Loading...

Mohamed bin Salman: la polémica rodea al príncipe saudí

Derechos humanos

El príncipe heredero de Arabia Saudita intenta modernizar el país mientras se enfrenta a las acusaciones de violación de los derechos humanos

El príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed bin Salman, quiere modernizar el país, pero la represión y la falta de libertades siguen siendo una realidad.

Mandel Ngan / AFP

Arabia Saudita es un país musulmán conservador gobernado por la dinastía de los Saud desde el siglo XVIII. Esta monarquía es seguidora del wahabismo, una corriente política y religiosa del sunismo que hace una interpretación muy estricta del Islam.

El actual monarca es el rey Salman bin Abdulaziz, pero el verdadero líder político es su hijo Mohamed bin Salman, nombrado príncipe heredero en 2017. Él ha sido el principal impulsor del programa Vision 2030 para modernizar el país.

Imponerse a las costumbres y tradiciones del wahabismo no es fácil. Los líderes religiosos siguen teniendo una gran influencia en la sociedad saudita, las mujeres siguen sometidas a la tutela masculina de su padre o marido y las modas occidentales no están bien vistas.

Pero eso está cambiando, sobre todo entre los más jóvenes. Mohamed Bin Salman quiere aprovechar el impulso de las nuevas generaciones y promover el turismo, los eventos deportivos, los conciertos y los negocios extranjeros.

Gracias a sus reservas de petróleo, Arabia Saudita es uno de los países más ricos del mundo y, en consecuencia, uno de los más influyentes. Mohamed Bin Salman ha sabido utilizar esa influencia para vender una imagen positiva del país y su gobierno.

A pesar de ello es uno de los países donde menos se respetan los derechos humanos, como denuncian varias ONG: tortura, ejecuciones, discriminación de minorías… El príncipe heredero saudí también ha recibido muchas críticas por algunas de sus actuaciones.

Emergencia humanitaria en Yemen

Yemen también está situado en la península Arábiga, pero a diferencia de Arabia Saudita es uno de los países más pobres del mundo. Además, desde 2015, la población sufre una guerra civil que ha provocado una grave crisis humanitaria.

La guerra enfrenta al gobierno oficial, que cuenta con el apoyo de Arabia Saudita, contra los rebeldes hutíes del norte, que reciben apoyo del gobierno iraní. A pesar de ser ambos países musulmanes, Irán es uno de los principales enemigos de Arabia Saudí desde que la Revolución Islámica derrocó a la monarquía iraní en 1979.

Para evitar que Irán gane influencia en la península y que en Yemen se imponga un gobierno enemigo, Mohamed Bin Salman ha decidido intervenir en el conflicto lanzando bombas y proporcionando armamento al ejército yemení.

Hasta hoy, la guerra ha causado casi 20.000 muertos y millones de desplazados. Según la ONG Save the Children, unos 85.000 niños podrían haber muerto por malnutrición desde que empezó el conflicto.

Eliminar las críticas al gobierno saudita

Precisamente, una de las personas que contribuyó a denunciar los ataques de Arabia Saudita en Yemen fue el periodista saudí Jamal Kashoggi, asesinado en octubre de 2018 en Turquía.

Su caso dio la vuelta al mundo: Kashoggi desapareció después de entrar en el consulado saudí en Estambul. Según las investigaciones de la policía turca, fue torturado, asesinado y descuartizado en la misma embajada. Su cuerpo todavía no ha sido encontrado.

Khashoggi trabajaba como articulista de opinión para The Washington Post y era muy crítico con la monarquía saudita. A raíz de su asesinato, algunos países europeos suspendieron los contratos de compraventa de armas con Arabia Saudita.

Es uno de los ejemplos más extremos de la represión contra la libertad de expresión. Las autoridades saudíes también han perseguido y encarcelado a varias activistas por los derechos de la mujer.

Ser mujer en Arabia Saudita

El régimen ultraconservador de Arabia Saudí afecta a las libertades civiles y, sobre todo, a los derechos de las mujeres. Según la tradición wahabí, las mujeres no pueden estudiar o trabajar sin el permiso de su padre o marido.

Mohamed bin Salman ha forzado algunos cambios en las leyes para dar más libertad a las mujeres: ahora pueden conducir, asistir a partidos de fútbol u obtener un pasaporte para viajar al extranjero sin permiso masculino.

Sin embargo, estas nuevas libertades chocan con una sociedad muy conservadora que todavía se aferra a sus tradiciones. Aunque tengan derecho a hacerlo, muchas mujeres no se atreverán a conducir o viajar solas por miedo a la reacción de su familia o a la opinión de los demás.

Para muchas, la única opción para vivir la vida que quieren es escapar, como sucedió con la joven Rahaf al-Qunun a principios de 2019.

Junior Report promueve el pensamiento crítico de los estudiantes. ¡Hazte socio y apoya el proyecto!