Cayetana Guillén Cuervo va subida a unos tacones tan fieles como su melena, pero anda deprisa. Lleva sombrero y gafas de sol, un vestido largo, y mantiene una contundente actitud de rubia. “Reconozco que adoro ser blonde y todo lo que significa”, asegura. Acaba de llegar del Sha Wellness Clinic, y se muestra impactada por un concepto que revivifica el equilibro entre ciencia y espiritualidad, y que explora acerca de la conexión de las enfermedades con las emociones mal procesadas.
Confiesa una sensibilidad intensa, y afirma poder "con todo" porque detrás hay "mucho trabajo". Treinta años sin parar, en televisión, cine y teatro. Versión Española, "Historias del Kronen", " Más que amor, frenesí", "Atómica", "El abuelo", "Todo sobre mi madre", "El crack cero", "Amar en tiempos revueltos", "El Misterio del tiempo"... Y lo ha presentado todo.
Creció con el oficio sobre la mesa al mediodía: “estudié en Santa María del Camino porque estaba al lado de casa y el almuerzo era la hora a la que nuestros padres nos veían, ya que tenían dos funciones por la tarde”.
Y confiesa que se ha sentido muy representada en las declaraciones de su madre, Gemma Cuervo, al anunciarse que le entregarían el Max de Honor: “más vale que seas feliz haciendo esta profesión porque es muy compleja y muy hostil”, porque ama su trabajo. “Cada proyecto nuevo me hace feliz. ¡Muy malo tiene que ser lo que me proponen para que no me meta!”.
Hiperactiva y transgresora, icono lésbico y gay , comunicadora 360, e imagen de L´Oreal París, se considera, ella, por encima de todo,, activista cultural. Nada más pedir una botella de agua me habla de su lado gamberro.
¿Reivindica la fiesta?
A mi salir me encanta. Es un punch de mi carácter, y me entristezco, me apago, si no lo hago. La defiendo dentro de mis prioridades. Hay gente que, cuando sale, se desinhibe, se libera de sus mochilas. Da la mejor versión de sí misma, sin estar colocado ni nada. Se trata de considerar el hedonismo como prioridad, algo que hacemos muy poco. No pienso renunciar a eso. Me gustan mis amigos y también conocer gente nueva con talento, que entra en mi vida y me aporta cosas...
Entiende la alegría como un deber...
Sí. Y también como una responsabilidad, porque sé que mi energía puede contagiarse y aportar a los demás. Y eso es mucho saber: sabes que si llegas con una sonrisa y abrazando a los demás, por ejemplo, aportas unas cosas, y, en cambio, si llegas con cara de culo, otras muy distintas. Influyes en cómo sea el día del otro. Practico yoga y meditación. El yoga es un compromiso contigo mismo, también en esto. Es una forma de vida. Siempre acabamos las clases con un “pensar lo correcto, decir lo correcto y sentir lo correcto”. Y eso es lo que yo intento.
Está conectada con artistas de todo tipo.
Todo el rato. Y me encanta. Porque hay un intercambio de energía, de puntos de vista, de miradas críticas y aprendizajes maravillosos. Artistas de todas las edades y disciplinas. Tú sabes que, de vez en cuando, hago un cocido en casa y mezclo a gente de todas las edades, estatus sociales, profesiones... y salen cosas alucinantes de ahí. El día que lo pierda será porque estoy de bajón emocional.
¿Ha estado alguna vez en paro?
(Risas) No, nunca. Porque soy una mujer transmedia. Y cuando se es hiperactiva y multifacética, si no es una cosa es otra… El gran acierto de mi vida fue diversificar profesionalmente desde el minuto cero.
¿De pequeña ya era hiperactiva?
Mi madre dice que no, pero yo creo que siempre he sido igual… cuando me veo con mis amigas del colegio, todas éramos un esbozo de lo que somos ahora...
¿Y cómo se recuerdas entonces?
Igual de gamberra, de inquieta, de amante de lo que la vida me puede ofrecer. Si tienes un filtro negativo para las cosas, estás predispuesto para el “no”. El mío siempre estuvo en el “sí”.
Si tienes un filtro negativo para las cosas, estás predispuesto para el no"
Sus padres nacieron los dos en Barcelona, y fueron niños de la guerra, ¿os transmitieron sus recuerdos de aquella época?
