En el arte de escribir encontrar el tono es uno de los aspectos más importantes. En la vida hallar nuestra propia voz es uno de los derechos imprescindibles.
Sabias y antiguas escrituras como la Bhagavad Gita nos dicen que es mejor cumplir el dharma propio de forma imperfecta, que cumplir de forma perfecta uno ajeno. Cuanto acometemos en la vida debe ser nuestro camino, no el de otro.
Personalidad única
A veces, queremos vivir la vida de los otros, pero estamos aquí para ser los protagonistas de nuestra historia, y contarla con voz propia
A veces, queremos vivir la vida de los otros, pero estamos aquí para ser los protagonistas de nuestra historia, y contarla con voz propia. Cada uno de nosotros es una personalidad única e irrepetible, pese a ser todos seres humanos. Como individuos pertenecemos a un territorio y momento histórico que nos condicionan. Somos parte de una comunidad y familia, pero no por ello debemos perder nuestra identidad original.
La juventud es la época más importante para hallar la propia voz, el tiempo en el que experimentamos distintos estilos, queriendo ser múltiples personajes, mediatizados por la forja de ídolos o aquellos modelos en los que nos identificamos o reflejamos.
Pablo Neruda
'Oda al camino'
“En el invierno azul/ con mi caballo/ al paso al paso/
sin saber/ recorro/ la curva del planeta/
as arenas bordadas/ por una cinta mágica/
de espuma,/ caminos resguardados/
por acacias/, por boldos/ polvorientos,/
lomas, cerros hostiles,/ matorrales/
envueltos por el nombre del invierno./
¡Ay viajero!/ No vas y no regresas:/
eres/ en los caminos,/ existes/
en la niebla.
Viajero/ dirigido/ no a un punto, no a una cita,/
sino solo/ al aroma/ de la tierra,/
sino solo al invierno/
en los caminos."
Como en esa película llamada Múltiple (Split, N. Shyamalan, 2016), en la que el protagonista sufre un trastorno de identidad disociativo que le lleva a convivir con veintitrés personalidades, presentes en su mente. Este es un caso extremo en el que conviven muchas voces dentro una sola persona, pero no tan distante de nuestra realidad.
Interpretamos diferentes voces, pero al final, debemos encontrar la que nos es propia, aquella que nos permite expresarnos tal y como somos, sin ningún tipo de complejos, ni represiones. Para ello precisamos autoestima, apoyo y confianza, pero en ocasiones el deber, la culpa, el miedo o las obligaciones sociales, nos llevan en otra dirección.
Cormac McCarthy
'Meridiano de sangre'
“Alguien le arrebató la venda a la anciana, y fue apartada de un manotazo junto con el malabarista. Al congregarse todos para dormir, y crepitar al viento las llamas bajas de la hoguera cual si estuviera viva, seguían los cuatro en cuclillas en los márgenes de la lumbre, rodeados de extraños enseres y viendo combarse las llamas bajo la ventisca como si fueran absorbidas al vacío por alguna vorágine, un vórtice en aquel desierto con respecto del cual quedaban derogados el tránsito del hombre y todos sus cálculos.”
Cada uno tiene su forma de expresarse, por ello unas serán escritoras, otros artistas, algunos deportistas, muchas abogadas y tantos otros, hombres de negocios.
No importa, la voz se expresa desde diversos ámbitos. Lo fundamental es que sea auténtica, individual y única.
En estos tiempos de globalización y pensamiento único, la cultura es cada vez más homogénea y las personas menos singulares. Desde la educación, la psicología y el crecimiento personal, se puede contribuir a que el individuo encuentre su propia voz.
Paul Auster
Arranque de 'El palacio de la luna'
“Fue el verano en que el hombre piso por primera vez la luna. Yo era muy joven entonces, pero no creía que hubiera futuro. Quería vivir peligrosamente, ir lo más lejos posible y luego ver qué me sucedía cuando llegara allí. Tal y como salieron las cosas, casi no lo consigo. Poco a poco, vi cómo mi dinero iba menguando hasta quedar reducido a cero; perdí el apartamento; acabé viviendo en las calles. De no haber sido por una chica que se llamaba Kitty Wu, probablemente me habría muerto de hambre. La había conocido por casualidad muy poco antes, pero con el tiempo llegué a considerar esa casualidad una forma de predisposición, un modo de salvarme por medio de la mente de otros. Esa fue la primera parte. A partir de entonces me ocurrieron cosas extrañas.”
Sino cada uno puede probarlo de forma autodidacta, dando pequeños o grandes pasos en este camino.
Stephen King en Mientras escribo (Penguin, 2001), el libro donde desvela las claves de su arte narrativa, insiste una y otra vez, en que contemos lo que contemos que sea verdad. Lo mejor es ser sincero, indagar internamente y sacar lo que uno lleva dentro desde su punto de vista único. Al igual que en la literatura, en la vida se trata de escribir primero con la puerta cerrada hacia uno mismo y reescribir con la puerta abierta para que los demás puedan comprendernos. Hay que escribir de lo que uno quiera, creando un mundo propio donde dar espacio a la voz interna que puede surgir como un discurso fluido o en abruptos relámpagos de intuición. No importa la forma sino alcanzarla de algún modo. En este sentido la literatura puede ser una excelente fuente de inspiración.
Edgar Allan Poe
'El cuervo' (traducción de J. Cortázar)
Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”
¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.
Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
“Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”
La decadente oscuridad de Poe, la dulce musicalidad de Neruda, el extenso vocabulario de McCarthy o el caprichoso azar de Auster, al igual que la originalidad de tantos otros grandes escritores, nos muestran el camino de la identidad propia que se expresa con una voz clara, nítida y personal. Desde la relectura de estos clásicos modernos y contemporáneos podemos preguntarnos ¿cuál es nuestra propia voz? Da igual si no es tan poética, poderosa o sofisticada. Es la nuestra y se trata de comunicarnos a partir de ella, tomando las riendas de nuestra personalidad, expresándola sin ningún tipo de tapujos. Aquí van unas muestras de personales voces narrativas, asentadas sobre el estilo propio.