El ciudadano y el poder

La ira, la radicalidad y la fragilidad de hombres y mujeres ataviados con pañuelos en el rostro para protegerse del humo contrastan con la fuerza organizada de los policías franceses, que se asemejan al ideal del hombre máquina, programado para contener la furia de los manifestantes. Tras el discurso de Macron para calmar a la población, hace una semana, los ciudadanos no han dejado de salir a la calle para mostrar su rechazo rompiendo escaparates y lanzando proyectiles de todo tipo.

Nathan Laine/Bloomberg

 

Nathan Laine / Bloomberg

Una vez más, la violencia se manifiesta, las movilizaciones siguen dominado el paisaje político y social francés, como forma de comunicación cuando el poder no escucha las demandas de una amplia parte de la sociedad. La violencia vivida en París ha prendido fuego a todo, incluso a las pancartas con las que los manifestantes buscaban expresar su descontento. En una de ellas se podía leer, como publicaba Le Monde : “Me he radicalizado mirando­ LCP (el canal de televisión del Par­lamento francés) y el Senado público”.

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Fèlix Riera
2018 Year In Focus News CHARLEVOIX, CANADA - JUNE 9: In this photo provided by the German Government Press Office (BPA), German Chancellor Angela Merkel deliberates with US president Donald Trump on the sidelines of the official agenda on the second day of the G7 summit on June 9, 2018 in Charlevoix, Canada. Also pictured are (L-R) Larry Kudlow, director of the US National Economic Council, Theresa May, UK prime minister, Emmanuel Macron, French president, Angela Merkel, Yasutoshi Nishimura, Japanese deputy chief cabinet secretary, Shinzo Abe, Japan prime minister, Kazuyuki Yamazaki, Japanese senior deputy minister for foreign affairs, John Bolton, US national security adviser, and Donald Trump. Canada are hosting the leaders of the UK, Italy, the US, France, Germany and Japan for the two day summit. (Photo by Jesco Denzel /Bundesregierung via Getty Images)

Se debe tener en cuenta que los protagonistas de las movilizaciones no son personas que se expresan contra el sistema desde su individualidad, sino ciudadanos y colectivos que buscan mantener intactos los derechos que contrajo el Estado con ellos y que ahora decide cambiar. La violencia vivida en las calles de París y en otras ciudades francesas no es el intento fallido de canalizar los ideales de una revolución pendiente, aprovechando el error político de Macron al aprobar la reforma de las pensiones utilizando el artículo 49.3, sino el descontento de muchos ciudadanos al ver que el Estado, que debe servirles, vuelve a darles la espalda.

Las movilizaciones pretenden desenmascarar el frágil equilibro entre el Estado y los ciudadanos. Los ciudadanos buscan una nueva correlación de fuerzas con el poder, no para cambiarlo, sino para que cumpla con las obligaciones contraídas con ellos. Para muchos franceses, derrotar a Macron no es un deber revolucionario sino cívico. Si Francia ha ardido para reclamar el derecho a manifestarse contra la reforma de las pensiones, en España puede hacerlo por la subida de la inflación que lentamente va reduciendo el margen de maniobra de los ciudadanos.

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