Milán prohíbe fumar en la calle a menos de diez metros de otra persona

Antitabaquismo

La norma entró en vigor este miércoles y prevé multas de hasta 240 euros para los infractores

Fumador en la calle alca en Madrid

Imágenes como esta, tomada en las calles de Madrid, no deberían verse ya en las de Milán

Dani Duch

Las calles de Milán son desde este miércoles espacios libres de humo. La normativa municipal que ha entrado en vigor el 1 de enero prohibe fumar al aire libre en los espacios públicos, incluidas calles y carreteras, salvo en aquellas zonas donde los transeúntes puedan mantener una distancia de al menos 10 metros entre ellos.

Quienes desoigan la normativa y se enciendan un cigarrillo junto a un paso de peatones, en la puerta de un café, sentados en un banco o en cualquier otra zona transitada se exponen a ser sancionados con multas que oscilan entre los 40 y los 240 euros. Eso sí, la prohibición sólo afecta a los productos de tabaco, no a los cigarrillos electrónicos.

El veto incluye todas las zonas públicas al aire libre pero no afecta a los cigarrillos electrónicos

Desde 2021 en Milán ya estaba prohibido fumar en algunos espacios al aire libre concretos, como las paradas de transporte público, los parques y zonas verdes –incluidas las áreas para perros y las de juego–, los cementerios e instalaciones deportivas como las gradas de los campos de fútbol. Ahora la norma se amplía a todas las áreas públicas al aire libre, también aceras y plazas, salvo donde sea posible garantizar la distancia requerida de 10 metros.

El ayuntamiento defiende que la medida –que ha suscitado mucha división entre los milaneses– responde a los “numerosos estudios clínicos” que demuestran que la exposición a contaminantes presentes en el aire de Milán daña la salud de sus ciudadanos y reduce su esperanza de vida en dos o tres años.

Evitando el humo de los cigarrillos, dicen los responsables municipales, se ayudará a rebajar las PM10 –es decir, las partículas en suspensión con un diámetro superior a 10 micrómetros, que resultan nocivas para los pulmones–, y como consecuencia de ello mejorará la calidad del aire de la ciudad, además de proteger a los fumadores pasivos en los espacios públicos.

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Según ha declarado la concejala de Medio Ambiente, Elena Grandi, a medios locales, la extensión de la prohibición de fumar en las calles “es ante todo una acción de sensibilización que tiene como objetivo desalentar estilos de vida que sabemos que son perjudiciales para la salud de todas las personas, no sólo de los fumadores”.

Porque, recuerda Grandi, “el tabaquismo, según datos de Arpa Lombardia, es responsable del 7% de las emisiones de carbono, de modo que estamos hablando de una medida que pretende ser una acción concreta de la que todos puedan beneficiarse, tanto en términos de salud personal como de bienestar general”.

El uso del tabaco se encuentra entre las principales fuentes emisoras de PM10 junto con el transporte por carretera, el uso de disolventes y la combustión debida a pizzerías con horno de leña, entre otros.

Sin embargo, la decisión ha suscitado muchísimas críticas, incluso de personas que se declaran no fumadoras, por lo que supone de restricción de la libertad individual, de avance de un supuesto “estado ético que dice a los ciudadanos lo que está bien y está mal”, y de “brindis al sol” en la lucha contra la contaminación del aire en una de las ciudades con mayor polución de Italia.

Pese a esta polémica ciudadana y a que en 2021 y el 2022 el Tribunal de Apelación Regional (TAR) de Lombardía ya anuló algunas de las propuestas de este reglamento para la calidad del aire (como la prohibición de encender fuegos artificiales), el ayuntamiento milanés ha seguido adelante con la prohibición generalizada de fumar en la calle, si bien aún no ha especificado cómo se controlará que se cumple ni cómo ni quién sancionará a quienes hagan caso omiso.

Por ello, son muchas las voces que aseguran que la medida acabará teniendo un carácter más disuasorio que punitivo.

Italia cuenta con un 18,7% de fumadores entre los mayores de 11 años, según datos del Instituto Nacional de Estadística italiano (ISTAT) en 2023. Este porcentaje es más alto entre los jóvenes de 25 a 34 años, donde alcanza el 26,9%.

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