Navarra, La Rioja y Aragón se mantienen como las comunidades autónomas con los niveles más altos de calidad de vida en España. En el otro extremo, con unas condiciones inferiores a la media, se sitúan Ceuta, Canarias y Galicia. Así se desprende del Indicador multidimensional de calidad de vida (IMCV) del 2023 que acaba de presentar el INE y que ofrece una visión panorámica de las diferentes dimensiones que condicionan la calidad de vida de una persona, desde el trabajo hasta la salud pasando por el acceso a la educación, el entorno o los medios materiales de que dispone, su ocio y relaciones sociales o su seguridad física.
En conjunto, la calidad de vida de los residentes en España aumentó ligeramente el año pasado. En concreto, el IMCV se situó en 101,54 puntos (sobre una base de 100 en 2008), lo que supone una mejora de 0,14 respecto a 2022 pero aún está lejos de los 102,03 puntos de 2019, antes de la pandemia.
En cambio, Navarra, La Rioja y Aragón están muy por encima de esa referencia: 105,29, 104,14 y 103,89, respectivamente. Madrid (con 102,38 puntos) también se sitúa por encima de la media, mientras que Catalunya (101,14 puntos) no la alcanza y figura en términos de calidad de vida medida por el INE por debajo de territorios como País Vasco, Cantabria, Asturias, Baleares, Comunidad Valenciana, Castilla y León, Castilla-La Mancha o Extremadura.
La ligera ganancia de 2023 tiene que ver con la mejora de las dimensiones relacionadas con el trabajo (para las que se toma como referencia desde la tasa de paro hasta la satisfacción con el empleo), la educación, el entorno y medioambiente (se valora desde la contaminación hasta el acceso a zonas verdes, entre otras variables) y la experiencia general de la vida (sentimientos y emociones positivas).
En cambio, el año pasado se deterioraron los indicadores relacionados con las condiciones materiales de vida, con la salud (se mide esperanza de vida, tabaquismo, acceso a cuidados sanitarios...), el ocio y las relaciones sociales y la seguridad física y personal (tasa de criminalidad o percepción de violencia y vandalismo, entre otros), que puntuaron menos que en 2022.
La divergente evolución de las dimensiones trabajo y condiciones materiales de vida desde 2019 constata la percepción generalizada de una parte significativa de la población española de estar perdiendo poder adquisitivo y calidad de vida año a año y la irrupción preocupante del fenómeno de los “trabajadores pobres” en España. Mientras que buena parte de los indicadores laborales van al alza, los que tienen que ver con la desigualdad, con las dificultades para llegar a fin de mes, con la pobreza, con carencias materiales, falta de espacio o deficiencias en la vivienda no dejan de deteriorarse.
El IMCV se elabora a partir de un conjunto amplio de indicadores (actualmente 60) que cubren nueve dimensiones usadas para describir la calidad de vida y se presenta con carácter experimental y sometido al escrutinio de los usuarios.