Más mi madre. Mi padre tuvo una infancia más feliz que mi madre, por su entorno o por lo que fuera. A ninguno de los dos les ha gustado nunca hablar de su infancia, y yo no lo voy a vulnerar.
¿Qué tiene usted de catalana?
¡Mucho! Tengo la autoexigencia y la búsqueda de la excelencia, que también pueden ser de otros lados, pero están muy marcadas en Cataluña. Y también una consciencia de la cultura del esfuerzo.
Tengo mucho de catalana: autoexigencia y búsqueda de la excelencia"
Valores que nos devuelven a sus padres...
La suya es una generación de actores que vivió su vocación como un activismo cultural, consciente de que el poder de la palabra transformadora era el oxígeno que la ciudadanía necesitaba. ¡En plena dictadura! Mis padres estrenaron a autores prohibidos, como Camus o Sartre, y les persiguió la censura. Tenían ya dos niños, y podían haber hecho comedia con su compañía, pero decidieron jugársela, conscientes de lo que la cultura aporta, de cómo nos cambia la vida. Yo he convivido con eso, y también soy activista cultural. Ese es el sentido de mi vida.
Cuando piensa en su padre, Fernando Guillén,¿qué imagen le viene a la cabeza?
La de un hombre bueno, sabio, libre, incapaz de juzgar a los demás. Él solo necesitaba un libro y un paseo al sol, cerca del mar. Eso es una imagen muy poderosa para un niño... Aunque se compensaba, por la otra parte, con la de una madre muy catalana, muy consciente del lado práctico de la vida.
Su madre, fuera del escenario o del plató, siempre ha tenido los pies muy en la tierra...
Un sentido práctico brutal, sí. Por eso tiene una vejez serena. Porque tuvo siempre la cabeza muy en su sitio y ahorró. Y hoy tiene una vejez estupenda, sin grandes lujos pero estupenda.
¿Se ha quitado de la política?
Sí, no quiero saber nada de ella.
No, en cambio, de los movimientos sociales…
¡De eso nunca! Toda persona o colectivo desfavorecido al que yo pueda ayudar, allí estaré. Pero no quiero saber nada de la política. No, porque nos utilizan sin parar... Me ha pasado ya varias veces, de un lado y del otro, y no quiero saber nada más...
En 2004, cuando Aznar era presidente del Gobierno, diversas fuentes afirmaron que estaban manteniendo una aventura. ¿Es de las peores cosas que le han pasado?
Ha sido el único momento amargo de toda mi trayectoria. Porque se lo creyó todo el mundo. Fue muy jodido. Podría haber hundido mi carrera gratuitamente... Pero personas importantes, como Iñaki Gabilondo, me apoyaron a muerte. Él fue mi maestro: estuve 8 años a su lado en la Cadena Ser y lo amo. Aprendí la ecuanimidad, la solvencia, el rigor, a su lado. De aquello saqué una gran enseñanza: ni media broma con nada sobre los demás, y jamás hablar de nada sin saber.
Personas importantes, como Iñaki Gabilondo, me apoyaron a muerte"
¿De qué películas y obras de teatro se siente más orgullosa?
Una película mítica para mí es El abuelo, de José Luis Garci, nominada al Oscar a la Mejor Película Extranjera, por la que yo estuve nominada al Goya a la Mejor actriz. Y Más que amor, frenesí fue una película muy rompedora, megamoderna, precursora de muchas cosas. En teatro, diría que El malentendido y Puertas abiertas, con la que estoy ahora, que está siendo para mí un viaje maravilloso. Haremos gira por toda España a partir de septiembre.
Y, en cambio, en la obra sufre, y mucho...
Sí, pero es un sufrimiento catártico, que limpia. Y, además, mi compañero, Ayoub, es maravilloso; nos hemos hecho buenos amigos y le quiero un huevo. Ayoub es activista en todo el mundo musulmán. He conocido su mundo, el de inmigrantes de segunda generación con unas cabezas maravillosas que están hartos y necesitan contar su propia historia.
Está casada con el fotógrafo Omar Ayyashi, de origen palestino.
Sí, su padre era palestino; ha fallecido hace poco. Es verdad que con Puertas Abiertas me he acercado de otra manera a las segundas generaciones, como Omar…
¿Y a qué conclusiones ha llegado?
Que están hartos de vivir con estigma en una sociedad occidental soberbia y manipuladora. ¿Cómo vamos a rechazar a los inmigrantes si España es un país de migrantes refugiados por todo el mundo? Puertas Abiertas me pone de nuevo en contacto con colectivos que me interesan mucho.
