En caravana por Teruel
En ruta
El Matarraña, una comarca con mucha historia y paisajes espectaculares
La provincia de Teruel, un destino preferente y repleto de contrastes
Si te estás planteando hacer un viaje en caravana o autocaravana , la comarca del Matarraña, en Teruel, cuenta con rutas de carretera espectaculares que recorren la cuenca del río del mismo nombre, y pasan por paisajes plagados de campos de almendros, olivos y viñas.
Es una buena forma de disfrutar de unos días, sin más preocupación que la de encontrar bonitos lugares en los que estacionar tu vehículo, disfrutando de la naturaleza y descubriendo la historia de encantadores pueblos medievales. Una alternativa divertida y distinta para ir en familia o con amigos.
Un día en ruta
Empieza el itinerario en Calaceite, un pequeño pueblo de menos de 1.000 habitantes que pertenece a la lista de ‘Los Pueblos más bonitos de España.’ Su casco histórico fue declarado conjunto de interés histórico artístico, y entre sus callejuelas se pueden encontrar casas señoriales de estilo gótico y de estilo barroco, sobre todo por la calle Maella. El Ayuntamiento, en la plaza de España, con soportales que fueron una antigua lonja, es de principios del siglo XVII; la iglesia Parroquial de la Asunción en estilo barroco que se edificó sobre los restos de la antigua iglesia gótica de Santa Maria del Pla de principios del siglo XIV; y la font de la Vila, una fuente o pozo de estilo gótico son otros de sus atractivos arquitectónicos.
En la población todavía pueden verse los portales de entrada que pertenecían a la antigua muralla: el portal de Maella, en el siglo XVIII, se construyó encima una capilla elevada de estilo barroco dedicada a la Virgen del Pilar, el portal de Orta es otra de las entradas, en el siglo XVIII se construyó encima del portal la capilla de San Antonio de Padua, quedan dos más: el portal de la Bassa del Coll y el portal de la Font. Nos llevará un buen rato verlo todo.
Aproximadamente a un kilómetro se encuentra el poblado ibérico de San Antonio, que data de entre los siglos V y II a.C., y que merece una visita, mejor si es con un guía.
El camino continua hacia Torre del Compte que tiene una privilegiada situación geográfica con fantásticas vistas al río Matarraña. Cuenta con tan solo unos 170 habitantes pero es un pueblo encantador, donde destacan el edificio del Ayuntamiento del siglo XVI en estilo renacentista y con soportales, y sobresale la torre barroca de su iglesia parroquial de San Pedro Mártir. También existe un nutrido grupo de casas señoriales, como la casa Bergós y la casa Ferrer. Lo mejor es vagar entre sus calles y dedicar un tiempo a observar las casas.
Luego, merece la pena hacer un alto en el camino para comer en el Restaurante Matarraña, una antigua casa de piedra en el centro del pueblo de La Fresneda, una villa declarada conjunto histórico artístico.
Un paseo por el casco antiguo hará que bajemos la comida. Nos dirigiremos hacia la plaza Mayor en forma triangular, donde se encuentra el Ayuntamiento de 1576 en estilo gótico renacentista, con una amplia lonja y un cárcel visitable, también se pueden ver impresionantes casas señoriales de los siglos XVII y XVIII. Y entre sus edificios destacan el palacio de la Encomienda que data del siglo XVI y que fue la residencia del Comendador, también, el antiguo convento de los Frailes Mínimos del XVI, en el llamado ‘Valle del Silencio’, hoy convertido en un hotel restaurante. Y en lo más alto del pueblo, se sitúa la iglesia de Santa María la Mayor del siglo XVII, con un campanario octaedro que destaca en el conjunto arquitectónico, además del castillo calatravo del que apenas queda nada, y las ruinas de la ermita de Santa Bárbara.
Continuando por esa misma carretera llegamos a Valderrobres, uno de los ‘Pueblos más bonitos de España’. Tras pasar el portal de San Roque, una torre-puerta, se accede al casco antiguo de trazado medieval en la que aparecen diversas viviendas blasonadas, como la casa Molés, casa Foz, casa Pereret y casa Losco, entre otras. El Ayuntamiento del siglo XVI, el castillo del Arzobispo y la iglesia parroquial de Santa María la Mayor - uno de los más espléndidos ejemplos del gótico levantino de la provincia de Teruel- fueron declarados bien de interés cultural.
Es una maravilla perderse en su parte vieja de calles estrechas y fuertes subidas en las que podemos descubrir, entre otros edificios, el Palau, un ejemplo de arquitectura gótica, la Fonda de la Plaza es otra edificación que conserva los elementos típicos de estas épocas antiguas tales como el torreón esquinero, las almenas y las gárgolas, y el llamado torreón de Valentinet que se encuentra en ruinas. En este pueblo hay una área preparada para las autocaravanas con agua y de vaciado de aguas grises y negras.
Pero antes de acabar, podemos acercarnos a Beceite para regresar más tarde al área de descanso. Es una villa con un notable casco urbano y un entorno natural de extraordinaria belleza. Se accede a la población a través de un puente de piedra construido entre los siglos XV y XVI que nos transporta a otra época.
Se conservan la gran mayoría de los portales que seguían el antiguo alineamiento de las murallas del siglo XVI: el portal de Vilanova, el de Sant Gregori -de arco apuntado documenta la presencia de la Orden de los Templarios- , el de Carrau, el de Sant Roc el del Coll o del Pilar y el pasaje de Vilanova. Una vez en el casco antiguo, callejeando se puede ver la iglesia parroquial dedicada a San Bartolomé, de estilo barroco, el Ayuntamiento con una ventana donde se observa la fecha de construcción, en 1595, además cuenta con una prisión y una lonja.
También es interesante una visita a la antigua Fábrica papelera Noguera reconvertida en una galería de arte. Y para terminar, nada mejor que una buena cena en el hotel restaurante la Fábrica de Solfa.
* Para concertar visitas y actividades lo mejor es contactar con la oficina de turismo de Matarraña