Conversar con Mario Ciccorossi es un regalo para el enriquecimiento espiritual. Transmite paz, calma, serenidad. Es parte de su carácter, pero también de su trabajo diario: es gente de atención espiritual del Hospital Sant Joan de Déu, donde acompaña a pacientes y familiares en la enfermedad y también en la muerte. Licenciado en pedagogía y en teología, máster en Educación en Valores por la Universidad de Barcelona y máster en Espiritualidad Transcultural por la Universidad Ramón Llull, Ciccorossi es también profesor de filosofía y participa como ponente en congresos nacionales e internacionales.
En una entrevista en La Vanguardia ofrecía su visión sobre la lamentable invisibilización de la muerte en nuestra sociedad, que está conllevando carencias a la hora de asumirla y entenderla. “En la sociedad actual la muerte y el morir han pasado de un entorno familiar y comunitario a ser el dominio de los sistemas de salud. Hemos medicalizado la muerte y el morir, la hemos llevado a los hospitales. La sociedad actual ha invisibilizado la muerte. Nos hemos quedado sin conocimiento y sin confianza para apoyar y manejar este hecho”.
Repasamos algunas de sus ideas principales para entender la muerte, asumirla con serenidad y, gracias a ello, vivir con más plenitud.
Entender el miedo a la muerte y aceptarlo
“Cuando hablamos de cuáles son los principales miedos del ser humano, siempre en esa lista está el miedo a la muerte, como la madre de todos los miedos. Básicamente por la incertidumbre y por la incapacidad de controlarla. La manera de afrontar este miedo no es negándolo, sino aceptándolo, hay que asimilar que eso va a pasar y vivirlo con tranquilidad. No es fácil, pero se empieza por aceptarlo como un hecho, como un fenómeno, como algo real, por no invisibilizar la muerte”, cuenta Ciccorossi.
Propone, por ejemplo, que se hable de ella abiertamente, también a los pequeños, en casa o en las escuelas, adaptando el mensaje y el lenguaje a cada situación. “Aceptar el miedo, no evitarlo, porque es normal. Tengo que sentir todas las emociones, también este miedo a morir, porque es parte de mi ser humano. Ahora incluso los velatorios se han hecho más cortos, se han encapsulado, se hacen de acuerdo a los horarios, a los niños no se los lleva… Hemos sacado la muerte del diálogo cotidiano y es necesario que la volvamos a incorporar como un hecho vital”, reflexiona este teólogo.
Construir nuestra espiritualidad, seamos creyentes o no
Hay gran cantidad de puntos de vista y de miradas del fenómeno de lo que es la muerte, según explica este agente espiritual, y cada una de ellas puede aportar datos para que cada persona construya su sentido sobre la muerte. “Puedo leer, escuchar muchas versiones y doctrinas, pero la más importante es la que yo me construyo. La espiritualidad se puede vehiculizar con o sin una religión, hay muchas personas ateas que pueden tener su propia espiritualidad. Es una dimensión propia del ser humano y tiene que ver con la construcción de sentido”, relata Ciccorossi. “Hoy día vivimos en una sociedad en donde la diversidad cultural, religiosa y espiritual es una evidencia. La espiritualidad es esa dimensión universal, común a todos los seres humanos, es un dinamismo en tres direcciones”, añade. Estas tres direcciones son: hacia uno mismo, hacia el entorno y los demás y hacia lo trascendente o lo sagrado”.
Cuando ocurre un evento negativo, la persona entra en crisis: “¿por qué me sucede esto?, ¿por qué a mí?”. “Si yo le encuentro sentido o construyo sentido, esa situación la atravieso de manera distinta, puedo trascenderla. La mirada trascendente es propia del ámbito espiritual”, dice el filósofo.
La espiritualidad se puede vehiculizar con o sin una religión, hay muchas personas ateas que pueden tener su propia espiritualidad
Vehículos para trabajar la espiritualidad
Para trabajar este aspecto del ser humano, la base es trabajar la apertura de la conciencia, reflexiona Ciccorossi. “En esta sociedad que le rinde culto a la prisa, no tenemos tiempo para pensar en nada, y menos para leer sobre estos temas. Debemos comenzar por aprender a hacer silencio, a parar, a auto observarnos y a buscar respuestas en nuestro interior. Cuando descubrimos nuestras necesidades espirituales sabremos buscar ayuda y regalarnos tiempo para dedicarnos al cultivo de nuestro mundo interior”.
Recomienda las lecturas:
• La muerte y el morir, de Vicente Arraez y Pau Miquel
• ¿Morir duele?, de Alejandro Nespral
• La muerte un amanecer, de Elizabeth Kubler Ross
• Morir para ser yo, de Anita Moorjani
• Destellos de luz en el camino. Historias de acompañamiento al final de la vida, de Joan Carles Trallero
• Duelo y espiritualidad, de Jose Carlos Bermejo
Y además, también recomienda el pódcast Sonidos del Silencio SJD. “Una caja de herramientas para nutrir y desarrollar la espiritualidad personal: meditaciones, textos de inspiración, cuentos y relatos, textos de sabiduría espiritual, cápsulas con reflexiones y sugerencias de referentes del ámbito espiritual”. Está elaborado por personal sanitario del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona. En Spotify, Ivoox y Apple Music.
Aprender a morir para vivir mejor
“Ubicar la muerte articula la manera en que yo construyo mi vida, para aprender a morir hay que aprender a vivir.” dice Ciccorossi. “Aquí en el hospital decimos que no le podemos dar más días a tu vida, pero le podemos dar más vida a tus días. Queremos extender la vida y hacernos inmortales, pero nos olvidamos de para qué. ¿Para qué quieres vivir tantos años? Si no tienes un para qué, vivirás en cantidad, pero no en calidad”.
Añade una reflexión interesante sobre cómo morir en paz. “Se va en paz quien tiene la posibilidad de prepararse y dando respuesta a la trascendencia vertical (a lo sagrado, al más allá), y también la trascendencia horizontal: despedirse, dejar el legado, resolver los asuntos pendientes… Irse como quien se prepara para el mejor de los viajes”.