España y el año del fin del mundo

Mar de Fondo

España y el año del fin del mundo

Municipales, autonómicas en las comunidades no históricas y generales. Trío de elecciones en el 2023. O lo que es lo mismo, el fin del mundo que en realidad no será a partir de ya mismo. Prepare los oídos para escuchar durante once meses el sonsonete que da sentido formal a la democracia: si ganan estos, uy, uy, uy; si ganan aquellos, ay, ay, ay. Entre el uy y el ay se le supone a usted el interés y la capacidad de acudir a las urnas para emitir un voto informado, razonado y acorde a su sentido del equilibrio entre su interés particular y el general. Solo que la política profesional en tiempos de comicios consiste, no solo pero sí principalmente, en evitar que eso suceda y que el aproximarse a las urnas de cuantos más ciudadanos mejor lo sea con la razón en el bolsillo y el estómago abierto en canal. Emociones. Nada más romántico que una campaña electoral, con la epidemia de profesionales del marketing político y los demiurgos de la demoscopia susurrando a cada candidato Cyrano los versos que conviene declamar en alto para llevarse al votante al colchón propio y alejarlo del lecho ajeno. Diciembre ha funcionado a modo de dura pretemporada aunque con un epílogo impregnado de espíritu navideño, con el CGPJ desbloqueando la renovación del TC y el PSOE comprando las medidas anticrisis del PP en lugar de las de Unidas Podemos. Será también, como es normal ante la incertidumbre, año propicio para el mercado de adivinos, agoreros y pitonisas. Se nos vaticinará, semana sí, semana también, con argumentos incuestionables e irrebatibles una cosa y su contraria. En la encuesta de hoy gana Juan, en la de mañana ganará Pepe y en la de pasado, Tomás. Con algo hay que entretenerse hasta que lleguen las elecciones.

Los grandes rasgos del guion, a la espera de los cisnes negros, están ya escritos. La derecha tiene tres clavos que martillear. La desintegración de España por culpa del traidor de Pedro Sánchez, las dificultades económicas de las clases medias y populares en el caso de que la realidad, o la narrativa, acaben confirmando escenarios todavía peores que el presente y la agenda social, esta más propicia para Vox que para el PP. Puesto que los populares siempre han de vigilar su flanco más liberal, que comparte con la izquierda y aunque sea a la chita callando la agenda abortista, eutanásica o del género a la carta, por poner algunos ejemplos.

Catalunya y la agenda social sustentarán las diferencias entre izquierda y derecha

La izquierda, por su parte, lo fiará todo al coco que está por venir si cambian las tornas: recorte de derechos sociales y un enfoque para hacer frente a las turbulencias económicas que centrifuga los costes en los más desfavorecidos para poner a salvo a los ricos. De Catalunya, poca cosa hay que esperar en el flanco zurdo en el 2023. Si acaso, el recordatorio permanente de que las cosas están mejor que en el 2017. El procés no ha acabado, como interesadamente afirma Pedro Sánchez e intuye perfectamente la derecha; solo que conviene ponerlo en barbecho en tiempo electoral y con más motivo tras las últimas cesiones del PSOE para solucionar cuitas personales –no territoriales– con la reforma del Código Penal. ERC, que se ha convertido en un partido paciente hasta nueva orden, se replegará en Catalunya y en la conversación entre catalanes que Aragonès dice querer impulsar ahora.

Una mujer deposita su voto en una urna

Una mujer deposita su voto en una urna

Àlex García

Será también un año con una tendencia creciente a la autarquía argumental. De los condicionantes externos de la política española es más fácil hablar cuando no hay elecciones de por medio. Ni la covid ni tampoco las consecuencias de la guerra hubiesen podido gestionarse con una manguera de dinero público sin reventar previamente la Comisión Europea cinturones de castidad como el de las reglas del límite en el déficit y la deuda pública, que seguirán suspendidas hasta el 2024. A los césares lo que es de los césares y a la UE lo que es de la UE. Menos en campaña, cuando todo mérito y demérito ha de atribuirse a los líderes de las tribus del interior. Tan iguales ellos en realidad en asuntos económicos. Catalunya y la agenda social, esos sí son temas sobre los que se sustenta la diferencia. Tiempo de sobras para razonar los votos. Será en el 2023. Un año feliz, esperemos.

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