“¿Buscan a Lisa Ann Millican, que se fugó del Hogar Harpst?”, dijo una voz femenina anónima al otro lado del teléfono. Tras dar una serie de indicaciones del lugar donde se encontraba la niña, la mujer colgó. Minutos más tarde, varias patrullas acudieron a dicha ubicación, sacaron sus linternas y empezaron a inspeccionar en plena noche.
Lisa fue hallada muerta sobre un árbol: colgaba de una rama, con un disparo en la cabeza y evidentes signos de haber sido torturada. A pocos metros de allí, localizaron sus pantalones manchados de sangre y tres jeringuillas. Todo apuntaba a que la habían drogado. Pero, ¿por qué tanta saña contra aquella niña? Y, sobre todo, ¿quién conocía con tanta exactitud el paradero del cadáver?
Cómplices
Judith Ann Adams, su nombre de soltera, nació el 7 de junio de 1964 en Murfreesboro (Tennessee) en el seno de una familia desestructurada, en la que su padre cayó en las redes del alcoholismo hasta que falleció cuando ella tenía nueve años. Su adolescencia estuvo marcada por la promiscuidad de su madre y la falta de atención y cariño. De ahí que, a los quince años, cayese prendida de un joven once años mayor, dispuesto a cuidar de ella y a darle una vida mejor.
La química entre ambos fue instantánea. A Judith le fascinó tanto ese perfil de chico malo como lo que la hacía sentir cuando cometían juntos un delito. Él fue quien la introdujo en una carrera delictiva tan meteórica como aterradora y sin escrúpulos. Alvin Howard Neelley Jr. era su gran amor.

Judith y Alvin Neelley, los 'Bonnie and Clyde' de Georgia
Nacido en Georgia el 15 de julio de 1953, nuestro segundo protagonista también tuvo una adolescencia complicada. Sus primeros delitos fueron hurtos y estos pasaron directamente al robo de vehículos. Incluso llegó a casarse. Sin embargo, este matrimonio terminó en cuanto Alvin conoció a la quinceañera Judith, con la que contrajo matrimonio en segundas nupcias en 1980.
A partir de ese momento, los nuevos Bonnie and Clyde recorrieron parte de los Estados Unidos para cometer multitud de delitos: robos a mano armada, agresiones, robos de vehículos y estafas. Su detención se produjo cuando Judith estaba embarazada de gemelos. A ella la enviaron al Centro de Desarrollo Juvenil de Rome -una especie de centro de menores- y a él a prisión.

Alvin y Judith Neelley antes de ser detenidos
En ese tiempo, Judith dio a luz a sus hijos y siguió en contacto con Alvin a través de cartas semanales. En ellas, la joven se quejaba de supuestos malos tratos y violaciones que sufría por parte del personal del centro. Al leer esto, su marido no pudo por menos que prometer venganza en cuanto pisase la calle.
Judith salió del centro junto a sus hijos a finales de 1981 y se instaló en la casa de sus suegros en Cleveland. Cuatro meses después, Alvin obtuvo la libertad condicional y se reunió con su familia. A partir de entonces, el matrimonio ideó el modo de llevar a cabo la tan ansiada vendetta contra el Centro de Desarrollo Juvenil de Rome.
El 11 de septiembre de 1982, Alvin asaltó la casa de Ken Dooley, uno de los trabajadores del centro y le propinó cuatro tiros, pero la víctima logró sobrevivir. Al día siguiente, la casa de otra empleada, Linda Adair, fue atacada con un cóctel molotov. No hubo heridos. Días más tarde, Judith llamó a Ken y Linda para informarles de que una chica había sido abusada sexualmente en el centro y que no habían hecho nada por salvarla. Ninguno de los dos pudo reconocer aquella voz.
La cacería no quedó ahí. Judith y Alvin decidieron iniciar una espiral de violencia y destrucción. Y, todo y a pesar de que eran padres de dos niños pequeños y ella se había quedado embarazada por tercera vez. Así fue cómo, durante semanas, buscaron a la víctima perfecta.
Raptos y torturas
Lisa Ann Millican no tuvo una infancia fácil: los servicios sociales la salvaron de su propia familia por abusos sexuales y fue internada en hasta cuatro casas de acogida distintas. A sus 13 años, solo quería encontrar su sitio en el mundo, ser respetada y querida. Por eso, cuando aquel 25 de septiembre de 1982 Judith le dio atención y una muestra de cariño, Lisa confió y se despistó de su grupo del Hogar Ethel Harpst durante una salida a un centro comercial.
Lo que no podía imaginar es que sería secuestrada y encadenada en el baño de un motel de carretera para ser el conejillo de indias de un matrimonio tan sádico como despiadado. Durante su cautiverio, Lisa fue violada repetidamente por Alvin y, cuando no lo hacía, Judith la torturaba y golpeaba, además de inyectarle líquido de desatascador de tuberías.

