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La leche de vaca es un alimento muy beneficioso para niños y adultos

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Proteína, calcio, fósforo, o vitaminas del grupo B son sólo algunas de las propiedades nutricionales de la leche vaca, un alimento que no se tiene porqué sacar de la dieta si no se padece una intolerancia

Vaso de leche

Jason Butcher / Getty

Llamamos genéricamente leche a la que proviene de la vaca, ya que es la más consumida a nivel mundial. La leche es uno de los alimentos más completos que podemos encontrar. Debe ser así ya que estamos hablando de lo único que se alimentan las crías de los mamíferos durante la primera etapa de la vida.

La nutricionista Glória Tamayo advierte que no existe motivo para eliminar la leche de la dieta de forma sistemática si no existe intolerancia a la lactosa o alergia a sus proteínas. De hecho la Fundación Española de Nutrición presentó un informe hace un año donde constataba que la leche de vaca es un alimento básico que contiene una propiedades nutricionales distintas a otras bebidas vegetales. Sabemos de sobras que es básico que los bebés y los niños consuman leche pero también los adultos la necesitamos para prevenir enfermedades como, por ejemplo, la osteoporosis, que ataca los huesos.

La leche está compuesta de grasa, proteínas, lactosa y agua. Las proteínas de la leche son muy completas ya que contienen los ocho aminoácidos esenciales en proporciones correctas. Entre ellas, la caseína es la más abundante y esencial para fijar el calcio en el organismo. También contiene vitaminas del grupo B muy importantes durante la etapa de crecimiento de los niños. Su riqueza en calcio, fósforo y vitamina D la ha hecho ideal y tradicionalmente recomendable para el correcto desarrollo y mantenimiento de huesos y dientes. Por otro lado, nos aporta lactosa, que es el azúcar principal de la leche de casi todos los mamíferos, y que se comporta como un hidrato de carbono que genera energía ejerciendo un efecto beneficioso en la absorción intestinal del calcio y el magnesio. Tampoco hay que olvidar que la leche contiene una gran cantidad de agua para mantener un buen estado de hidratación en el organismo.

Hay que tener en cuenta que, en leches desnatadas, parte de las vitaminas liposolubles (vitaminas A, D, E y K) se eliminan durante el proceso, recuerda Tamayo.

Conservación

La leche que sea entera, desnatada o semidesnatada hace referencia, sobre todo, al contenido de grasa. La principal diferencia es que la leche desnatada no contiene apenas grasa y, por tanto, las calorías que aporta son inferiores. En todos los casos, las condiciones de conservación son las mismas para las tres.

La leche se comercializa, casi siempre, en botella de plástico o tetrabrick. Estos dos envases garantizan la conservación de la leche durante mucho tiempo a temperatura ambiente. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que una vez abierta el envase tiene que guardarse en la nevera. Dentro de la nevera el envase debe mantenerse cerrado para proteger la leche de los olores procedentes de otros alimentos.

Hay que recordad que la leche se puede congelar durante tres semanas, sin embargo, con la descongelación puede que pierda la textura original.

Cocinar con leche

El sabor dulce de la leche la hace agradable para su consumo en crudo, ya sea fría, tibia o caliente. Por ello es muy apreciada para elaboraciones de repostería y pastelería, aunque en las recetas saladas también tiene su hueco .

Flanes, natillas, o pasteles, la base de estos postres (y otros muchos) es la leche. Tanto si queremos hacer cremas pasteleras para un relleno, como si deseamos elaborar cremas más finas para coberturas o algunos helados cremosos, este ingrediente es indispensable.

En los platos salados, el empleo de la leche es menos habitual, ya que en su lugar se utiliza un derivado con mayor contenido graso: la nata. Sin embargo, muchos de los platos que se hacen con nata se pueden preparar con leche, el truco es añadir un poco de yema de huevo para que la mezcla cuaje.

Enlaces de interés:

La mejor leche en oferta en EcoClub La Vanguardia