El síndrome del niño hiperregalado y cómo combatirlo
Moderación
Sobreestimulación, pérdida de ilusión y frustración son los peligros que puede sufrir tu hijo si lo saturas a regalos
Se acerca la visita de los Reyes Magos de Oriente y España ya se encuentra entre los países con mayor gasto en la campaña navideña, solo superados por Gran Bretaña. La mayoría de este desembolso está destinado a los regalos de los más pequeños, llegando a los 166 euros de media. De hecho, las casas con niños tienen, de media, dos regalos más que las que no los tienen.
Esta necesidad de cubrir de regalos a los más pequeños con la mejor de las intenciones, puede acabar siendo peligrosa, como explica el sociólogo Francesc Núñez: “Regalamos mucho más de lo necesario y de lo que la emotividad de un niño puede aceptar”. Según algunas fuentes, hasta diez veces más de los que realmente necesitan. Todo ello puede tener como consecuencia lo que este experto de la UOC describe como “el síndrome del niño hiperregalado”. Estos son sus síntomas:
Niños sobreestimulados
“Son incapaces de prestar la atención y el tiempo necesarios y acaban centrándose en uno solo y olvidando el resto”, algo que provocan sus propios padres: “Son incapaces de contenerse y asumir las consecuencias que puede tener negar regalos a los hijos. Prefieren claudicar ante sus protestas o ceder a la satisfacción propia que les da contribuir a los deseos de sus hijos”.
Pérdida de ilusión
“Acaban tan saturados que se produce una pérdida de ilusión. Se explica, en parte, por la ley del rendimiento decreciente: el sexto regalo no les hace la misma ilusión que el primero, y así sucesivamente”.
Baja tolerancia
“Si un niño esta sobreregalado, el día que no reciba tantos regalos se sentirá frustrado e insatisfecho”, valorando solo la cantidad recibida, no por su uso o valor simbólico. Esto les hace adoptar “relaciones egoístas con los objetos de consumo”.
Cómo combatirlo
Una de las fórmulas que recomienda el sociólogo Francesc Núñez es emplear la regla de los cuatro regalos: “Es una manera de poner sensatez y buscar una lógica que sea aceptable para las familias para poner límites a esta situación”, añade.