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África, una lucha sin descanso contra el VIH

Día Mundial del Sida

El continente africano registra más casos de personas afectadas con VIH que cualquier otra región del planeta

Un centro de vacunación en Burundi. En África se encuentra casi el 70% de personas afectadas por el virus VIH de todo el mundo.

Àlex Garcia

Los avances médicos y farmacéuticos de los últimos años han permitido que las personas afectadas por el virus VIH tengan una vida más larga y sana. Estos medicamentos no curan la infección, pero evitan que el virus se desarrolle y se convierta en SIDA.

Gracias a estos avances, el número de infecciones se ha reducido un 40% a nivel mundial según datos de ONUSIDA, el Programa de Naciones Unidas que lidera la lucha contra la epidemia.

Sin embargo, a pesar de estas mejoras, hay una clara desigualdad entre regiones. Es el caso de África, que concentra los mayores índices de afectados por el virus VIH y por la enfermedad del SIDA. De los 38 millones de personas con VIH que hay en el mundo, cerca del 70% viven en África (más de 25 millones).

En la mayoría de países africanos, los conflictos armados y la falta de recursos suponen un obstáculo para los gobiernos, que no pueden ofrecer una atención médica de calidad. Por eso la mayoría de afectados por el virus no tienen acceso al tratamiento o lo inician demasiado tarde para contener la enfermedad.

Como consecuencia, las tasas de mortalidad en África son las más altas del planeta. De las 770.000 muertes relacionadas con el SIDA que se produjeron en 2018 en todo el mundo, 470.000 fueron en África.

SIDA en África, entre el tabú y el estigma

La mayoría de personas en África no pueden permitirse los fármacos más avanzados para tratar la enfermedad, por eso el principal método para combatir el sida es la prevención.

El tratamiento más utilizado para prevenir la infección es la profilaxis pre-exposición (PrEP) y la profilaxis post-exposición (PEP), que evitan la transmisión del virus antes y después de mantener relaciones con una persona seropositiva.

También se utilizan tratamientos de prevención como la terapia de antirretrovirales (ARV) para evitar el contagio entre madre e hijo/a durante el embarazo y la lactancia. Y, por supuesto, el uso de condones en las relaciones sexuales.

Sin embargo, el continente africano todavía está lejos de cumplir el objetivo 90-90-90 de ONUSIDA: que en 2020 el 90% de las personas con VIH conozcan su estado, que el 90% reciban terapia antirretroviral continuada y el 90% de las que reciben el diagnóstico consigan la supresión viral (cuando la cantidad de VIH en sangre es tan pequeña que no hay peligro de transmisión).

Otro de los grandes males que acompaña a la infección es la estigmatización de las personas con VIH. El sida es una enfermedad muy extendida en África pero hablar del tema sigue siendo tabú, mucho menos reconocer que se es portador del virus.

Esto hace que los afectados no se preocupen por buscar información sobre pruebas diagnósticas, métodos de prevención o posibles tratamientos.

El colectivo homosexual, uno de los más vulnerables

Entre los millones de afectados por VIH/SIDA en África, el colectivo de homosexuales es uno de los más vulnerables. La homosexualidad es ilegal 70 países del mundo, 33 de los cuales se encuentran en el continente africano.

Las penas pueden ir desde condenas a 8 años de prisión hasta la pena de muerte en el caso de Mauritania, Nigeria, Sudán y Somalia, según el mapa de Leyes sobre Orientación Sexual de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales (ILGA).

Por ese motivo, los miembros del colectivo homosexual en África sufren la enfermedad por partida doble: por un lado, a menudo no tienen acceso al tratamiento por falta de recursos; por el otro, el miedo a ser juzgados o detenidos provoca que no pidan ayuda médica, lo que hace aumentar los casos de infección.

Stop Sida es una asociación de Madrid que ofrece apoyo a migrantes y refugiados lesbianas, gays, bisexuales y transexuales, muchos de los cuales proceden de países africanos donde son perseguidos por su orientación sexual.

“El tema del VIH y el sida ha sido un problema de discriminación y estigma para la comunidad homosexual” reconoce Sebastian Meyer, el presidente de la asociación.

Los miembros de Stop Sida se enfrentan diariamente a situaciones dramáticas, donde hay migrantes que han sido expulsados de su familia o país. “Han huido y trabajamos con ellas para que consigan tener una vida acorde a lo que quieren”, apunta.

El número de personas con VIH disminuye cada año, pero Meyer se muestra precavido ante la erradicación del VIH/Sida en el mundo. “Si miramos las estadísticas, vemos que las personas con menos información se exponen a más riesgos. Por eso, la clave es la educación” insiste.

Según él, la educación debe ser “explícita, inclusiva y sin tabúes”, para que cualquier persona pueda conocer los métodos de transmisión y reducir los riesgos en su vida sexual.

Información elaborada en colaboración con la Unidad Departamental de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de La Laguna

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