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Trabajar cuatro días, ¿la clave de la nueva normalidad?

Vida post Covid-19

La plataforma 4 Suma nace para impulsar un cambio en los tiempos de trabajo sin perder salario

En la nueva normalidad, ¿quieres vivir como antes o hay cosas que quieres cambiar?

Las productividad por hora trabajada tiene en España un amplio margen de mejora

xavierarnau / Getty

El impacto del Covid-19, más allá de la salud, está abriendo la puerta a cambios radicales en la organización del mundo laboral. Si el teletrabajo ha pasado de ser una práctica minoritaria a un experimento masivo, este horizonte abierto facilita que los debates que parecían utópicos salten a la realidad. La propuesta de una semana laboral de cuatro días sin rebaja salarial llega ahora a España de la mano de una plataforma que, con el nombre de 4 Suma, quiere empujar para que se abra el debate en las instituciones, las empresas y los sindicatos.

La empresaria María Álvarez es una de sus impulsoras, y señala que la crisis generada por el Covid, el confinamiento, el cierre de escuelas ha puesto aún más luz en los problemas de conciliación, la densidad en las grandes ciudades, la contaminación que genera del transporte, el presencialismo en la oficina, la desigualdad de género y el cambio climático. Es el momento, señala, de ser ambiciosos y de impulsar una propuesta en un momento en el que aún se tardará en iniciar una vida “libre de virus”. Y donde el tiempo ha tomado otra dimensión.

El impacto del Covid obliga a replantear una sociedad que pivota en torno a una larga jornada laboral

La situación obliga a reflexionar sobre un sistema laboral y vital que evite aglomeraciones, que facilite la conciliación de todos, que rebaje la densidad en el transporte público y también en las oficinas. Un cambio en la forma de vivir que ya se iba apuntando porque esta empresaria señala que su generación –tiene 38 años– no va a estructurar su vida en torno a una jornada laboral inacabable.

María Álvarez, impulsora de 4 Suma, señala que las generaciones más jóvenes no van a estructurar su vida sólo en torno al trabajo

La idea de establecer una semana laboral de cuatro días entra así en España a modo de campaña y de reflexión social unas semanas después de que la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Arden, hiciese esta invitación a los empresarios de su país. Una invitación para poder conciliar y también para reactivar el turismo interno. Fue precisamente en su país donde la empresa Perpetual Guardian abanderó hace dos años la puesta en marcha de una semana de cuatro días sin reducción salarial, haciendo lobby para trascender a nivel internacional.

Apuestas puntuales que abren puertas pero que a raíz de la crisis del Covid-19 convergen en una reflexión general sobre los horarios, sobre el tiempo de vida. En la encuesta presentada a finales de mayo por el Centre d’Estudis d’Opinió sobre usos del tiempo y confinamiento, un 63,5% de los ciudadanos indicaba que en estos meses ha reflexionado sobre la organización del tiempo. Alexis Serra, director de la Oficina per a la Reforma Horària, subrayaba que un 63,1% del conjunto de los encuestados consideran que se deben modificar.

Una encuesta del CEO durante el confinamiento indica que el 63% de los ciudadanos quiere cambiar la organización del tiempo

También este junio se ha firmado el acuerdo entre la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona y la Diputación con la plataforma BCN Time Use Iniciative para celebrar este 2020 y el próximo 2021 un c ongreso internacional sobre las políticas de los usos del tiempo en el que intervendrán unos 300 especialistas de todo el mundo. La crisis del Covid, se señala desde la plataforma, “ha colocado el factor tiempo y su organización en el centro de la vida de las personas”. Las políticas del tiempo, indican, serán una cuestión clave para “la reactivación económica y el bienestar de la ciudadanía”.

Un tema latente que la pandemia ha hecho aflorar por el confinamiento, por el fuerte aumento del teletrabajo y porque aunque haya opiniones diversas sobre el trabajo a distancia, la vuelta a la vieja normalidad sin más no convence. Van a haber transformaciones radicales, señala Maria Álvarez, y las tenemos que aprovechar. En una propuesta de reducción del 20% de la semana laboral con mantenimiento del salario en base a los criterios de productividad. España es uno de los países que trabaja más horas pero la productividad por hora es del 31,5% (en Noruega del 79,9%, Dinamarca 55,35).

BCN Time Use Iniciative subraya que el Covid ha colocado el factor tiempo en el centro de la vida de la personas

Precisamente esta empresaria , que tiene un negocio de restauración, está pensando en cómo aplicar esta filosofía a un sector desde el que se suelen rebatir las propuestas de racionalización horaria debido al presencialismo que requiere y el servicio al público. “Estoy diseñando –indica- una organización laboral que suponga trabajar 8 días y librar 6”.

El Partido Laborista en el Reino Unido lleva en su programa la semana de cuatro días. La propuesta también está en fase de estudio en el Parlamento de Escocia; dos empresas españolas la pusieron en marcha el año pasado. La formación de Íñigo Errejón también la incluyó en sus propuestas las pasadas elecciones. Y la Organización Internacional del Trabajo defiende o bien la semana laboral de cuatro días o la reducción horaria al día como única forma para repartir el trabajo y frenar al mismo tiempo la crisis climática.

La semana laboral de 4 días también busca frenar la contaminación y la crisis climática. En la imagen, Barcelona desde la carretera de les Aigües

Xavier Monsalve

La cuestión es aprovechar el cambio de paradigma y, como señala María Álvarez, entender también que en lo que se refiere al concepto de la vida, del tiempo, no se puede “volver a la nueva normalidad como si no hubiera pasado nada”. Trabajar ocho horas al día, cinco días a la semana con un nivel alto de concentración y productividad es casi imposible.

El pasado agosto se dio a conocer que Microsoft en Japón había probado durante el mes de verano la semana de 4 días con un aumento de la productividad del 40%. Pero ahora ya no solo se trata de hablar de la productividad, sino de la necesidad de un nuevo equilibrio vital, social y laboral.