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África, un escenario de cine

Cultura para viajar

Los paisajes, las leyendas locales y los conflictos sociales en diferentes países africanos han inspirado muchas películas

La película ‘Hotel Rwanda’ está ambientada durante la guerra civil en Ruanda, que terminó con el genocidio de tutsis por parte del gobierno hutu.

Archivo

Los espectaculares paisajes de África han sido escenario de muchas películas. El cine ha sabido aprovechar la belleza de la sabana, los desiertos y ríos del continente africano, inmortalizado en películas tan famosas como Memorias de África (1985), Mogambo (1953),La reina de África (1951) El Rey León (1994).

La mayoría de películas sobre África que nos vienen a la cabeza suelen ser producciones americanas que presentan una visión idealizada del continente. Pero también hay películas que buscan denunciar las injusticias sociales y conflictos en este territorio.

Por ejemplo, Hotel Rwanda (2005 explica las consecuencias de la guerra civil entre hutus i tutsis, mientras que Diamantes de Sangre (2006) denuncia el negocio del tráfico de armas en Sierra Leona.

También hay películas que muestran la lucha de grandes personajes. Es el caso de Invictus (2009), que habla sobre el papel que tuvo Nelson Mandela, presidente de Sudáfrica, en la reconciliación del país tras el régimen del apartheid.

Por otro lado, Gorilas en la niebla (1988) retrata la labor y compromiso de Dian Fossey, una científica que arriesgó su vida para proteger a los gorilas en peligro de extinción por culpa de los cazadores furtivos en Ruanda y Burundi.

Pero también hay muchos cineastas africanos que han hecho su propio retrato de África. A continuación te presentamos algunas películas africanos que ofrecen un enfoque más auténtico sobre este continente.

Yaaba (1989)

Burkina Fasso

Uno de los directores africanos más prestigiosos es Idrissa Ouedraogo, nacido en Burkina Fasso. Entre sus películas más celebradas está Yaaba, que cuenta la entrañable historia de Bila, un niño de diez años que se hace amigo de una anciana, Sana.

La gente del pueblo cree que Sana es una bruja curandera y la rechazan, pero Bila le coge cariño y la llama “Yaaba”, que significa abuela. La película es una historia de amistad entre dos personas de edades muy distintas y un ejemplo contra los prejuicios.

Moolaadé (2004)

Senegal

Ousmane Sembéne es otro de los grandes directores de cine africanos. En Moolaadé trata el tema de la ablación de clítoris o mutilación genital femenina, un procedimiento que supone un “ritual de purificación” para algunas culturas.

La protagonistas es una mujer que sufrió la ablación de pequeña y quiere evitar que su hija pase por lo mismo. Desde entonces, se dedica a dar refugio a niñas que huyen de este terrible ritual. La palabra moolaadé significa, precisamente, “protección”.

Efraín (2015)

Etiopía

Dirigida por el director etíope Yared Zeleke, el protagonista de la película es un niño que se ve forzado a vivir con su abuela y sus tíos cuando su padre tiene que irse a trabajar a la gran ciudad.

Mientras ayuda a su familia en el campo, el pequeño se hará amigo de un corderito. Cuando su tío amenaza con sacrificar el animal, Efraín huirá de casa y hará todo lo posible por salvarlo. Fue la primera película etíope seleccionada para participar en el festival de Cannes.

Timbuktú (2014)

Mauritania

El director Abderrahmane Sissako nos cuenta, con un humor surrealista, como la ciudad de Tombuctú (Mali) cae en manos de un grupo de extremistas religiosos que imponen el terror entre la gente, prohibiendo actividades como escuchar música, reír o jugar al futbol.

I am not a witch (2017)

Zambia

Rungano Nyoni es una directora de Zambia que emigró al Reino Unido. En esta película nos habla de las mujeres africanas que son consideradas brujas, hecho por el cual son rechazadas por el resto de la sociedad.

Lo hace a partir de la historia de Shula, una niña de 9 años acusada de brujería y recluida en un “campo de brujas” donde la amenazan y le dicen que se convertirá en cabra si intenta escapar.

Los dioses deben de estar locos (1980)

El director sudafricano Jamie Uys quiso denunciar las consecuencias de la colonización de África a través de una historia de comedia.

La vida de una tribu de bosquimanos que vive en el desierto del Kahalari, al sur del continente, se verá afectada por la aparición de una botella vacía de Coca Cola que reciben como si fuera un regalo de los dioses. Sin embargo, el regalo empieza a provocar problemas de convivencia y no será fácil deshacerse de él...

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