Siete años y medio ha tardado la Fundació La Caixa y su holding de inversiones Criteria en deshacer el camino que emprendieron en octubre del 2017 tras la crisis del referéndum independentista. A diferencia de otras empresas, en el caso de la fundación que preside Isidre Fainé siempre se defendió que fue un traslado “temporal”. La Caixa y Citeria cuyo consejero delegado es hoy Ángel Simón fueron junto con el Banc Sabadell -que regresó hace unas semanas- las primeras en llevarse el domicilio social fuera de Catalunya. Ahora son las primeras en volver.
En el anuncio oficial de su marcha el 7 de octubre del 2017 a los pocos días de la celebración del referéndum, la fundación aseguró que no implica el traslado de personas ni de centros o servicios corporativos. En el mismo comunicado, La Caixa detalló que el traslado a Palma se daría “para mantener los intereses y la operativa normal de la entidad”. La justificación de la salida de Criteria no fue tan explícita y se citó solo que se perseguía “mantener los intereses y la operativa normal de la entidad, y en tanto se mantenga la actual situación en Catalunya”. También se le daba una idea de algo no permanente.
El comunicado de ayer en el que se deba cuenta del regreso se utilizó un lenguaje similar al recordar que el movimiento del 2017 fue temporal. El acuerdo “se toma atendiendo a que ya no se dan las circunstancias que causaron el traslado temporal de dichas sedes a la ciudad de Palma en el año 2017”. Y se recuerda igual como se hizo hace más de siete años que “el cambio no implica movimiento de personas ni de espacios o servicios corporativos, en la medida en que la mayoría de los empleados y centros de trabajo han estado siempre ubicados en Barcelona”. La sede real siempre se mantuvo en las “Torres Negras” a la entrada de la Diagonal de la capital catalana,
El regreso a Barcelona empezó a sonar en los despachos empresariales y políticos catalanes con más fuerza en las últimas semanas a raíz del regreso de Banc Sabadell a Catalunya en medio de la opa hostil del BBVA. El del grupo La Caixa era un movimiento esperado, como adelantó el domingo La Vanguardia. La llegada a la presidencia de la Generalitat del socialista Salvador Illa el verano pasado sentó las bases de la decisión que se tomó ayer. En cambio las participadas por La Caixa como CaixaBank no tienen previsto por ahora seguir sus pasos.
En los meses posteriores al referéndum del 2017 “se fugaron” más de 4.000 sedes sociales
Y eso que la salida de La Caixa y de Criteria se produjo después que el consejo de CaixaBank aprobara el traslado. Aquellos movimientos provocaron una reacción en cadena que llevó en primer término a que todas las participadas por La Caixa y que eran cotizadas se fueran, como Naturgy o Cellnex y Abertis en aquel momento. En la segunda fase, empresas de todo tipo y de prácticamente todos los tamaños siguieron sus pasos como Occident o Ciments Molins. Se contabilizaron alrededor de 4.000 salidas solo en los primeros meses.
La sede se trasladó a Palma por razones históricas, ya que desde el 1913 tiene presencia en las islas. De hecho, en un primer momento se especuló con la posibilidad de que fuera el banco CaixaBank el que se fuera a Palma, si bien al final se optó por situar la sede en València, donde estaba el antiguo Banco de Valencia absorbido por la entidad financiera.
El regreso del Sabadell hace unas semanas fue también un banco de pruebas que mostró que no tenía ningún efecto sobre los clientes, los trabajadores o la sociedad una decisión de ese tipo. Es más se vio como un ejemplo de normalidad. En la situación que vive hoy día Catalunya es más excepcional mantener la sede fuera que no devolverla a la comunidad.