¿Y si la carretera fuera el viaje?
Sobre ruedas
Existen caminos cuya singularidad y belleza los convierten en destinos en sí mismos
¿Un país exótico? ¿Una ciudad milenaria? ¿Un rincón en el que perderse en los confines del mundo? Con demasiada frecuencia buscamos destinos con el mismo esmero con el que nos afanamos en sumar un nuevo trofeo a nuestra cuenta particular. Fijamos la vista en un objetivo relegando el trayecto a un segundo plano.
Sin embargo ¿y si la carretera ya fuera el viaje? Existen caminos cuya singularidad y belleza los convierten en destinos en sí mismos. Transcurren por lugares singulares, atraviesan paisajes inhóspitos o rebosantes de vida, y recorrerlos supone todo un desafío para el viajero. De la Noruega de los fiordos a tierras australianas, pasando por el Alto Altas o los escarpados picos de la región india de Ladakh, recorremos el mundo disfrutando de la carretera.
Atlantic Road (Noruega)
Los 8.274 serpenteantes kilómetros sobre puentes que separan las localidades de Kristiansund y Molde, en la costa noruega, configuran la que para muchos es la mejor carretera del mundo. Y motivos no le faltan. La Atlantic Ocean Road -o Atlantic Road a secas-, la vía que une islas e islotes, es una obra arquitectónica singular catalogada como ruta turística nacional.
La travesía se convierte en una experiencia sensorial increíble -casi hipnótica- con el mar de fondo y unos paisajes de gran belleza, mientras avistamos innumerables aves, e incluso focas. Muchos viajeros eligen los meses de otoño para transitar por ella y ser testigos de espectaculares tormentas. Existen algunos puntos especialmente recomendables, como el mirador de Askevagen, en la punta del rompeolas, en el que el viajero puede detenerse e inmortalizar la postal.
Inaugurada en 1989 tras unas obras que debieron enfrentarse a la meteorología adversa -incluidos 12 huracanes-, fue elegida años después como “la mejor construcción noruega del siglo XX”. Entre sus perlas más celebradas destacan el puente de Storseisundet, el más alto y de mayor atractivo arquitectónico, ya que los ingenieros tuvieron que diseñarlo con una curva excepcional que ofrece una perspectiva casi artística.
Garganta del Dadès, Alto Atlas (Marruecos)
La imagen aérea del paso de montaña de la Garganta del Dadès podría confundirse con un vistoso lienzo salpicado de tonalidades ocres que inspira historias. Y es que este desfiladero situado en el Alto Atlas, en el norte de Marruecos, atesora un atractivo natural de indudable belleza. Rodeada de un paisaje árido y rocoso, esta carretera sinuosa es una ruta poco transitada, convertida en un preciado objetivo de los aventureros.
El vehículo más indicado para circular por esta vía, que une las localidades de Boumalne Dadès y Msemrir, es el todoterreno. Y es que, sobre todo en época de lluvias, son frecuentes los desprendimientos que reducen considerablemente su anchura en algunas partes, convirtiendo este viaje de tramos empinados sobre pendientes y otros que transcurren junto al río en una experiencia realmente emocionante.
Great Ocean Road (Australia)
La Great Ocean Road se ha convertido en una de las carreteras panorámicas más célebres del mundo. La vía, que transcurre paralela al océano Índico, entre las localidades australianas de Torquay y Allansford, a un centenar de kilómetros al sureste de la ciudad de Melbourne, es una atracción en sí misma.
A lo largo de sus 243 kilómetros se suceden paisajes impresionantes: playas ideales para la práctica del surf, bosques a orillas del mar, bucólicos pueblos costeros y, sobre todo, vertiginosos acantilados. Loch Ard Gorge, The Grotto, Bay of Islands y London Arch son algunas de sus increíbles sus formaciones rocosas, aunque hay una que destaca por encima de las demás: los Doce Apóstoles, un conjunto de rocas calizas esculpido por las olas y el viento.
Muchos de quienes la transitan desconocen que la Great Ocean Road es más que una simple carretera: es el memorial de guerra más grande del mundo. En su construcción, que duró 13 años, participaron tres mil soldados de Australia que habían luchado en la Primera Gran Guerra, y fue inaugurada en 1932 en honor a los caídos en la contienda.
