La esperanza del Peamflo, el restaurante “icónico” de Picanya que reabre tras la DANA

Testimonios de la riada

El crédito con el que contaba el dueño para inaugurar un nuevo negocio le dio oxígeno para reactivar un local que es punto de encuentro para vecinos y vecinas desde hace 42 años

Florentino atiende a los clientes en la terraza del Peamflo, el pasado miércoles en Picanya

Florentino atiende a los clientes en la terraza del Peamflo, el pasado miércoles en Picanya 

N.Navarro

El día que reabrió el bar, Amparo Dasí y Concha Nemesio no faltaron a su café de la mañana. “Todo empezó a parecer menos triste”, explica Concha, vecina de Picanya. Cada día queda con su prima en esta cafetería-restaurante de la plaza Major, peatonal y acogedora y, más de un mes después, sufrido el barro, se vuelve a tomar el café. Ahora sobre la mesa están los documentos que aportan en las oficinas municipales para cobrar las ayudas y en la conversación pesa lo vivido, de lo que dan cuenta sus fotos y vídeos. “Pero cuando llegamos aquí intentamos desconectar, o por lo menos hablar de otras cosas, porque si no es que no se puede seguir. Estamos desringlàs de tanto limpiar”, explica Amparo entre risas.

Sirviendo los últimos cafés en la terraza antes de poner el mantel de los menús del día está Florentino, Tino para los clientes y amigos, el propietario del Peamflo, el “icónico” establecimiento de Picanya que tantas fuentes señalan también como “emblemático” o “imperdible”. “Hasta Xavi Castillo en sus espectáculos lo dice, que si quieres ver al alcalde de Picanya tienes que ir al Peamflo”, dice Amparo en tono jocoso. Matiza que no hay nada que objetar al alcalde, Josep Almenar, “ha hecho todo cuanto podía, se ha dejado la piel por ayudar al pueblo, que conste”.

Cuando llegamos aquí intentamos desconectar, o por lo menos hablar de otras cosas, porque si no es que no se puede seguir"

Amparo Dasí, vecina de Picanya y clienta habitual

“Abrimos el día 25 y la respuesta fue tremenda, hemos crecido un 30% en esta semana”, explica con los ojos vidriosos. El local, como tantos otros, se inundó aquel 29 de octubre. No les pilló dentro, sino en otro restaurante que tienen junto al polideportivo municipal, zona muy afectada por el desbordamiento del barranco. 

Interior de la cafetería restaurante Peamflo, en Picanya, restaurado tras la DANA

Interior de la cafetería restaurante Peamflo, en Picanya, restaurada tras la DANA 

N.Navarro

En total, fueron tres locales destrozados que han podido reabrir gracias al crédito que habían pedido para activar un cuarto negocio que, ahora mismo, está en pausa porque el edificio, que también estaba en ruinas, ahora además se ha inundado. “Los primeros días limpiamos nosotros y con ayuda de toda la gente voluntaria, pero luego contraté un equipo de limpieza para poder reabrir. La cocina es nueva, las mesas y las sillas también… y las pertas del baño las están colocando ahora mismo, pero ahora todo se permite”, dice en alusión al ruido que hace el carpintero colocándola.

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Cafés que van y vienen, los últimos bocadillos de la mañana y el buen olor que viene de la cocina pueden dar la sensación de que nada ha pasado. Pero el crédito con el que contaba esta empresa familiar ha menguado mucho, el perito aún no ha pasado a revisar las instalaciones y Florentino no olvida las muchas paellas que cocinaron los primeros días para dar de comer caliente a los vecinos. Lo hicieron de la mano de World Central Kitchen, la ONG del chef José Andrés, que aún sigue por el terreno cocinando para los vecinos. 

Florentino sabe que no todos sus compañeros de sector han podido reabrir tan rápido y lamenta que a algunos “les costará mucho”. Pero en su narración, esperanzadora, relata que los 25 trabajadores de su empresa han salido del ERTE y que las reservas no paran de aumentar, sobre todo de cara a las celebraciones navideñas. “En el otro restaurante mi hijo ya lo tiene lleno y aquí me pasa igual, además es que la gente me llama y me dice que lo quiere celebrar aquí, da igual que sea lunes o martes, que quieren venir aquí para ayudar. Estoy muy agradecido”, cuenta Florentino, emocionado.

La gente me llama y me dice que lo quiere celebrar aquí, da igual que sea lunes o martes, que quieren venir aquí para ayudar. Estoy muy agradecido"

Florentino, dueño del Peamflo

Cada noche acercan en furgoneta a los trabajadores del turno de cenas que viven en Torrent, población ubicada justo al lado, y que se quedaron también sin coche. En su almacén, que también se inundó, hay aún mil botellas de vino con las que no sabe qué hacer. Dice que las regalará a los amigos que le han ayudado estos días… igual mil se quedan cortas.

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