan por dormir separados, pero según una encuesta de The Better Sleep Council de hace diez años, el 63% de las parejas estadounidenses afirmaban dormir la mayor parte de la noche separadas.
“No se puede generalizar. Si la pareja duerme tranquila, con pocos movimientos, no ronca y la cama es amplia, dormir con o sin ella no tiene por qué afectar la calidad de sueño”, dice el neurofisiólogo clínico, especialista en sueño y autor de La ciencia del buen dormir (Península), el Dr. Javier Albares y aclara: “Esas condiciones ideales no se dan siempre. De hecho, entre un 40 y un 50% de la población ronca. Si es el caso de tu pareja, seguro que dormirás mejor en otra cama. Incluso está comprobado que, al cabo de los años de dormir juntos, las parejas de los roncadores tienen una pérdida de audición del oído que está al lado del roncador”. Para Albares, “dormir separados puede ser una solución temporal, pero es importante buscar tratamiento para la patología que hay detrás, que posiblemente sea una apnea del sueño”.
Para la psicóloga, sexóloga y terapeuta de parejas Lua Carreira, “Tiene sentido que algunas personas duerman más cómodas y mejor por su cuenta. No tienes a alguien al lado dando vueltas, roncando o haciendo ruido. Las sábanas y mantas son sólo para ti y puedes poner la habitación como a ti te guste”. Además de verlo en parejas que van a su consulta, ella lo vivió en su propia experiencia. “Yo tengo un sueño muy ligero y mi pareja roncaba. Para mí era imposible dormir juntos, yo la pasaba mal y el otro tampoco tenía la culpa. Si seguíamos durmiendo juntos íbamos a acabar mal”, dice.
Yo hago colecho con él y así podemos dormir más cómodos, porque tenemos más espacio en la cama
Aunque en su consulta son más las parejas que duermen por separado porque no están atravesando un buen momento, “también están aquellas a las que simplemente les resulta práctico porque tienen hábitos o necesidades de sueño diferentes. Tal vez uno ronca o pasa mucho rato en la cama con el móvil o la tele y el otro necesita cero estímulos para dormirse. Dormir separados no tiene por qué significar que algo no va bien”, dice.
Belén (39) convive con su pareja desde el confinamiento. Cuando tuvieron un bebé, decidieron dormir en habitaciones separadas. “Mi pareja ronca mucho. Ahora usa una máquina para las apneas de sueño, pero en ese momento todavía no la tenía”, apunta y explica: “Decidimos probar a dormir separados para que él no despertara o no le impidiera volver a conciliar el sueño al bebé. También para que al menos uno de los dos pudiera dormir bien. Como yo le daba el pecho, hacía la guardia de noche. Durante el día, él llevaba al bebé a pasear y yo podía aprovechar esos ratos para dormir”.
El cambio les resultó beneficioso y todavía lo sostienen. “El bebé todavía se sigue despertando por la noche. Yo hago colecho con él y así podemos dormir más cómodos, porque tenemos más espacio en la cama”, indica Belén y añade: “Además, mi pareja tiene que ponerse el despertador para madrugar por trabajo. Yo trabajo desde casa y puedo manejar mis horarios. De esta manera, no nos despertamos, todos descansamos mejor y estamos de mejor humor”.
Antes que estar despertándonos los dos, prefiero ocuparme yo para que mi pareja pueda dormir unas horas seguidas, así por la mañana puede cuidarlo él
Marta (este no es su nombre real) tiene 33 años. Ella y su pareja también optaron por dormir en cuartos distintos tras la llegada de su hijo, hace diez meses. “Empezamos durmiendo juntos con nuestro bebé al lado de nuestra cama, en la cuna de colecho. Pero empezó a despertarse mucho durante la noche. Después de probar distintas alternativas, lo más fácil para nosotros fue que yo le diera el pecho y acostarlo al lado mío. Por una cuestión de seguridad, mi pareja empezó a dormir en el sillón cama que tenemos en el salón”.