Paso Stelvio, Alpes Orientales (Italia)
La impresionante sucesión de curvas cerradas -en total son 48 ¡y están numeradas!- son lo que atraen a la mayoría de los turistas que transitan por esta carretera italiana, ubicada a unos 20 kilómetros de Bormio, en la región de la Lombardía, y a escasos kilómetros de la frontera suiza. Construida sobre un camino original que se remonta al primer cuarto del siglo pasado, el Paso Stelvio es todo un reto sobre todo por motoristas y algunos ciclistas, que al coronar la cima se hacen con la correspondiente pegatina acreditativa de la hazaña.
Conocido en alemán como Stilfserjoch, sus 2.757 metros lo convierten en el segundo paso más alto de los Alpes y uno de los lugares más emblemáticos por el que transcurre con frecuencia desde hace décadas una de las etapas reinas del Giro de Italia. Sus 24 kilómetros sólo permanecen abiertos al tráfico entre los meses de junio y noviembre, ya que en invierno suele cubrirse por un espeso manto de nieve.
Pacific Coast Highway, California (EE.UU.)
Considerada uno de los road trips más emblemáticos de los Estados Unidos, la Pacific Coast Highway -la Highway 1- bordea la costa californiana desde el límite con el estado de Oregón hasta alcanzar la frontera mexicana. Durante sus casi 800 kilómetros, el viajero descubre zonas aisladas, playas solitarias y un litoral abrupto y vertiginoso que contrasta con el bullicio de San Francisco y Los Ángeles , las dos grandes urbes por las que atraviesa.
Las posibilidades de recorrer la PCH son infinitas y aptas para todos los públicos, por lo que es frecuente encontrar familias con niños. La mayoría opta por el automóvil, aunque también es frecuente encontrar moteros y autocaravanas, especialmente en verano, la época en la que la vía está más transitada.
Uno de los rincones más famosos de California, y uno de los más fotografiados por los turistas, es el Bixby Creek Bridge, en Big Sur, a algo más de 20 minutos de la localidad de Carmel, en el condado de Monterrey. El puente, construido en piedra a principio de los años 30 del siglo pasado, es toda una atracción, famosa por haber aparecido en numerosas películas y series de televisión.
Sa Calobra, Mallorca. Baleares
Quines no conozcan la isla de Mallorca , posiblemente nunca hayan oído hablar de la carretera de Sa Calobra, una endiablada vía en plena Serra de Tramuntana que discurre entre los barrancos de Morro de Sa Vaca y Morro de Ses Fel·les. Se trata de una calzada estrecha de casi 14 kilómetros con una impresionante pendiente y un sinfín de curvas- una de ellas alcanza los 360 grados-, todo un reto para automovilistas, moteros y osados ciclistas.
Y es que la carretera de Sa Calobra -culebra en catalán- se desliza como una auténtica serpiente entre paisajes rocosos y el mar como telón de fondo. Su construcción se remonta a la Segunda República, cuando un ejército de trabajadores la modularon a pico y pala. El resultado está a la vista, convertida hoy en un atractivo turístico en sí mismo con una espectacular cala homónima, la guinda del pastel de una experiencia sorprendente.
Khardung La, Jammu y Cachemira (India)
Aunque podría parecer increíble, a 5.359 metros de altura también se registran puntualmente congestiones de tráfico. Esto ocurre en algunos de los tramos más estrechos del Khardung La, un paso de montaña que está considerado como una de las vías transitadas en automóvil más altas del mundo.
Es la puerta de entrada a los valles de Shyok y Nubra, en la región india de Ladakh, en el estado de Jammu y Cachemira, en la India. Aunque fue construida en 1976 y habilitada para vehículos motorizados 12 años más tarde, la vía ha sido históricamente una ruta de caballos, camellos y caravanas dibujada entre grandes picos, precipicios de auténtico vértigo y glaciares, por lo que permanece cerrada entre los meses de octubre y de mayo.
En condiciones meteorológicas adversas, la carretera, en parte sin pavimentar, aumenta su peligrosidad, haciendo recomendable consultar las previsiones antes del ascenso. Es posible hacerse con un coche o una moto de alquiler para alcanzar la cima y, ¿cómo no? hacerse la foto acreditativa de la gesta.