África: desplazarse para sobrevivir
Migraciones
El continente africano es uno de los más afectados por los conflictos armados y un clima extremo
En África viven más de 1.200 millones de personas en 54 países. Es el tercer continente más grande del mundo (después de Asia y América) y cuenta con una gran riqueza natural.
Algunos países africanos son muy ricos en petróleo, como Gabón y Argelia, mientras que otros tienen grandes reservas de minerales muy preciados como el coltán (necesario para fabricar cualquier dispositivo electrónico) o los diamantes.
Pero, a pesar de esta riqueza, millones de africanos dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir. Los 10 países más pobres del mundo se encuentran en África.
Las guerras, los conflictos armados, los desastres naturales y la sequía obligan a millones de personas a huir de sus casa y buscar refugio donde puedan.
Un clima extremo
Aunque algunas zonas son muy fértiles, como el valle de Rift, en África predominan los desiertos y las temperaturas extremas, que dificultan el cultivo de alimentos.
Las fuertes sequías pueden resultar mortales para miles de personas, que dependen de unas cosechas muy escasas. Según un informe de Naciones Unidas, 31 países africanos necesitan ayuda alimentaria externa.
Estas situaciones climatológicas extremas empeoran con el calentamiento global y la llegada de desastres naturales como el ciclón Adai, que ha inundado ciudades enteras y ha dejado sin hogar a millones de personas.
Además, los conflictos armados y la explotación de recursos naturales también han agraviado la desertificación de muchas tierras, que ahora ya no pueden cultivarse.
Un continente asolado por la guerra
Se calcula que en África hay una veintena de conflictos activos: guerras civiles, enfrentamientos tribales, grupos terroristas como Boko Haram… La violencia y la inestabilidad política suponen un obstáculo para el desarrollo de un país.
Los efectos de la guerra no son solo la violencia y la pérdida de vidas humanas. Los enfrentamientos también impiden que la gente pueda tener una vida normal: trabajar, ir al colegio, tener un hogar.
Además, la falta de herramientas e infraestructuras para poner en marcha un negocio o la distribución desigual de los recursos naturales aumentan la pobreza.
Por último, la situación de hambre y desnutrición es crítica en varias regiones, donde los combatientes queman las cosechas o impiden la llegada de ayuda humanitaria como presión contra la población.
El origen de la desigualdad
A principios de 1800, las principales potencias europeas desembarcaron en el continente africano en busca de materias primas para enriquecerse y expandir sus dominios: fue el inicio de la colonización de África.
El proceso de descolonización empezó tras la Primera Guerra Mundial (1914-1919), cuando los países europeos debían recuperarse de las consecuencias de la guerra. Pero el daño en África ya estaba hecho.
Durante los procesos de independencia, muchos pueblos y etnias quedaron separados por fronteras ficticias dibujadas con regla por los europeos. Esta separación dio origen a conflictos armados entre bandos que todavía hoy luchan por controlar las tierras y sus recursos.
La desigualdad entre colonizadores y colonizados se ha mantenido hasta hoy, cuando muchas compañías europeas siguen haciendo negocios en África sin que beneficien directamente al continente.
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