Hoy todavía duermen de esta manera. “Más allá del tema de la seguridad, porque ahora el bebé ya es más grande, todavía se despierta mucho durante la noche. Antes que estar despertándonos los dos, prefiero ocuparme yo para que mi pareja pueda dormir unas horas seguidas, así por la mañana puede cuidarlo él y yo dormir bien”, explica y aclara: “Eso es lo que nos sirve en este momento, para poder descansar los dos y estar bien al otro día”.
“Si duermes mejor, vas a estar de mejor ánimo, más relajado y menos irritable al día siguiente. Esto puede tener un buen impacto en tu relación”, dice Lua Carreira. Para ella, lo importante es que cada pareja pueda escoger el modelo que mejor se adapte a su realidad.
Si duermes mejor, vas a estar de mejor ánimo, más relajado y menos irritable al día siguiente. Esto puede tener un buen impacto en tu relación
“Cuando los bebés son pequeños y todavía toman el pecho por la noche, no es una mala opción dormir separados para que uno de los dos pueda dormir y turnarse. En algunos casos, lo que hace la madre es sacarse leche para que el padre pueda darle el biberón y ella aprovechar para descansar”, dice el Dr. Albares, y aclara: “A partir del año, cuando el niño ya no tiene necesidad de alimentarse por la noche y su ritmo circadiano ya está establecido, hay que intentar conseguir buenos hábitos y una rutina de sueño para evitar que desarrolle un insomnio infantil. Aunque también hay que entender que es normal que un niño pueda despertar, algunos lo hacen más y otros menos”.
Además de los ronquidos de la otra persona, otros trastornos del sueño que pueden llevar a algunas parejas a dormir separadas -indica el Dr. Albares-, son el de las piernas inquietas, donde el paciente se mueve y tiene un sueño agitado, o el trastorno de conducta durante el sueño en REM, donde grita y habla mientras duerme. “Todos ellos pueden tratarse”, asegura.
El experto apunta que “También puede darse el caso contrario, en el que duermas mejor con tu pareja, que tengas un hábito de sueño conjunto muy establecido y que estar abrazados o en contacto físico te ayude a liberar oxitocina, que es la hormona del placer, la tranquilidad, el bienestar y el amor, que viene muy bien para conciliar el sueño”.
Dormir juntos tiene beneficios para muchas parejas: liberas oxitocina, y hay estudios que dicen que el contacto físico disminuye el cortisol en el cuerpo y, con ello, los niveles de estrés y ansiedad
“Dormir juntos tiene beneficios para muchas parejas. Aparte de liberar oxitocina, hay estudios que dicen que el contacto físico disminuye el cortisol en el cuerpo y, con ello, los niveles de estrés y ansiedad”, dice la terapeuta Lua Carriera y añade: “Algunas personas se sienten más tranquilas y seguras. Tener a su pareja al lado les ayuda a conciliar el sueño, a dormir más horas y mejor. Para muchos, es un momento de complicidad, para tener relaciones sexuales o para hablar y estar relajados. Además, si uno de los dos tiene un trastorno del sueño, su pareja puede advertirlo para tomar medidas”.
Para aquellas parejas que busquen mejorar la forma en la que duermen juntos o volver a compartir la cama, la recomendación del Dr. Albares es evitar malos hábitos que puedan dificultar la conciliación del sueño, como usar pantallas. “Lo ideal es que la cama sea sólo para dormir y para tener sexo”, dice. A su vez, respetar los ritmos biológicos de cada persona. “Las parejas a veces se empeñan en acostarse a la misma hora, pero no todas las personas tenemos el mismo ritmo biológico, algunas son más matutinas y otras más vespertinas. Cada uno se tiene que acostar a la hora que tiene sueño”.
