Recuperar la normalidad turística

Recuperar la normalidad turística

Vamos a ser realistas. Todos los pronósticos indican que la salida a esta crisis sanitaria será gradual, con temporalidades distintas para el turismo nacional y el foráneo y con afectaciones particulares en cada uno de sus sectores colaterales. No será lo mismo para el mundo de los congresos y las ferias que para los cruceros; para el comercio de la moda que para los grandes festivales de música. Pero hay algunas hipótesis que poco a poco generan consenso. Una es que el turismo de proximidad será determinante en una primera fase de desconfinamiento y otra es que los mercados internacionales se recuperarán en un periodo aproximado de 12 meses.

Partiendo de esta base, conviene trabajar desde la unidad y la cogestión de los intereses mutuos de todo el sector implicado en el turismo y sobre todo con un programa de acciones rápido, eficiente y dinámico que implique al conjunto de la ciudad en la gestión global de la economía del visitante.

El sector vivirá cuando se recupere una gran transformación en términos ambientales y de convivencia cívica

La recuperación llegará en tres fases. La primera, inmediata, deberá apelar al consumo local promoviendo el reencuentro entre el ciudadano y el comercio de proximidad. Es muy importante conseguirlo porqué creará una base sostenible para buena parte del tejido económico de la ciudad.

La segunda tendrá como objetivo atraer visitantes españoles. Es un público fundamental, que va a estar sujeto a múltiples campañas de captación, para el cual hay que sumar los atractivos propios de la ciudad con nuevas propuestas sugerentes, aspiracionales e innovadoras. En este apartado la cultura, la industria creativa o el deporte deben desempeñar un papel decisivo.

Una y otra fase no serán de corta duración. La dinamización del comercio local y la promoción de la ciudad en el entorno nacional serán esenciales para normalizar el sector turístico en los próximos años, por eso es importante regenerar nuestra capacidad para ­idear nuevos contenidos, dinamizar todo el potencial de los alojamientos turísticos y desconcentrar los imaginarios icónicos de la ciudad.

La aplicación tecnológica y la consolidación de nuevos modelos de comunicación online serán esenciales para que la inmediatez de las propuestas tenga capacidad real para atraer públicos con una rápida capacidad de desplazamiento.

Más lentamente recuperaremos al visitante internacional. Las ferias y los congresos estarán afectados por decisiones corporativas complejas, por la progresiva apertura de fronteras y por criterios de gestión de grandes multitudes. Va a ser muy importante mantener nuestra capacidad competitiva, los argumentos que nos convierten en una de las deslocalizaciones más eficientes del mundo y a la vez repensar las alternativas logísticas que afectan a su organización. Los cruceros deberán superar variables psicológicas que pueden afectar a su clientela, pero el puerto de Barcelona tiene una posición privilegiada para liderar la recuperación del sector.

Normalizar el turismo familiar dependerá de las políticas de transporte y movilidad. En este apartado será muy importante establecer alianzas con las grandes plataformas digitales para coordinar mensajes. Barcelona debe hacerlo en estricta coherencia con sus políticas de protección del alojamiento legal, pero, sin duda, la complicidad de los operadores será decisiva para competir en un espacio comercial hipersaturado.

Barcelona recuperará su sólida posición en el mercado turístico europeo y, aunque a corto y medio plazo lo importante es crecer, no debemos olvidar que el sector turístico vivía, y vivirá cuando se recupere, un proceso de profunda transformación en términos de sostenibilidad, adaptación medioambiental y convivencia cívica. Cuando todo vuelva a ser como antes, estos temas volverán a los titulares, por eso el objetivo es recuperar la normalidad para hacerlo mucho mejor.

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