Y entorno al tema ‘trans', qué lío con el feminismo clásico, ¿no?
Prefiero no entrar porque es muy delicado y provoca muchos conflictos. Solo quiero decir que yo abrazo la diferencia, en todas sus modalidades. Cada uno hace lo que quiere –y lo que puede– en la vida. Si tú defines tu identidad como tal, quién es otro para negártela.
Cada uno hace lo que quiere y puede en la vida"
El edadismo es una de las principales discriminaciones que se ejercen hoy…
¡Lo odio! Es un estigma tan horrible como todos los demás. Hay una edad biológica, sí, pero mi edad la marco yo con mi actitud y mi compromiso. La marco yo. A mí déjame en paz con mis alas…
¿Se siente más actriz que comunicadora?
Me siento las dos cosas. En realidad me siento, como te decía antes, activista cultural, y en eso entra todo lo que hago.
¿Cómo es Cayetana madre?
Es una persona muy comprometida, y muy presente a pesar de la distancia. Siempre me siento culpable por trabajar.
Cuando una mujer es inteligente, ¿se dice de ella que es borde?
Yo tenía fama de borde por mi imitación de Silvia Abril en Homo Zapping. He hablado muchas veces con ella y nos hemos matado de risa, pero se hizo mucho más popular que yo misma y la gente debió pensar yo que era así de verdad. Porque no tanta gente veía Versión Española, se veía mucho más Homo Zapping.
¿Masterchef rompió esa imagen?
Sí, nunca estaré suficientemente agradecida de haber entrado en Masterchef. También te digo que había fallecido ya mi padre, si él hubiera estado vivo… yo nunca hubiera entrado en el programa. Tengo una familia de intelectuales que pesa mucho en las decisiones. No se lo conté a mi familia hasta que había grabado ya tropecientos programas…
¿Ha dicho que no a muchas cosas?
A muchas. Por mantener una línea profesional que creo que me ha hecho ganarme el respeto de mucha gente, y también la posibilidad de diversificar mi trabajo pero dentro de un activismo cultural. Por ese poder de la palabra, que es el oxígeno del ciudadano; la pandemia lo ha demostrado.
¿Qué le da subidón?
Son varias cosas, no te puedo decir solo uno. Pero, la razón humana sana es lo que más me interesa. ¿El infierno está en los otros? Sí, eso decía Sartre, y estoy de acuerdo. Pero hay que buscar a los ángeles alados que te aporten un vuelo como el que tú aportas a otros. Mi compromiso es consciente, firme y diario. Tengo ese radar, y veo quién aporta y quién chupa energía (y quién abusa, también, que es un tema muy delicado cuando eres un personaje público). Los huelo a distancia…
El secreto de Cayetana
"Mi rincón en el mundo"
Puedo decir que en mi vida hay un antes y un después de conocer Sha Wellness Clinic. He encontrado mi rincón en el mundo. Es un concepto, la mezcla perfecta de ciencia, espiritualidad, estética, dimensión emocional, y nutricional, que busca conseguir que des lo mejor de tí mismo. Te proporcionan herramientas valiosas para cambiar los malos hábitos; y el equipo está tan preparado como comprometido. Los propios médicos fomentan la meditación y el yoga. Todo roza la excelencia. Y, en materia gastronómica, han conseguido una refinada comida vegana; y la hora de los postres –que a mi no suelen gustarme– ha sido un verdadero festival de los sentidos. Algunos de los tratamientos que más me han gustado son los de medicina preventiva a través de la bioenergía, los tratamientos detox de ozono, o el watsu –un masaje shiatsu bajo el agua que es un viaje interior emocional y desconectas de una manera animal–. Están en vanguardia en todo.
A punto
Los trucos de una blonde convencida
1. PEONIA Y FILTROS UV
El champú Elvive Color Vive especial para cabellos rubios, con peonia roja y filtros UV protege y nutre los cabellos, prolongando la intensidad del color durante 10 semanas.
2. NUTRICIÓN Y BRILLO
Salitre, cloro, sol, los cabellos teñidos pierden el brillo: el acondicionador Elvive color Vive cuida el color, nutre de manera intensa y aporta brillo y suavidad del cabello.
3. PIGMENTOS VIOLETA
La mascarilla Elvive intensive Violeta matiza y neutraliza el tono rubio para evitar los reflejos amarillos o anaranjados.