El mejor refugio ahora sí que está en el hogar y por eso debemos cuidar el espacio que habitamos

Psicología

La atmósfera que nos rodea condiciona el estado de ánimo, la creatividad y el rendimiento y si mejoramos este ambiente también conseguiremos beneficiar a nuestro paisaje interior

.

.

José Luis Merino

El mundo ha cambiado con la pandemia. Las formas de trabajo ya no son las mismas y los hábitos tampoco. El hogar y los espacios han cobrado una importancia que antes no tenían. Cada vez pasamos más tiempo en casa y son muchos quienes teletrabajan. La atención que antes iba hacia afuera, se vuelca ahora en el hogar, convirtiéndose en cálido refugio.

Históricamente han sido los artistas y bohemios quienes hicieron de sus estudios o talleres una expresión de su obra y personalidad. Simbolistas y decadentes como Gustave Moreau envueltos entre alfombras y texturas, Jackson Pollock y los característicos ladrillos de los amplios lofts neoyorquinos o nuestro vanguardista Joan Brossa, en un piso repleto de papeles y periódicos por los suelos.

Con la pandemia, el entorno cotidiano ha cobrado mayor importancia. La atención que antes se dirigía hacia afuera, se vuelca ahora hacia el hogar

A lo largo de la vida, tendemos a acumular, siguiendo ese síndrome de Diógenes que nos asola. Hasta que un día descubrimos la magia del orden de Marie Kondo. Es bueno, vaciar y renovar nuestros espacios, en una relación acorde con nuestro momento vital o el momento del año. Ya no es sólo una cuestión del cambio de ropa de armario, sino de dar vida y un sentido orgánico a nuestras viviendas. El espacio que habitamos no debería ser un museo ni algo inmutable, sino un lugar en el que sentirnos confortables y poder respirar.

Si el espacio, ya sea de coworking, oficina o vivienda, se vincula con nosotros, nos sentimos más cómodos

Durante mucho tiempo ha prevalecido la funcionabilidad, lo práctico y la filosofía estética de la Bauhaus, actualizada por esos muebles nórdicos que han copado el mercado. La serialización de los interiores es práctica y económica, pero no debería estar reñida con la personalización de los espacios.

Crear una atmósfera propia, tanto en el ámbito de coworking, oficina u hogar, mejora nuestra creatividad e incide en nuestro rendimiento. Si el espacio se vincula con nosotros, nos sentimos más cómodos.

Los interiores que nos acogen inciden en nuestros sentidos y modifican la conducta neuronal. Nuestro estado de ánimo no es el mismo bajo deprimentes fluorescentes, entre intensas luces de escaparate o en la luz de la penumbra. Quienes interiorizan y crean en intimidad componen espacios lúgubres, misteriosos, y normalmente arropados por libros. Los que exteriorizan su vida en las redes, los hacen claros, diáfanos y minimalistas. No hay una regla establecida, más allá de comprender la trascendencia que tiene el espacio que habitamos.

Quienes crean en intimidad componen espacios lúgubres y normalmente arropados por libros. Los que exteriorizan su vida en las redes los hacen diáfanos y minimalistas

Junichiro Tanizaki, consideraba que “la belleza pierde su existencia si se suprimen los efectos de la sombra.” Su obra El elogio de la sombra (1933) sigue siendo un referente del minimalismo zen más refinado. Frank Lloyd Wright decía: “Si inviertes en belleza, permanecerá contigo toda la vida.”

Considerar el espacio que habitamos es importante porque determina quien somos y nuestro estado emocional. Los espacios bellos pulsan los sentidos y templan la mente.

Lloyd Wright y Mies van der Rohe

Espacio y arquitectura

1 – Organicismo

Dotar a un espacio de un sentido orgánico significa darle vida, movimiento y cierto dinamismo, para que no parezca un sólido bloque pétreo o de hormigón. Esta tendencia, opuesta al racionalismo matemático busca inspirarse en la naturaleza para construir los espacios. Puede ser recargado como el modernismo de Gaudí o más minimalista y depurado como en Lloyd Wright.

2 – Materiales naturales

Aunque son más costosos, los materiales naturales dan mayor calidez. Substituir madera por aglomerado, la piedra por hormigón, la terracota por el pladur son soluciones modernas para abaratar costes. Dado que muchos espacios que habitamos están construidos de esta última manera, es bueno aportar una mesa en madera natural y otros muebles o detalles que compensen la ausencia de materias naturales.

3 – Menos es más

Less is more, la regla de oro de Mies van der Rohe, nos recuerda la importancia de la pureza formal. Si un espacio ya es bello y armonioso, no hace falta vestirlo. El adorno manierista y superfluo aporta poco. Como también se aplica en la arquitectura zen japonesa, es mejor destacar sólo un elemento decorativo en el espacio e irlo cambiando de vez en cuando.

4 – La geometría que ordena

Los cuerpos geométricos ordenan la vista, y aunque un exceso de aristas o frialdad constructiva puede hacernos sentir que habitamos una caja de zapatos, la geometría es buena para equilibrarnos. Proporción y simetría son conceptos vinculados a la matemática del espacio que buscan adecuar las medidas a nuestra escala humana.

5 – El plan arquitectónico

El arquitecto siempre defiende la importancia de la planta. Cómo es el espacio depende su composición sobre el terreno. La mayoría de espacios son plantas cuadradas o rectangulares, pero pueden encontrarse espacios circulares, vertebrados y modulares, entre otros. Desde la depuración del “menos es más”, la arquitectura busca dar el protagonismo a la concepción del espacio y no tanto al ornamento o detalles que lo llenan cuando es habitado.

Esto es algo a tener en cuenta como un ideal pero dado que no vivimos en museos o maquetas vivientes, el plan arquitectónico debe integrarse con la vida de sus habitantes.

Lee también
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...