La ciudad-museo de Súzdal
El Anillo de Oro
Antes de que existiera el Anillo de Oro, la ciudad atraía a los turistas soviéticos por sus monumentos blancos
Antes de que el Anillo de Oro se convirtiese en una de las rutas turísticas más atractivas de Rusia, existía la pequeña ciudad de Súzdal. En la década de 1960, se intentaba convertir esa pequeña población de la provincia de Vladímir en un gran centro turístico. Las autoridades culturales soviéticas se fijaron en la riqueza de los monumentos del siglo XII que se habían conservado en esta ciudad provinciana, patriarcal y campestre.
Desde entonces se puso todo el empeño en convertir sus monumentos blancos en un foco de atracción para los turistas soviéticos. El potencial era evidente.
Se dice que todo Súzdal se convirtió en un museo después de que pasase por allí el multimillonario francés Philippe de Rothschild, expiloto de carreras de automóviles y luego uno de los más célebres viticultores del mundo. Las crónicas sobre Súzdal recuerdan su reacción: “Yo soy un hombre rico, pero si me dieran Súzdal durante varios años, multiplicaría mi fortuna”. El barón de Rothschild y su esposa Pauline visitaron esta zona en esos años y su presencia contribuyó en buena medida a popularizar este destino turístico.
Se dice que Súzdal se convirtió en un museo después de que pasase por allí el multimillonario francés Philippe de Rothschild
Completó el círculo el periodista e historiador Yuri Bichkov, quien estando en Súzdal concibió una ruta turística por las ciudades históricas al noreste de Moscú que llamó “el Anillo de Oro de Rusia”. Luego la dio a conocer, primero con sus artículos en el periódico Sovétskaya Kultura y luego con libros sobre arte e historia. Se nos perdonará si usando un juego de palabras decimos aquí que fue el verdadero padre del anillo.
Dos días deberían ser suficientes para recorrer lo que la historia dejó en Súzdal. Sus tres principales monumentos arquitectónicos están incluidos en la lista de la Unesco como “Monumentos blancos de Vladímir y Súzdal”. Pero podemos encontrar otros 200. A pesar de la cantidad, esta ciudad perdida en la geografía y en la historia tiene poco más de 10.000 habitantes, lo que da idea de sus cortas distancias.
Ciudad perdida en la geografía y en la historia, Súzdal ofrece al visitante más de 200 monumentos
El Kremlin de Súzdal, blanco como eran las fortalezas originales que protegían las ciudades medievales rusas; el convento de la Intercesión, con una iglesia del siglo XVI y un restaurante en el que reponer fuerzas y seguir camino; y el monasterio del Salvador y San Eutimio podrían ser el recorrido para el primer día.
En este último, del siglo XIV, el visitante no tendrá más remedio que dar varios saltos en la historia. Sus muros de seis metros de altura albergan una prisión del siglo XVIII. El visitante más conocido de cuantos no llegaron aquí como turistas es Friedrich Paulus, mariscal de campo del Sexto Ejército de la Alemania nazi, jefe de las fuerzas invasoras que intentaron tomar Stalingrado en la mayor batalla de la historia. Terminada la lucha, fue enviado aquí para cumplir la pena reservada a los derrotados. Años después, la prisión fue lugar de paso para no pocos presos políticos del estalinismo antes de ser enviados definitivamente a campos de prisioneros de Siberia.
La segunda jornada podría incluir el Museo de la Arquitectura de Madera y de la Vida Campesina, que guarda algunas de las más hermosas iglesias de madera levantadas en Rusia desde el siglo XVI y casas de campesinos del XVIII. No se construyeron originalmente en Súzdal, sino que fueron llevados allí en aquellos años de promoción turística durante la época soviética que citábamos más arriba.
Las tres iglesias en el meandro del río Kámenka también merecen una visita: la Iglesia del Profeta Elías, la iglesia de la Entrada de Cristo en Jerusalén y la Iglesia Piátnitskaya.
Súzdal nació con el siglo XI. Pero además de casas medievales, el viaje nos puede permitir vivir como los habitantes de hace un milenio. Es una de las oportunidades que nos ofrece el Museo de historia viva “Schurovo gorodische”. En ese lugar se puede imitar a los habitantes de la Rus medieval: disparar con arco, practicar un juego de pelota que aquí nunca se habría llamado fútbol, montar a caballo o cocer el pan en la típica pechka (horno/estufa) rusa.
Cómo ir
Por la corta distancia entre Súzdal y Vladímir, 38 kilómetros, lo ideal es incluir ambas ciudades del Anillo de Oro en un solo viaje. Partiendo de Moscú, el viaje debe comenzar subiéndonos a un tren rápido en la estación de ferrocarril de Kurski que nos lleve hasta la ciudad de Vladímir. El camino hasta Súzdal se completa en autobús o taxi.
Dónde dormir
El desarrollo del turismo ha dejado excelentes ofertas para descansar en una ciudad, tal vez la más emblemática del Anillo de Oro. El Hotel Azimut Súzdal , el Art Hotel Nikolaevskiy Posad y el Pushkarskaya Sloboda Hotel son muy buenas opciones.
Dónde comer
Todo café o restaurante intenta que en Súzdal se coma “con el alma y en ruso”. Así lo cumplen los más exclusivos como el restaurante Graffin (Lenina St., 146), el Gostiniy Dvor (Lenina St., 63A), que promete un “borshch fuerte”; o el Chainaya (Kremlyovskaya St., 10G); pero también bares para tomar un tentempié, cerveza y patatas fritas mediante, como Jasper & Peschanik (Lenina St., 63A)