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Literatura entre cuatro paredes

Escritura

El confinamiento alienta el interés por la lectura, paso previo a que muchos opten por formarse como escritores

La lectura es el primer paso para la escritura.

Marta Fernández Jara / Marta Fernández Jara / EP

Una de las actividades estrella del confinamiento ha sido la lectura. Recogidos en casa, muchos han aprovechado para terminar algunos libros pendientes, releer obras maestras o aficionarse al ebook . Bilbao, Barcelona y Madrid son las ciudades españolas en la que más se ha incrementado la lectura digital, más de un 100% sólo en el mes de marzo, según Kobo.

La lectura es el primer paso para la escritura. En palabras del laureado Stephen King, “si quieres ser escritor solo tiene que hacer dos cosas: leer mucho y escribir mucho”.

Por eso, estos días de cuarentena han servido para despertar el interés por la escritura y por todos los programas de formación que existen en torno a esta industria. En nuestro país no existe una carrera como tal. Los aspirantes a escritores tienen que acudir a las escuelas de escritura, talleres, cursos o algún máster.

Si quieres dedicarte a la escritura, desarrollando tu propio estilo de la mano de expertos en el área, quizás el curso del Máster en Escritura y Narración Creativa de la Escuela Europea des Arts es una opción perfecta para alcanzar tus objetivos.

La lectura en ebook crece más de un 100%

Taller de escritura de La Vanguardia

LVD

A escribir también se aprende. Esta idea la tienen clara en el Experto Universitario en Escritura, Estilo y Creatividad de la Universidad Internacional de Valencia (VIU) “Partimos de la base de que no se puede ser un buen escritor si antes no se es un buen lector. En el programa, analizamos y destripamos los clásicos de la narrativa. Y aprendemos a desentrañar los mecanismos técnicos que nos permiten escribir una buena historia o redactar un documento de trabajo. Buscamos que cualquier texto esté bien redactado para que resulte convincente y atraiga la atención del lector, ya sea de ficción o un responsable laboral o académico”, apunta el director del curso Eduardo Jordá.

El interés por la escritura va en aumento. “Vivimos en el mundo de la comunicación y del relato, pero casi siempre quienes nos lo imponen lo hacen con torpeza o sin la eficacia requerida. Nosotros enseñamos a leer bien un texto en voz alta, además de enseñar a redactar con la máxima capacidad de argumentación y de persuasión. Y da lo mismo que se trate de un relato, de una crónica o de un informe técnico”, explica el profesor.

Su apuesta: una metodología práctica y el “método del rotulador rojo”. “No hace falta tener una titulación especializada, sino simplemente interés, curiosidad y muchas ganas de escribir. Y cuando digo escribir, también me refiero a revisar, a corregir y a aprender de los errores. Aplicamos lo que llamamos ‘el método del rotulador rojo’: buscamos la mejor forma de redactar una historia o un texto de no ficción, y luego repasamos, corregimos y revisamos continuamente. La enseñanza es participativa y no se basa en clases magistrales. Los alumnos debaten, comentan y revisan lo escrito por los demás alumnos”, explica Jordá.

La creatividad, clave para la escritura

Casi cualquier objeto puede servir de inspiración, según el director del curso: “Escribimos relatos a partir de fotos, crónicas periodísticas o experiencias personales. Buscamos la mejor fórmula para contarla y la técnica más adecuada para extraerle todo el potencial narrativo. Lo mismo en el ámbito de la ficción como de la no ficción”.

Consideran que, para un buen texto, la creatividad es esencial para una buena escritura. Por eso, plantean una asignatura específica que la “incentiva y desarrolla”. Las cualidades para un buen texto son muchas y variadas: “Lo que valoramos y buscamos es que un texto -de ficción o de no ficción- resulte atractivo para el lector. Que sea claro, que esté bien estructurado y que alcance la máxima eficacia expresiva”, concluye Jordá.