Aunque los motivos para dormir separados pueden ser distintos para cada pareja, hay algo que se repite en los casos consultados: las opiniones del entorno. “Cuando mi abuela se enteró de que dormíamos separados dijo: ‘¿Cómo van a tener un bebé si duermen separados? Así nunca’”, recuerda entre risas Beatriz, que ahora tiene una hija de casi tres años con su pareja y aclara: “En nuestro caso, los momentos de intimidad surgen más espontáneos de esta manera. No hay un lugar físico ni un horario preestablecido”.
Las parejas se empeñan en acostarse a la misma hora, pero no todos tenemos el mismo ritmo biológico: cada uno se tiene que acostar cuando tenga tiene sueño
“El hecho de dormir separados no tiene por qué afectar nuestra intimidad sexual. La distancia física puede hacer que incluso desee más a mi pareja, porque echar de menos al otro es un buen aliciente para el deseo”, indica la sexóloga Lua Carreira, y añade: “Lo importante es tener en claro que el deseo sexual es algo que se trabaja y que, aunque no suene muy sexy, la intimidad se planifica. Hay que buscar esos momentos, que no tienen por qué restringirse a la cama conjunta”.
“Siempre que lo contamos a alguien de nuestro entorno, sobre todo de la generación de nuestros padres o abuelos, la reacción fue decirnos: ‘¿Y la intimidad, qué?’”, indica Marta y aclara: “Yo sí que siento que impactó mucho en nuestra intimidad, aunque es algo que también creo que tiene que ver con la llegada de un bebé. Al final, lo que priorizamos hoy es descansar bien. Nuestra idea es volver a dormir juntos más adelante, cuando nuestro bebé empiece a dormir bien en su cuna. Pero seguiremos haciendo esto mientras nos funcione”.
“En nuestro imaginario colectivo, está bastante instalada la idea de que los momentos de intimidad de la pareja son en la cama cuando se va a dormir”, explica la terapeuta Lua Carreira e indica: “Esto quizás es así en muchas relaciones, porque tenemos un estilo de vida en el que los únicos ratos de descanso son a la hora de ir a dormir. Por eso para muchas parejas ese es el momento para que haya intimidad. Pero no tiene por qué ser el único”.
Siento que impactó mucho en nuestra intimidad. Lo que priorizamos hoy es descansar bien. Nuestra idea es volver a dormir juntos más adelante
Carreira aclara que la intimidad sexual “tampoco tiene por qué ser un termómetro de la relación. Las personas no siempre tenemos las mismas ganas. Hay etapas, por ejemplo, cuando se tiene un hijo o durante los primeros años de crianza, en las que puede pasar a un segundo plano. Eso no significa que algo esté mal”. Asimismo, advierte que “La intimidad de una pareja no sólo reside en las relaciones sexuales”, sino que también podemos encontrarla en una conversación profunda y vulnerable o en rituales, como cocinar juntos o estar abrazados.
Para Belén, “dormir separados no es un impedimento para mantener relaciones. Lo importante es que te apetezca. No creo que sea más desafiante que para cualquier pareja que, como nosotros, haga colecho con su hijo, donde la cama deja de ser un espacio posible para la intimidad. Tenemos un sofá cama muy cómodo y también una cama pequeña en otra habitación donde también podemos estar”.
Más que dormir juntos, para ellos la prioridad es dormir bien. “Lo que piensen los demás está de más. Para nosotros dormir separados es beneficioso porque nos permite estar descansados. A mediano o largo plazo, cuando el niño duerma en su habitación, seguramente volveremos a dormir en la misma cama. Pero, si vemos que no podemos descansar bien por cualquier motivo, también estamos abiertos a probar diferentes fórmulas hasta encontrar la que nos encaje”.
La terapeuta Lua Carreira explica que dormir separados puede ser algo positivo siempre que surja de un acuerdo. “Si toman la decisión en conjunto porque creen que puede permitirles dormir mejor, le quitan el peso que se le da a veces, de que si no dormimos juntos no tendremos relaciones sexuales ni intimidad y siguen buscando esos espacios entre ellos, yo creo que puede ser beneficioso”, indica.
Este artículo se publicó en La Vanguardia el 5 de mayo del 2023