Hay una práctica bastante habitual cuando se organiza un viaje que implica tener que coger un tren o un avión hacia el destino final: contratar una empresa que te recoge y te aparca el coche cuando llegas al aeropuerto o a la estación. Confías en esta empresa y esperas que, cuando vuelvas unos días después, todo esté igual que cómo lo dejaste.
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Olatz se fue una semana de vacaciones el octubre pasado y dejó su vehículo en manos de la empresa Good Parking, que contrató a través de Parkos, una plataforma de comparación de precios y reserva de aparcamientos de aeropuertos.
Pagó 43 euros por este servicio que, entre otras cosas, garantizaba que el coche estuviera estacionado en una zona cubierta. Sin embargo, la pesadilla de la mujer empezó justo cuando acabó su viaje y tuvo que recoger el vehículo.
Su coche tenía el lateral rayado, el interior estaba sucio y el cuentakilómetros tenía casi 500 kms más que cuando ella lo dejó. Olatz lo ha explicado en 'El contenidor' de 'El món a RAC1'.
“Cuando me devolvieron el coche, lo primero que veo es que hay una botella con papeles de piruleta y el asiento cerrado”
Quedaron con un chico de la empresa en que se encontrarían delante del mural de Joan Miró, en el aeropuerto de El Prat, para devolverle el coche. Cuando abrió la puerta del copiloto, Olatz se encontró “una botella con papeles de piruleta dentro y el asiento cerrado”. “Eso ya me extrañó”, explicó en el programa de Jordi Basté. Sin embargo, descubrió más sorpresas desagradables.
Más de 400 kilómetros extras
A pesar de estas primeras sensaciones, Olatz se subió al coche y puso la llave de contacto. Cuando la giró, en lo primero que se fijó fue el depósito de gasolina: estaba en un cuarto de su capacidad y así no es como lo dejó ella. Así que lo siguiente que hizo fue comprobar el cuentakilómetros: “Había 626 kilómetros”.
“Yo soy comercial y tengo kilometraje, así que siempre que salgo lo pongo a cero. Desde Borges en Barcelona hice unos 160 kilómetros y habían dos rayas de gasolina”. Esto son prácticamente 500 kilómetros de más.
El coche de Olatz tenía una rayadura en el lateral que no estaba cuando lo dejó a la empresa
Para colmo, Olatz también observó que el lateral del coche estaba rayado. Su viaje empezó el 7 de octubre, y el día 3 “lo acababa de pintar”. El mismo día que volvió del viaje, la mujer llamó a los Mossos d'Esquadra para dejar constancia de lo que se había encontrado.
Una multa mientras estaba de vacaciones
Olatz ya no tenía dudas que alguien había utilizado su coche durante la semana que había estado a cargo de la empresa, pero la prueba definitiva llegó unas tres semanas después de volver del viaje. “Me llegó una multa de radar y miré el día, era el domingo 13 de octubre sobre las tres de la tarde en Viladecans”. Ese día, ella todavía estaba fuera.
La mujer fue a la oficina de Good Parking a reclamar y, allí, le dieron “50 euros por la gasolina y un número de póliza”. El seguro de Olatz, sin embargo, no lo cubre porque dice que es un contrato privado entre la empresa y ella, pero el perito sí que hizo una valoración de los desperfectos de 970 euros. “Yo lo único que quiero es recuperar mi coche tal como estaba cuando yo lo dejé, pero se pasan la pelota unos a otros”.
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Olatz estuvo en contacto con una trabajadora, hasta que un día le llama un jefe de Good Parking: “Me empezó a llamar: 'Tú te quieres ganar 900 euros por la cara. ¿Tú sabes qué es trabajar? ¡Pues vete a trabajar!'”. Y le colgó el teléfono sin darle la oportunidad de responder. “No sé qué hacer, por eso he recurrido a vosotros”, le dijo la mujer a Basté.
Este artículo fue publicado originalmente en RAC1.