El último gran éxito de la TV en abierto de Estados Unidos
Declive
La capacidad de atracción de los canales convencionales ha bajado mucho en el último lustro
En los meses de marzo y abril de 2020 hubo un aliento de esperanza en la televisión tradicional de Estados Unidos: las audiencias de los canales en abierto aumentaron durante el confinamiento. Dio la impresión que la población redescubría el valor de la parrilla y de la televisión tradicional con series como Anatomía de Grey o Chicago fire obteniendo las mejores cifras en mucho tiempo. Se trató de un espejismo.
Tras esos dos meses de inesperada bonanza televisiva en un contexto pandémico, las audiencias entraron en la decadencia habitual del último lustro. Los canales ABC, FOX, NBC y CBS perdieron un 10% de la audiencia con respecto al ejercicio anterior y hasta un 12% de la audiencia que buscan los anunciantes (el público de 18 a 49 años). En el caso de The CW, que tiene un perfil más juvenil, este declive era del 25% en espectadores y del 40% en el target clave. Unos datos nada esperanzadores.
Decadencia
En Estados Unidos las audiencias de los principales canales ha bajado un 10% y, en el caso de The CW que busca el público joven, hasta un 25%
Es por esto que los portales de televisión están muy obsesionados con una serie en concreto: Big Sky, que desembarcará en España el 23 de febrero a través de la inminente pestaña adulta de Disney+ llamada Star. Es un thriller donde David E. Kelley se deja llevar por su talento a la hora de escribir ficción de toda la vida (él es el autor de clásicos como Ally McBeal, El abogado y Picket Fences) y menos por la moda reciente de firmar series adultas y con pedigrí de canal de cable o de plataforma de contenidos (él también ha escrito The undoing y Big little lies).
4,15 millones de espectadores estuvieron pendientes en noviembre del episodio piloto en el primer pase del canal ABC (propiedad de Disney) y se quedaron prendados con la historia que proponía. Había chicas secuestradas, detectives de armas tomar y enfrentadas por un mismo hombre, se presentaban villanos para enmarcar y todo recordaba a la ficción de siempre con toques desde Twin Peaks hasta Mujeres desesperadas.
Los 4,15 millones quizá no son una cifra apabullante pero se fueron sumando espectadores en diferido hasta que la semana pasada se descubrió que 14,7 millones de espectadores habían visto Big Sky en los 35 días desde su emisión. No sólo está siendo el éxito de la temporada sino que ABC no tenía un éxito de estas características desde que estrenó The good doctor en otoño de 2017.
Con estos datos y la incapacidad de la televisión convencional de liderar la ficción, Big Sky podría convertirse en el último gran éxito de un modelo televisivo que marcaba tendencias y que ahora está en un declive imparable. Sólo hay que ver las otras propuestas que han ofrecido los Big Four: ni captan el interés de la crítica, ni captan el interés del público, ni crean conversación social.
Gran dato
'Big Sky' tuvo una audiencia inicial de 4,15 millones pero que asciende hasta los 14,7 tras sumar el público que la ha visto en diferido
En la misma situación se encuentran los canales de cable de Estados Unidos, que fueron los primeros responsables de comerle parte del pastel a los canales en abierto: tienen problemas para mantener la audiencia para sus contenidos, especialmente su ficción, y esto complica que sea rentable producir.
El caso de Pop TV es un ejemplo claro: pudo ver un aumento considerable de su audiencia en 2020 por la emisión de la temporada final de Schitt's Creek, que encima se llevó todos los premios Emmy habidos y por haber, pero los directivos decidieron abandonar la producción original por la imposibilidad de rentabilizarla.
Y, de hecho, lo más sintomático era el éxito de Schitt's Creek: quizá Pop TV era coproductora de la ficción junto con el canal canadiense CBC pero la serie se hizo popular cuando Netflix incluyó las plataformas en su catálogo de Estados Unidos. Esto permitió que empezara el boca-oreja y que la última temporada fuera un éxito en la televisión lineal.
Este camino ni tan siquiera era insólito. Cuando Breaking bad se despidió en 2013, se atribuyeron las fantásticas audiencias de los episodios finales a la incorporación del título en Netflix. El público había descubierto las temporadas en la plataforma y se habían puesto al día para ver el desenlace en directo vía el canal AMC, que era el responsable de que Walter White existiera.
El sector
El cable también se resiente de la potencia de las plataformas: Pop TV tuvo la temporada final de 'Schitt's Creek' pero ha decidido dejar de producir ficción
Los canales en abierto de Estados Unidos, propiedad de grandes estudios, ya toman medidas en este nuevo panorama. Conscientes que ya no cortan el bacalao en materia de ficción con sus apuestas en abierto, que rentabilizarlas con publicidad ya es una tarea imposible y que no podían ceder los derechos siempre a Netflix para que la plataforma se lucrase y fuera todavía más indispensable, todas ellas han estrenado plataformas de streaming.
ABC y FOX, que son propiedad de Disney, tienen Disney+ y Hulu; el canal NBC de NBCUniversal tiene su plataforma Peacock; desde CBS tienen en marcha el proyecto de Paramount+ tras haber tenido durante un tiempo CBS All-Access; y, como The CW es propiedad de CBS y de Warner Bros, puede decirse que sus proyectos tienen salida en Paramount+ y HBO Max.
Las audiencias de este último canal son tan ínfimas que hay periodistas que ya incluso contemplan The CW como un escaparate para ficciones que después acabarán en plataformas de pago. Esto crea dudas. Por ejemplo, habrá que ver si el resto de canales abrazan la naturaleza escaparatista para la ficción o si optarán por producir más programas de entretenimiento (con potencial más barato), el directo y las noticias. Al fin y al cabo, los canales de noticias son los únicos que se mantienen en forma en un panorama televisivo desolador.
También es interesante pensar que la irrelevancia de la televisión en directo también puede eliminar un modelo de ficción: el que tiene los episodios estructurados alrededor de las pausas publicitarias con unos ritmos infalibles, el que limita la duración de los episodios (y así a menudo saca lo mejor de los guionistas), el que no teme ser de casos de forma abierta y para todos los públicos (y no solamente un nicho concreto), el que no intenta ser controvertido. Y es que el público puede adorar The good doctor, NCIS o The big bang theory pero las plataformas no parecen interesadas en producir contenidos similares.
Otro modelo
Las plataformas no parecen interesadas en producir series del estilo de 'NCIS', 'The good doctor' o incluso 'The big bang theory'
Y por esto el éxito de Big Sky parece despertar tanta admiración por parte de los periodistas americanos: por la nostalgia implícita de su esencia, como si fuera el último superviviente de una civilización extinguida.