No hay tiempo que perder: Europa, todavía incrédula ante la brecha abierta por Estados Unidos, quiere volver a llevar la delantera. Los movimientos de Donald Trump tratando de arrinconar al Viejo Continente de las negociaciones sobre Ucrania han empujado a los líderes comunitarios a moverse con velocidad. Quien ha tomado la iniciativa es el presidente francés, Emmanuel Macron, que ha movilizado de urgencia esta tarde en el Elíseo a los dirigentes de las potencias europeas, así como a la cúpula comunitaria y al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, para dibujar la propuesta europea para Ucrania.
El encuentro fue avanzado el sábado por el ministro de Exteriores polaco, Radoslaw Sikorski, pero hasta este domingo por la tarde no se supo qué formato tendría. Al final, según aclaró el Elíseo, será una reunión de los mandatarios de ocho países junto a Rutte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, António Costa.
Fuentes de la Moncloa confirmaron la presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la cita que se celebrará a las 16h en la residencia oficial del presidente de la República Francesa. Además de Macron y de Sánchez, participarán Olaf Scholz (Alemania), Keir Starmer (Reino Unido), Giorgia Meloni (Italia), Donald Tusk (Polonia), Dick Schoof (Países Bajos) y Mette Frederiksen (Dinamarca). Por lo tanto, un formato más reducido que el de las habituales cumbres europeas, en el que no estarán los líderes de los 27 países miembros de la UE. “Sus debates podrán continuar después en otros formatos, con el objetivo de reunir a todos los socios interesados en la paz y la seguridad en Europa”, apuntaron. La cita sigue a la de la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, que se vio ayer con los ministros de Exteriores que seguían en Munich.
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Emmanuel Macron y Volodimir Zelenski en un encuentro que mantuvieron en Bruselas en diciembre de 2024
El objetivo del petit comité es trabar una estrategia de forma ágil y decidir qué quiere poner Europa sobre la mesa para estar presente en las negociaciones de paz sobre Ucrania y no abandonar al país, después de que Trump decidiera unilateralmente llamar al presidente Vladímir Putin para comenzar el proceso y solo después informar al ucraniano Volodímir Zelenski. Todo se acelera en cuestión de horas. Representantes estadounidenses ya han volado a Arabia Saudí para preparar con los rusos un encuentro entre Trump y Putin en ese país, sin que los europeos estén invitados a participar.
La gota que colmó el vaso fue que el general Keith Kellogg, elegido por el magnate como el enviado para Ucrania, excluyera desde Alemania que Europa fuese a desempeñar un papel en las negociaciones. Preguntado en un evento en los márgenes de la Conferencia de Seguridad de Múnich sobre la presencia de representantes de la UE o de los países miembros en las negociaciones, se declaró partidario de “la escuela del realismo”. “Esto no va a ocurrir”, subrayó.
Sánchez acudirá junto a los líderes de Alemania, el Reino Unido, Italia, Polonia, Países Bajos y Dinamarca
Estados Unidos ha pedido concreción a los europeos para saber qué pueden aportar al futuro paraguas de seguridad para el día después del alto el fuego. Los americanos ya han enviado un cuestionario a las capitales para que detallen qué armas o tropas podrían enviar, según avanzó el Financial Times . En esto, Macron está siendo protagonista: son los franceses quienes mantienen el principal contacto con la Casa Blanca de Trump, motivo por el que ha sido el presidente francés quien ha convocado esta cumbre extraordinaria a solo una semana del tercer aniversario de la invasión rusa. “Creemos que, como resultado de la aceleración en la cuestión de Ucrania, y también como resultado de lo que dicen los líderes estadounidenses, los europeos tenemos que hacer más, mejor y de forma más coherente por nuestra seguridad colectiva”, indicaron desde el Elíseo.
Una de las cuestiones encima de la mesa es comenzar a determinar cómo podrían formularse las “garantías de paz” que pide Zelenski para asegurarse de que Rusia no volverá a atacar a sus fronteras. Con esto, Europa podría exigir estar en las negociaciones con más peso y además tener claro qué pide a Washington como contrapartida. El Pentágono ha indicado que no enviará a tropas estadounidenses a Ucrania, porque quiere centrarse en el escenario mundial que más le interesa, el Indopacífico. Queda por saber si esta posición es fija y si hay otro papel que se le podría reclamar a Washington.
Si todo sigue así, la pregunta es qué está dispuesto a aportar cada país para un futuro blindaje de Ucrania. Es evidente que no todos los europeos se van a implicar al mismo nivel. La determinación militar se decidirá entre las capitales, y no en Bruselas. Aquí hace tiempo que sobrevuela la idea de una “coalición de los voluntariosos”, es decir, de los más dispuestos a poner más tropas sobre el terreno. Francia y el Reino Unido podrían aportar gran parte de estos efectivos.
El canal de comunicación París-Washington es clave en la presente coyuntura y podría explicarse por la buena relación que mantuvieron Trump y Macron en el primer mandato del inquilino de la Casa Blanca. Pero el gran protagonismo de Macron se explica también por razones políticas internas, pues el presidente francés, después de que sus partidarios perdieran la mayoría en la Asamblea el verano pasado, tiene ya poca influencia en los asuntos domésticos y debe refugiarse en sus prerrogativas en la esfera internacional y de defensa.
La política francesa entronca con una larga tradición de autonomía estratégica que viene del general De Gaulle, siempre muy escéptico sobre la garantía real que ofrecían Estados Unidos y la OTAN a Europa durante la guerra fría. De Gaulle no se fiaba del “paraguas” protector norteamericano y por eso construyó una fuerza nuclear de disuasión propia. Muchos políticos y analistas constatan ahora que la historia le ha dado la razón.
También estarán presentes la cúpula de la UE, Von der Leyen y Costa, y el secretario general de la OTAN
El ministro de Asuntos Exteriores francés, Jean-Noël Barrot, fue duro con el vicepresidente J.D. Vance y sus acusaciones de que los países europeos no respetan la libertad de expresión. Barrot dijo que “nadie está obligado a adoptar nuestro modelo, pero nadie puede imponer el suyo”. El jefe de la diplomacia francesa insistió en “mantener la sangre fría” y “no dejarse intimidar”. El ministro piensa que el reto que plantea la Administración Trump puede acabar siendo benéfico porque “un viento de unidad sopla en Europa, como no lo habíamos sentido desde el periodo de la covid”.