La descubrió Iicíar Bollaín en El Olivo hace 7 años, y dijo que era una actriz con carisma, de las que no puedes dejar de mirar. Una de las intérpretes más solicitadas de nuestro cine, este año ha rodado cinco cintas, vive con su novia y dos gatos, y posa con la nueva colección de maquillaje de Dior.
Transmite la seguridad de quien se crio habituada a las sobredosis de amor al ser la primera hija, sobrina y nieta. “Mis padres me han querido mucho. Me dieron mucha seguridad, y eso me afianzó”, cuenta. A los cinco años Anna Castillo era ya despierta, teatrera y atrevida, hacía patinaje artístico y bailaba. Y con ocho la llevaron al casting de El perfume: historia de un asesino (2006), donde hizo un papel de figurante: “lo pasé increíble; me hacía amiga de la gente de dirección”.
Hija de Alba Ferré y Carlos Castillo, se crió viendo los dibujos del Club Súper 3, y un día estos la ficharon para hacer bolos con grupo de música infantil por toda Catalunya. “Mis padres se iban dando cuenta que había pasión en mí. Ignoraban si podía ser una profesión real, pero sabían que me hacía feliz”, recuerda. Estudió Psicología en la UOC al tiempo que rodaba Amar en tiempos revueltos e interpretaba en teatro La llamada. Siempre quiso correr, ser adulta cuando todavía era muy niña: “he sido un poco inconsciente. Era demasiado confiada, sin miedo…. Ya de mayor me he ido haciendo más prudente. Tuve mucha libertad. Y cuando vine a Madrid atravesé un momento de crisis”.
He sido un poco inconsciente, era demasiado confiada, sin miedo...
¿Por qué?
Estaba siendo muy adulta cuando, en cambio, era una cría. Sentí la soledad de tomar responsabilidades, de gestionar el alquiler de un piso sola, por ejemplo. Y tuve que currar mis mochilas.
¿Es controladora?
Sí. Me he ido haciéndolo más a medida que cumplía años. Ahora me da miedo volar, me da miedo que se me escapen cosas, no estar atenta... En mi profesión sigo siendo bastante confiada; las inseguridades vienen más en la vida privada.
¿Cree en la lealtad?
Creo que soy leal, y, en todo caso, aspiro a serlo: la fidelidad es una cosa antigua, pero yo tengo relaciones monógamas porque no soy tan moderna. Este año dejo de ser la pequeña de los rodajes, con mis 27, y a mi alrededor hay chicos, chicas, chiques, que tienen otra manera de llevar sus relaciones. Hay algo que me aleja del poliamor, aunque respeto igual que todas las maneras de vivir la sexualidad y de identificarse. Me sorprenden las generaciones que vienen tan fuertes en el sentido de libertad sexual. Antes, la bisexualidad apenas emergía y ahora mucha gente se define así abiertamente.
Y usted, ¿cómo se define?
Crecí siendo heterosexual. Era muy enamoradiza en el instituto, y, más adelante, me enamoré una mujer. Fue un descubrimiento muy natural. No me gusta hablar de mi pareja… pero no tengo ningún pudor en mostrarla. Formo parte de una generación en que las redes sociales enseñan tu vida, y la gente que se detenga a ver mi IG verá que he aparecido con todas mis parejas…
Crecí siendo heterosexual. Era muy enamoradiza en el instituto
¿Es un actriz de método?
No especialmente. Hice un curso de Stanislavski que me enseñó a conectar con mi verdad. Fue como un clic; a partir de esto entendí cómo conectar conmigo misma, pero con el tiempo he ido creando mi propia manera de interpretar, y buscando mis propias herramientas.
Este año ha rodado cinco películas: La vida era eso, dirigida por David Martin de los Santos; Donde caben dos, de Paco Caballero; Girasoles silvestres, con Jaime Rosales; Historias para no contar, de Cesc Gay, y Mediterráneo, dirigida por Marcel Barrena. ¿Es una yonki de la interpretación?
No, no. Es verdad que lo que más me gusta de mi profesión es desde que dan motor hasta que cortan. Lo que más me llena son los segundos de acción. Pero no vivo para la interpretación. Siento una gran pasión por mi profesión. Pero me gusta desayunar, pasear… la vida me da mucho placer. No soy muy de fustigarme con lo que hago bien y hago mal. Vivo tranquila, no sufro de ansiedades. Hay que arremangarse y currarte cosas que duelen. Cuando terminó el rodaje con Cesc Gay noté un choque, al llevar tanto tiempo trabajando con disciplina, con exigencia de estar a la altura, me dio un bajón existencial. Una sensación de flojera, pero enseguida volví a estar bien...
Lo que más me llena son los segundos de acción, pero no vivo solo de eso
¿Qué le supuso la experiencia de embarcarse con Open Arms en Grecia?
Salí de mi zona de confort… Rodamos durante meses. Mi personaje es el de Esther Camps, la hija de Óscar. Empezó siendo socorrista, y poco a poco se fue convirtiendo en jefa de misiones. Conocer su trabajo y ponerme en su piel fue escalofriante, con el corazón apretado todo el rato. Nosotros rodamos desde el privilegio y la seguridad, aunque conscientes de lo que pasa contínuamente: gente jugándose la vida para llegar la orilla donde creen que tendrán una oportunidad. Los que sobreviven, los que consiguen llegar, reciben un trato increíble por parte de los voluntarios, pero la mayoría muere en el camino.
¿Qué opina de las posturas que criminalizan incluso a los menores que llegan a España?
La gente de la ultraderecha siempre ha existido. Ahora tenemos una resaca muy fascista en este país; no hay pudor en reconocerlo. Todo lo que vaya en contra de los derechos humanos es inadmisible, intolerable. Me asusta.
Y luego llegó el libertinaje del Club Paradiso, donde rodó ‘Donde caben dos’, de Paco Caballero.
Es una comedia sexual muy divertida. Rodamos en un club de intercambio de parejas, con poca luz, gente desnuda, etc… y yo me decía: “¿esto qué es? Si hace más un año que no voy a una discoteca...” (risas).
¿Quién la inspira?
Ahora estoy viendo la serie de Kate Winslet, Mare of Easttown, en HBO; estoy obsesionada, fascinada con ella y su belleza. Y, por otro lado, tengo la suerte de vivir con una persona que me descubre música todo el rato. Ahora escucho a Angus&Julia Stone y a Phoebe Bridgers. Y me encantaría interpretar la vida de Patti Smith.
¿Sufre el peso de la propia imagen? ¿Ha combatido algún complejo?
De todo tipo: ser bajita, tener celulitis, los dientes torcidos... pero hace cinco años que he empezado a deconstruirme en lo que se refiere a la presión de cumplir con un canon impuesto por el patriarcado. Siempre me he querido, pero hoy estoy muy en paz con toda yo. Ha sido un curro.
El equipo
Tras la cámara
Fotógrafo: Félix Valiente. Estilismo Beatriz Moreno de la Cova. Maquillaje: María García para Dior y Kerastase. Dirección creativa: Joana Bonet. Agradecimientos al Ayuntamiento de Boadilla del Monte y al Palacio Infante Don Luis
Rouge Forever Liquid: La primera barra de labios que no transfiere, ultrapigmentada, con radiantes tonos ultramate. Once tonos, como el 100 Nude o el atemporal 999.
Forever Natural Nude: El fondo de maquillaje reiventa la tez natural aportando una sensación de piel desnuda, gracias a su fórmula con tratamiento floral.
Diorshow Iconic Overcurl: La emblemática máscara de Dior se declina en una versión resistente al agua y con néctar de algodón para fortalecer las pestañas.