Lisa Ann Millican, asesinada por Judith y Alvin Neelley
Tres días después, la pareja llevó a su víctima al cañón del río Little en Fort Payne (Alabama), la drogaron nuevamente con ese líquido corrosivo y, como no fallecía, Judith optó por pegarle un tiro en la cabeza y arrojarla semidesnuda ladera abajo. Por el barranco también lanzó la ropa de la chica, las jeringuillas y el resto de pertenencias. Horas más tarde, la asesina llamó por teléfono a la oficina del Sheriff para informar de la ubicación exacta del cadáver.
Mientras los investigadores se afanaban en identificar la voz de la llamada y en buscar a los responsables del asesinato de Lisa, los Neelley volvían a actuar. Esta vez secuestraron a una pareja de veinteañeros, Janice Chatman y John Hancock, que regresaban a casa tras un día en familia. Era el 4 de octubre.

El pantalón de Lisa tras hallar su cuerpo
Judith actuó nuevamente como gancho para el rapto: dijo estar sola y necesitar compañía, así que los invitó a su coche y les prometió acercarlos a casa. Ellos aceptaron sin desconfiar. Durante el trayecto, la asesina les contó que una de sus aficiones era hablar por radio y se lo mostró. Janice y John escucharon cómo su nueva amiga contaba con un tal Nightrider (conductor nocturno) mientras ella se hacía llamar Lady Sundown (dama del ocaso).
Era una conversación informal y sin mayor trascendencia hasta que, en un punto del recorrido, Nightrider les propuso quedar y conocerse. Todos estuvieron de acuerdo. Podía ser divertido, pero no lo fue. A John le dispararon por la espalda y le dejaron en la carretera creyendo que estaba muerto. A Janice se la llevaron al motel para torturarla, aunque finalmente le pegaron varios tiros para evitar que siguiera gritando.

Janice Chatman, asesinada por Judith y Alvin Neelley
John sobrevivió milagrosamente, pidió ayuda a un camionero para que le socorriera y contó a la policía los hechos inverosímiles que acababa de vivir. Y, además, ocurrió otro hecho insólito.
Mientras cruzaba por una sala de la comisaría, el joven escuchó el audio de la llamada telefónica anónima del asesinato de Lisa. Como un resorte, el joven exclamó: “¡Esa es la maldita mujer que me disparó!”. Acababa de reconocer a la asesina. Era cuestión de tiempo que le pusieran nombre y apellidos.

Judith Neelley en prisión
El 9 de octubre de 1982, la policía arrestó a Judith Neelley y, días después, los agentes también hicieron lo mismo con su marido Alvin. Judith fue declarada culpable del asesinato de Lisa Ann Millican y condenada a morir en la silla eléctrica, aunque el juez conmutó la pena de muerte por cadena perpetua una década más tarde.
Poco antes de la celebración del juicio, en marzo de 1983, la asesina dio a luz a su tercer hijo. Su segunda cadena perpetua llegaría meses después tras admitir el asesinato de Janice Chatman.

Alvin Neelley durante su etapa en prisión
Por su parte, Alvin Neelley se declaró culpable de asesinato y de agresión con agravante por la muerte de Janice, pero no fue juzgado por la de Lisa. Durante más de veinte años, el criminal permaneció encarcelado en la prisión estatal de Bostick hasta su fallecimiento el 21 de octubre de 2005. Tenía 52 años.