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Así rompe estereotipos la Super Bowl: dos chicos en el equipo de cheerleaders

El debate de la masculinidad

Por primera vez los hombres participan en la coreografía de animación en una gran final americana

Adam Levine se quita la camiseta en su actuación de la Super Bowl y demuestra la desigualdad de género que aún existe

Napoleon Jinnies, de Los Angeles Rams baila durante un partido contra el Arizona Cardinals

Harry How / Getty

Las cosas están cambiando en el mundo que mayor masculinidad tradicional destila, el espectáculo del futbol americano. Deporte, pasión y, por primera vez, dos hombres cheerleaders en el centro del estadio de Atlanta. Es la final de la Super Bowl 2019, uno de los acontecimientos deportivos más seguidos en Estados Unidos y que este año, además de los 22 jugadores con protecciones, hombreras y cascos, ha tenido a dos protagonistas masculinos diferentes sobre la hierba. Algunos estereotipos empiezan a cambiar.

Son Quinton Peron y Napoleon Jinnies, del equipo de animadoras de Los Angeles Rams, que han hecho historia por ser los primeros chicos que participan en las coreografías de una gran final en las que hasta ahora sólo han participado mujeres. Ambos ya abrieron el paso en el 2018 al incorporarse al grupo de cheerleaders de un equipo de la National Football League (NLF) y su ejemplo ya ha tendido algún efecto. Los New Orelans Saints’ cuentan también con un chico en su grupo de bailarinas.

Aunque los espectadores de las grandes competiciones deportivas en Estados Unidos ya han empezado a ver hombres en los equipos de animación, éstos participan como “apoyo” en los ejercicios de las chicas. La novedad es que Peron y Jinnies son bailarines en pie de igualdad con sus compañeras, aunque con otra vestimenta y sin pompones.

El fútbol americano, que condensa muchos elementos de la masculinidad tradicional, abre así la puerta a una ruptura de los estereotipos por una puerta diferente. Si el camino de las mujeres hacia mundos reservados hasta hace poco solo para los hombres se está recorriendo con decisión, el de ellos hacia ámbitos considerados “femeninos” es más lento. Los roles siguen pesando mucho al hablar de masculinidad.

De todas maneras, desde algunos medios de comunicación estadounidenses se apunta que tras esta puerta abierta a los chicos puede haber un intento de lavar la imagen de los equipos. Mujeres cheerleaders se han quejado esta temporada de sus bajos salarios, de los rígidos códigos de vestimenta y del acoso sexual que han de aguantar de algunos fans de los equipos.

Las fronteras

Camino a la inversa

Las mujeres ya conquistan los ámbitos masculinizados, los hombres llegan más despacio a los espacios feminizados

“¡Ya era hora, creo que se ha tardado demasiado en incorporar a los chicos!”. Lo comenta Adriana Boy, responsable de BCNcheer, un club de Allstar, es decir, un club que se dedica a la competición en esta especialidad y no a la animación. Para ser cheerleader, explica, se trabaja la agilidad, la flexibilidad, el ritmo, la fuerza. Es un deporte muy completo, prosigue, donde es básico el trabajo en equipo. El grupo ha de estar muy sincronizado y en los entrenamientos es importante que nadie falle para poder realizar los ejercicios.

Se empieza con un calentamiento y ejercicios de gimnasia, hay que aprender la coreografía y entrenar las acrobacias. Ayuda tener habilidades para la gimnasia y el baile, nada así que se ciña a algo exclusivamente reservado a las mujeres.

Se trabaja la agilidad, la flexibilidad, el ritmo, la fuerza y es básico el trabajo en equipo”

Adriana BoyDirectora de BCNCheer

De hecho, a finales del siglo XIX y a principios del XX el cheerleading era un deporte masculino en Estados Unidos basado en la gimnasia, las acrobacias y la capacidad de liderar la animación del público. Fue a partir de los años 30 cuando se empezaron a incorporar las mujeres. Y en los 50 empezó a cambiar el carácter más atlético por el de animación, apareciendo en los 60 los famosos pompones.

Ronald Reagan y George W.Bush, presidentes de los Estados Unidos, formaron parte los equipos de cheerleaders de sus respectivas universidades, lo que refleja la relevancia que se daba a participar en esta actividad.