Para este geógrafo vasco (San Sebastián, 1963), que desde hace tres años está al frente del Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil, el estudio presentado hace unos días por el presidente Pedro Sánchez que cifra en 63.000 millones de euros al año el coste de la pobreza infantil en España (¡el 5,1% del producto interior bruto!) le da argumentos suficientes para convencer a la sociedad en su conjunto de la necesidad de sacar adelante al 27% de los niños y adolescentes con carencias severas.
Objetivo
“La lucha contra la pobreza infantil debe ser ya la nueva Marca España”
“Sí, es cierto. Intentamos mostrar día a día que es muy injusto que haya niños en riesgo de exclusión, adolescentes con menos posibilidades de prosperar porque no tienen recursos, pero es insuficiente, el mensaje no llega. Parece que los ciudadanos estamos inmunizados ante lo que significan estas cifras de pobreza, lo que esconden los números. Pero con los datos que nos proporciona esta investigación de la Universidad de Alcalá y de la Pompeu Fabra, es posible que se entienda de otro modo... y, al fin, se actúe”, señala Ernesto Gasco.
Efectividad
“Si se mantienen las políticas de la infancia en un corto espacio de tiempo hay resultados”
Se entiende más cuando nos tocan el bolsillo, ¿no? La investigación calcula que cada año la pobreza infantil cuesta a cada español 1.300 euros.
Es que la pobreza hace mucho daño a todos, especialmente a quienes la sufren, pero también al país. Ese estudio lo que dice es que si no hubiera esa desigualdad, España tendría cada año (repito, cada año) 63.000 millones de euros más. Sería más rica. Si queremos ser patriotas, debemos combatir la pobreza infantil. No es solo por razones éticas y de justicia, también económicas. Es una cuestión de inteligencia colectiva, como señala el estudio.
Pero son el Alto Comisionado y el Gobierno los que deben luchar contra la desigualdad.
Y lo estamos haciendo. Hemos constituido una alianza institucional para resolver esta desigualdad, pero necesitamos de todos y a todos para buscar una solución. El Gobierno ya tiene el Plan de Acción Estatal para la Implementación de la Garantía Infantil Europea (2022-2030), la herramienta principal con la que España pone en marcha la Garantía Infantil Europea (GIE), una recomendación del Consejo de la Unión Europea destinada a romper el círculo de la pobreza infantil. Y contamos con 1.600 millones de euros, un 60% más de lo previsto inicialmente.
¿Para?
El objetivo de la GIE es garantizar que todos los niños, niñas y adolescentes en la Unión Europea tengan acceso a seis derechos básicos: educación y cuidado infantil, educación y actividades extraescolares, al menos una comida saludable por día lectivo, asistencia sanitaria, vivienda adecuada y alimentación saludable. Y nosotros lo vamos a invertir a educación en general, a la de 0 a 3 años en particular, para becas, comedores, vivienda, tecnología... En definitiva, para conseguir que esos niños puedan salir de la pobreza, algo que la mitad de ellos no lo consigue cuando llega a la edad adulta.
¿La pobreza se hereda?
La pobreza lastra y, por ejemplo, impide que un niño tenga estudios superiores que le permitan acceder a un trabajo cualificado.
La educación como ascensor social.
No lo dude. Muchos de nosotros somos los que somos gracias a la universalización de la educación (la EGB nos hizo más europeos) y el sistema de becas para ir a la universidad...
¿El siguiente reto?
Tenemos que dar el salto para garantizar unos ingresos mínimos en todos los hogares, porque eso nos hará más ricos como ciudadanos y como país. Esos niños no son culpables de haber nacido en un determinado entorno, y tienen todo el derecho a desarrollarse como el resto. Eso debería ser nuestra Marca España.
¿Cómo es posible que España tenga ese nivel tan alto de pobreza infantil?
Es una pobreza estructural que viene de décadas. Tiene que ver con una economía no regularizada en determinadas zonas, tenemos grupos poblacionales, como los gitanos, que han estado en una economía subsidiaria, porque tenemos ciudadanos de otros países que tardan mucho en regularizar su situación...Y a eso podemos añadir la falta de políticas y recursos públicos.
¿Habla de los gobiernos del PP?
Desde el 2010 al 2019, las partidas para combatir la pobreza infantil han estado congeladas. En ese periodo, las políticas directas a la infancia en los presupuestos suponían unos 350 millones de euros. Del 2020 al 2021, la partida es de 3.000 millones de euros.
¿Cree que el PP no quiere acabar con esta situación que deja a decenas de miles de niños en la cuneta?
Creo que hemos vivido una época negacionista, de personas que negaban que hubiera la pobreza y que rechazaban los datos que proporcionaban y proporcionan organizaciones como Cáritas o Cruz Roja.
Hay comunidades, sin embargo, con unos índices de pobreza mejores que el resto, casi la mitad de la media, como Navarra y País Vasco, comunidades ricas...
...y que han mantenido esas políticas. Eso nos demuestra que si lo mantenemos en el tiempo, los resultados llegan, y llegan pronto.
¿En cuánto tiempo?
En un plazo de tres, cuatro o cinco años se ve que la pobreza se reduce. Vale la pena. Lo hemos visto también en Polonia, que a principios del siglo decidió poner freno a sus altos índices de pobreza y ahora está mucho mejor que España. También lo está haciendo Joe Biden (Estados Unidos), y ya empiezan a ver resultados.