Escándalo en el imperio de la 'influencer' Matilda Djerf: acoso laboral, favoritismo y gordofobia

Fashion week

Trabajar para Djerf Avenue, la firma de la sueca Matilda Djerf, era el sueño de muchos de sus tres millones de seguidores en Instagram. Según sus empleados, la experiencia no es tan bonita como parece en redes sociales

Matilda Djerf, creadora de contenido e it girl danesa

Matilda Djerf, creadora de contenido e it girl danesa

Instagram

Todo eran café lattes, perritos adorables y fresas con nata en el perfil de Instagram de Matilda Djerf, hasta que el martes le tocó subir el post que probablemente nunca quiso compartir. La influencer y emprendedora de 27 años pedía perdón seis días después de la publicación del reportaje acompañado de un vídeo del periódico sueco Aftonbladet en el que once empleados y exempleados de su marca de moda describían de forma anónima un ambiente tóxico y situaciones de maltrato laboral.

Djerf —la D de su apellido es silenciosa—, que en 2023 formó parte de la lista 30 under 30 de Forbes, tiene 27 años y 4,5 millones de seguidores combinados en sus cuentas de TikTok e Instagram. Famosa por su melena rubia y su flequillo cortina, su imagen ha inspirado cortes de pelo virales y es parte esencial de su marca personal. 

Lanzó Djerf Avenue en 2019 como una extensión de su estilo de vida minimalista y escandinavo, vendiendo básicos elevados como pantalones sastre y camisas blancas. La empresa ha crecido a la velocidad de internet, expandiéndose a productos para el hogar, ropa de estar en casa e incluso una línea de cosméticos, Djerf Beauty, que incluye, claro, productos para el cabello. “Intentamos ser más que una marca de moda. Estamos igual de enfocados en construir una comunidad”, declaró Matilda en 2022 al New York Times. Las recientes acusaciones han puesto en cuestión su discurso.

Entre las denuncias más llamativas, los trabajadores señalan favoritismo y un trato denigrante por parte de la empresaria. Una de las historias más desagradables es la existencia de un baño reservado exclusivamente para Djerf y un grupo selecto de empleados. Según el testimonio de uno de los denunciantes, cuando un trabajador no autorizado utilizó ese baño por error (el cartel en el que podía leerse en inglés “¡Por favor, no usar!” se había despegado de la puerta), se le obligó a limpiarlo como castigo. Además, el reportaje describe episodios de gritos y humillaciones que llevan a algunos empleados a llorar con frecuencia durante la jornada laboral.

La gordofobia también está en el centro de las críticas. Según uno de los testimonios, Matilda habría descalificado el aspecto de una modelo durante una sesión de fotos, diciendo: “Tenemos que rehacer esto porque se ve demasiado gorda con esta ropa. No podemos enseñarlo”. Esta declaración resulta especialmente irónica porque desde el principio Djerf Avenue se ha promocionado como una marca inclusiva que celebra la diversidad corporal.

Antes de la disculpa oficial, Matilda Djerf y la directora de operaciones de la compañía, Pernilla Bonny, dieron explicaciones poco satisfactorias para los seguidores de la firma y la influencer tanto en el medio norteamericano The Cut como en Aftonbladet. En ellas, Djerf aseguró tomarse “muy en serio” las acusaciones, y subrayó que crear “un ambiente laboral seguro y respetuoso” es fundamental para ella. 

“Si algún miembro del personal se ha sentido maltratado o incapaz de desempeñar su rol debido a mis acciones, es algo por lo que estoy sinceramente arrepentida y pido disculpas. Nunca fue mi intención contribuir a un ambiente de trabajo que afectara negativamente a alguien, y lamento que haya empleados que hayan tenido esas experiencias”. Y añadió: “Sin embargo, no me reconozco en todas las afirmaciones que se han hecho y elijo no comentar casos individuales. No obstante, considero valioso que esto se haya puesto en evidencia, ya que nos brinda a mí y a Djerf Avenue la oportunidad de desarrollarnos y mejorar”.

Pernilla Bonny confirmó que la fundadora de la Djerf Avenue reserva un baño para su uso exclusivo. En sus declaraciones a Aftonbladet, describió la medida como “una solución implementada para ayudar [a Djerf] a mantenerse saludable”, razón que para ellas justifica que el cartel no sea retirado. “Nuestra oficina permite ofrecer esta solución sin afectar el acceso a las instalaciones de otros empleados”, afirmó. Bonny reconoció que “obviamente no es razonable” que un empleado tuviera que limpiar este baño.

En su perdón publicado en sus redes sociales, la influencer admitió errores en su liderazgo y pidió disculpas a quienes se hayan sentido maltratados. “Nunca había dirigido un equipo ni construido una empresa antes. Bajo mucho estrés, un ritmo acelerado y cierta ingenuidad, fallé en ser la líder y compañera que desearía haber sido”, escribió en su post disculpa de Instagram. Pese a los intentos de control de daños, las redes sociales se llenaron de comentarios críticos hacia Djerf, con seguidores pidiendo un cambio real en la cultura de la empresa. 

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